la bce deploiera un nouvel instrument si besoin pour eviter la fragmentation lagarde
Christine Lagarde, presidenta del BCE.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha recordado ante el Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo que el organismo que preside espera volver a subir los tipos de interés oficiales en septiembre y que la calibración de esta subida de tipos dependerá de la actualización de las perspectivas de inflación a medio plazo.

“Si las perspectivas de inflación a medio plazo persisten o se deterioran, será apropiado un incremento mayor en nuestra reunión de septiembre”, ha asegurado Lagarde. La presidenta del BCE también ha señalado que, tras cumplirse las “condiciones subyacentes a nuestra orientación futuras”, el Consejo de Gobierno ha acordado elevar los tipos de interés oficiales en 25 puntos básicos en su reunión de julio, así como finalizar el programa de compras de activos a partir del 1 de julio.

Asimismo, Lagarde ha señalado que prevé que será “adecuado” establecer una “trayectoria gradual pero sostenida” de nuevos aumentos de los tipos de interés, algo que dice estar en línea con el compromiso del Consejo de Gobierno del BCE en volver a situar la inflación en su objetivo del 2% a medio plazo. “El ritmo de ajuste de nuestra política monetaria dependerá de los datos que lleguen y de cómo evaluemos la evolución de la inflación a medio plazo”, ha apuntado la banquera central.

Además, la presidenta del BCE ha apuntado que, desde que se inició el proceso gradual de normalización de la política en diciembre de 2021, el organismo se ha comprometido a actuar contra el resurgimiento de los riesgos de fragmentación. “La pandemia ha dejado vulnerabilidades duraderas en la economía de la zona del euro que, de hecho, están contribuyendo a la transmisión desigual de la normalización de nuestra política monetaria entre las distintas jurisdicciones”, ha afirmado antes de recordar las decisiones tomadas la pasada semana: el impulso de un instrumento antifragmentación y la flexibilidad en la reinversión de reembolsos que venzan en la cartera del PEPP.

Por otra parte, Lagarde ha reconocido que la actividad de la zona del euro se está viendo frenada por los elevados costes de la energía, la intensificación de las interrupciones del suministro y el aumento de la incertidumbre, que afectan en particular al sector manufacturero. Con todo, el levantamiento de las restricciones derivadas de la pandemia, las buenas perspectivas para la temporada turística y la solidez del mercado de trabajo “seguirán apoyando los ingresos y el consumo”.

“Se espera que los vientos en contra derivados de los elevados costes de la energía, el deterioro de la relación de intercambio, la mayor incertidumbre y el impacto adverso de la elevada inflación sobre la renta disponible desaparezcan gradualmente”, ha explicado Lagarde. En consecuencia, las últimas proyecciones de los servicios del Eurosistema prevén un crecimiento del 2,8% en 2022 y del 2,1% en 2023 y 2024.

Asimismo, ha recordado que la inflación de la eurozona se ha situado en el 8,1% en mayo, con los precios de la energía repuntando un 39,2% en tasa interanual y los alimentos encareciéndose un 7,5% más que hace doce meses. “Las subidas de precios se están generalizando en todos los sectores y las mediciones de la inflación subyacente han seguido aumentando”, ha explicado la presidenta del BCE.

En cuanto a los salarios, Lagarde ha señalado que el crecimiento de estos “ha empezado a repuntar, aunque sigue siendo moderado”. “Esperamos que el crecimiento de los salarios negociados se fortalezca ligeramente en 2022 y se mantenga por encima de los niveles medios durante el horizonte de proyección, apoyado por la rigidez de los mercados laborales, los aumentos de los salarios mínimos y algunos efectos de compensación de las altas tasas de inflación”, ha añadido la presidenta del BCE.

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