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El sector turístico español es, y será, uno de los grandes perjudicados de la crisis de la lira turca. La devaluación de la divisa, un 25% solo en agosto y un 40% en todo el año, ha hecho que los precios estén más bajos. Los hoteles y los tour turísticos son más asequibles. Sol y playa a mejor precio que en España. La presión ya se empieza a notar en los precios de los hoteles instaurados en el país.

“La situación actúa como un revulsivo para recuperar el turismo en España”, asegura Rafael Gallego, presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV). Y añade que la devaluación de la lira es “un aliciente más de cara a la nueva temporada”. Gallego explica que este año se ha podido salvar porque ya había contratos firmados, pero “se está empezando a negociar la temporada de 2019 y ahí sí que se va a notar”.

De hecho, apunta que los touroperadores ofertarán paquetes turísticos a Turquía por el precio barato: “Afectará a turistas de los mercados tradicionales que son competencia como alemanes, británicos o rusos”, añade el presidente de la CEAV. Insiste en que las agencias y operadores “buscan el mejor precio para sus clientes y Turquía es uno de los destinos más barato, junto a Egipto y Túnez”.

Asimismo, Gallego lamenta que la caída de la lira turca haya abaratado los precios de los hoteles, que pueden llegar a estar un 30%-40% por debajo del precio de los alojamientos españoles. Explica que también es una cuestión de que el gobierno turco ha subvencionado a aerolíneas y compañías de cruceros para que hagan escala en Turquía o atraquen en el país.

No se puede competir, porque muchos de los costes llegan por costes laborales, “ni debemos entrar en ese juego”.

El presidente de la Confederación asegura que la solución para detener la fuga de turistas a estos destinos más baratos no pasa por abaratar la oferta “es imposible hacerlo”. De hecho, explica que no se puede competir, porque muchos de los costes llegan por costes laborales, “ni debemos entrar en ese juego”.

De esta manera, asegura que hay que poner en valor todo aquello que se viene dando al turista y que no va incluído en el precio: “La seguridad española, la sanidad, el poder salir del hotel sin riesgo, las infraestructuras”, enumera el presidente. Además, Gallego explica que tampoco ayuda a repuntar el turismo español las campañas de turismofobia que se han creado.

Los hoteles españoles están rebajando los precios de sus paquetes para las vacaciones de verano ante la reactivación de destinos como Turquía y el norte de África, mientras que en España el turismo está tocando techo tras cinco años récord.

El turismo representa alrededor del 11% de la producción económica española y el número de visitantes extranjeros subió hasta los 82 millones el año pasado, convirtiendo a España en el segundo país más visitado del mundo después de Francia.

Los hoteles de España han aprovechado la popularidad del país como destino turístico e incrementaron los precios de media un 21,4% en el período 2013-2017, según estadísticas oficiales. Pero ahora, rivales como Turquía, Túnez y Egipto están recuperando turistas tras varios años de crisis al ser considerados como destinos menos seguros.

Por otro lado, fuentes de Meliá Hotels aseguran que sí que se está notando una fuerte presión sobre los precios “teniendo en cuenta la disponibilidad de todos los destinos antes afectados por la inestabilidad como Turquía, Túnez, etc, durante los últimos años”. Coinciden con Gallego en que esta competencia es especialmente fuerte para la Tour-operación de paquete.

Sin embargo, matizan que en el caso de Meliá, a un nivel agregado de su oferta, “podemos decir que en España estamos manteniendo un saludable nivel de RevPAR (Ingreso Medio por Habitación) que crece un 3% sobre el año pasado, gracias a un mayor componente de cliente directo, Agencias de Viajes On Line (OTA’s) y a nuestra estrategia de posicionamiento de producto, con un nivel similar de precios en temporada alta, al del año 2017”.

LA CRISIS DE TURQUÍA

La crisis económica turca es una de las protagonistas del verano. Según Berenberg, Turquía presenta los síntomas de un recalentamiento de la economía “de manual”: abultado déficit por cuenta corriente, elevada inflación y dependencia del crédito.

La receta de la entidad germana ante estos ‘males’ no es otra que la que reza la norma, es decir, subir los tipos de interés y prudencia fiscal, pero con una diferencia, ya que también “debe enviar una fuerte señal a los mercados globales y a su ciudadanía de su firme compromiso a llevar a cabo una reforma en profundidad de sus políticas”. Y propone cuatro puntos fundamentales.

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