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Óscar J. Barroso - Europa Press

Las tensiones comerciales y el aumento de las regulaciones están haciendo que los inversores chinos se hayan batido en retirada en Estados Unidos y Europa durante 2018. Sin embargo, España ha sido la gran excepción, con un espectacular aumento del 162% en las inversiones de empresas chinas, según señala un estudio elaborado por Baker McKenzie.

Las empresas provenientes del gigante asiático invirtieron hasta 1.170 millones el año pasado en España, aunque casi todo estuvo destinado a una sola operación: la adquisición por parte de Orient Hontai Capital del 53,5% de Imagina Media, la productora que integra a Globomedia y Mediapro que dirigen Jaume Roures y Tatxo Benet. La operación estuvo valorada en 1.016 millones y fue la quinta inversión por tamaño en Europa realizada por compañías chinas en 2018.

El aumento en las inversiones chinas en España se ha convertido ya en una clara tendencia desde hace un lustro. Según otro informe publicado el pasado verano por Solunion, el valor de las operaciones chinas en España se multiplicó por ocho en los últimos cinco años. Los sectores más favorecidos por estas transacciones fueron el de las telecomunicaciones, hostelería, inmobiliario y energía.

En los últimos años Urbaser, Grupo Miquel o Noatum fueron algunas de las empresas españolas de estos sectores que fueron adquiridas por inversores chinos.

REDUCCIÓN DE LA INVERSIÓN CHINA A NIVEL GLOBAL

España ha sido, sin embargo, una excepción, en un año en el que las empresas chinas ha disminuido considerablemente su apetito inversor, particularmente en Estados Unidos y el conjunto de Europa. La guerra comercial que ha provocado la subida de aranceles por parte de las dos mayores potencias económicas del planeta ha llevado a que la inversión china en Estados Unidos haya caído un 83% en un solo año.

No solo las subidas arancelarias han penalizado a la inversión china en Estados Unidos, sino también el endurecimiento de las restricciones a las operaciones procedentes del país asiático por parte de Whasington. La compra, por parte de empresas chinas, de infraestructuras estratégicas como el puerto del Pireo o la inversión en empresas de enorme peso como Daimler, Volvo y EDP ha puesto en alerta a Bruselas, que prepara su propia regulación para controlar las operaciones procedentes de China.

Otro países de la Unión han comenzado a desarrollar sus propias regulacioes, pero España, con sus escasos mecanismos de control sobre inversiones extranjeras, se ha convertido en una suerte de oasis para los inversores chinos.

"A la espera de que la UE establezca una regulación al respecto, mercados relevantes para China como pueden ser Francia, Alemania, Italia o Reino Unido están fortaleciendo o en proceso de endurecer sus regímenes de control de inversiones provenientes de terceros países, explica Maite Díez, socia de M&A de Baker McKenzie. “No es el caso de España, donde los mecanismos de control sobre inversiones extranjeras son muy limitados, lo que podría hacer que veamos un aumento de las inversiones chinas en España en los próximos meses respecto de otros países de nuestro entorno”.

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