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La inflación de la zona euro creció un 0,8% en septiembre, por debajo de la estimación preliminar de Eurostat del 0,9%, y a su ritmo más lento en casi tres años, según lo publicado este miércoles por la agencia de estadísticas comunitaria. El dato supone una nueva advertencia sobre la economía europea.

La lectura revisada del Índice de Precios al Consumo (IPC) marca una desaceleración más pronunciada desde el crecimiento del 1% en agosto y fue la tasa más baja desde noviembre de 2016, cuando los precios crecieron un 0,6% en el bloque comunitario.

Los precios de la energía cayeron un 1,8%, a la vez que en el sector de servicios, el más grande del bloque, aumentaron un 1,5%

Esta bajada se debió a una inflación menor a la esperada para los productos industriales, marcando una nueva señal preocupante para el sector manufacturero europeo, que se enfrenta a caídas en la producción y en la confianza. Así, los precios de los bienes industriales, excluyendo la energía, subieron apenas un 0,2% en el año en septiembre, revisando la estimación anterior de un aumento del 0,3%.

Mientras, los precios de la energía cayeron un 1,8%, a la vez que en el sector de servicios, el más grande del bloque, aumentaron un 1,5% en línea con las estimaciones anteriores. Excluyendo energía, alimentos, alcohol y tabaco, la inflación creció un 1% en septiembre, según Eurostat, confirmando sus cifras anteriores.

Esta caída en el IPC puede llevar a plantearse nuevas preocupaciones sobre el estado de la economía de la zona euro y reavivar el debate dentro del Banco Central Europeo (BCE) sobre cómo perseguir su objetivo de mantener la inflación por debajo pero cerca del 2% a medio plazo.

Entre los países de la UE cuyos datos están disponibles, la evolución más débil de los precios se observó en Chipre, donde bajaron un 0,5%, mientras que en Portugal cayeron un 0,3%. Por su parte, la inflación se situó en el 0,2% en España, Grecia e Italia. Por el contrario, las mayores presiones inflacionistas se registraron en Rumanía (3,5%), Eslovaquia (3%) y Hungría (2,9%). En el caso de España, la tasa de inflación armonizada se situó en septiembre en el 0,2%, la mitad que en el mes anterior. De este modo, el diferencial de precios favorable a España respecto de la zona euro se mantuvo en septiembre en seis décimas.

"Los efectos básicos en los precios del petróleo apuntan a una mayor debilidad en la inflación energética en octubre, pero luego se revertirá a fin de año", señalan en Pantheon Macroeconomics, que creen que el IPC se elevará al 1,2% en los próximos seis meses. "Esto no molestará al BCE, que ahora está bloqueado por una política monetaria muy laxa, aunque ahora estamos inclinados a creer que el banco central no reducirá aún más su tasa de depósito en el primer semestre del próximo año, ya que la economía comienza a recuperarse lentamente del susto de crecimiento de este año".

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