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La crisis de la lira turca que ha causado una monumental debacle en los mercados mundiales hace apenas unos días ha dado paso a un incómodo silencio mientras los inversores han estado a otras cosas. Pero no hay que llamarse a engaño: el episodio en el país otomano está lejos de haber alcanzado su final y dará guerra, mucha, en la última mitad del año, mientras en 2019 Turquía se enfrenta a una gran recesión y su moneda aún se depreciará otro 10% adicional.

Después de la agonía de la divisa eurasiática, que llegó a hundirse más de un 30% solo en agosto, la moneda se enfrascó en un movimiento de consolidación al que ha ayudado el cierre de los mercados turcos durante cuatro días por vacaciones. Pero la vuelta a la actividad ha pintado de rojo de nuevo a la moneda, que se deja un 2,4%, y todas las apuestas están contra el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, al que no creen capaz de sacar a la nación de la inmensa crisis crediticia en la que se halla inmersa. Y tampoco de enderezar sus relaciones diplomáticas con EEUU, cuyas sanciones han servido de excusa para colocar al país en la picota.

Los economistas son casi unánimes al cuestionar el efecto de las medidas decretadas por el presidente turco, que sólo serán eficaces a corto plazo y se mostrarán insuficientes más adelante. Una falta de confianza de los mercados que quedó patente en las rebajas de la nota de la deuda de Standard and Poor's y Moody's debido a la ausencia de un plan "creíble" de Ankara frente a las actuales turbulencias.

La lira cerrará el año en las 6,50 unidades por dólar. Un recorte de un 6% desde el precio actual en las 6,10 liras en que se ha instalado la divisa

Lo lógico, por lo tanto es que la lira, que ha llegado a desplomarse un 47% en 2018, después de alcanzar su mínimo histórico del 13 de agosto, en las 7,24 liras por dólar, se deslice de nuevo hasta este nivel, para cerrar el año en las 6,50 unidades por dólar. Un recorte de un 6% desde el precio actual en las 6,10 liras en que se ha instalado la divisa.

Así lo indican los expertos de Ebury, quienes anticipan que “la moneda podrá mantener una estabilidad relativa en las próximas jornadas/semanas en torno a los niveles actuales ya que las autoridades turcas continúan exprimiendo a los vendedores en corto con medidas de emergencia”. No obstante, no vislumbram “un fondo definitivo a la reciente caída de la lira”.

2019, EL AÑO DE LA RECESIÓN

La firma especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas muestra su escepticismo sobre la capacidad del Gobierno turco para abordar la crisis de su moneda. “Creemos que incluso la combinación de medidas de austeridad y grandes alzas de tipos de interés por parte del banco central pueden ser insuficiente para frenar la inflación, casi en el 16%, y la lira, y no se puede descartar un paquete de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI) más adelante”.

Por más que Erdogan ha descartado esta posibilidad, los economistas siguen planteando la asistencia financiera internacional como una solución. Aunque expertos como los de Berenberg son críticos con una ayuda de este tipo sin que vaya acompañada de “un giro de 180 grados en la política del país que restaure la confianza en los mercados”.

Pero el sentimiento hacia Turquía se ubica en las antípodas y se alerta de una gran recesión que llegará tan pronto como el año próximo. Así lo aseveran desde S&P, quienes auguran que la extrema volatilidad de la lira y el fuerte ajuste de la balanza de pagos dinamitará una economía que supone el 1% del PIB mundial.

Y en este contexto, desde Ebury prevén que la divisa otomana marque un nuevo mínimo en el segundo trimestre de 2019 y llegue a junio cambiándose de manos en 7,25 unidades por dólar. De ahí, seguirá perdiendo posiciones hasta cerrar el próximo año en 8,00 liras por cada ‘billete verde’. Contra la moneda europea, esperan que acabe 2018 con un cambio de 7,55 liras por cada euro y de 9,20 liras por euro en 2019.

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