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Imagen de una plataforma de gas y petróleo frente a la costa de LibiaAntonio Sempere - Europa Press - Archivo

Europa lleva meses preparada para una recesión que puede no llegar, ya que como recuerdan los analistas de Muzinich, el consenso sobre esta contracción ha desaparecido, lo que no quiere decir que no se vaya a producir, sino que dependerá de la evolución de ciertos factores, entre los que se encuentra el precio del petróleo, que este año afrontará varias pruebas de fuego, con la reapertura de China a la cabeza.

"El petróleo es una variable clave y es catalizador de cualquier posible recesión, en un momento en el que el consenso al respecto ha desaparecido por completo en Europa", aseguran desde la firma, y señalan también "la reapertura más rápida de lo previsto de China, la resistencia del sector privado y la modesta relajación de las condiciones financieras mundiales" como elementos que alejan la posibilidad de una contracción económica en el Viejo Continente.

En este sentido señalan que si el barril de Brent, de referencia en Europa, se acerca a la barrera de los 90 dólares, entraría en niveles que "podrían lastrar la actividad, empujar al alza la inflación y activar a los bancos centrales".

"Es importante entender cómo se conforma el precio del petróleo, y cómo afectan la oferta y la demanda, factores clave que intervienen en la fijación del precio del barril Brent, y que contribuyen a su vez a un posible incremento de los datos del IPC", manifiestan.

Por el lado de la oferta, señalan, dos grandes componentes para tener en cuenta son el gas de esquisto estadounidense y Rusia. El primer elemento puede tener un efecto negativo en el precio, ya que, a medida que sube el coste del petróleo, los productores de esquisto, más caro, se ven incitados a aumentar la producción.

Los analistas prevén que la producción de esquisto aumente este año, "pero será difícil superar las previsiones". Esto se debe al desempleo en el sector del petróleo y el gas, que se mantiene en niveles mínimos históricos, lo que impulsa los salarios al alza, junto con un mayor coste de financiación en los mercados de capitales.

Combinando este aumento de los costes con la limitada capacidad excedentaria de los equipos de fracturación hidráulica y el descenso de las tasas de producción, "parece improbable una sorpresa al alza significativa de la oferta de esquisto".

Además, se espera que el suministro de petróleo ruso disminuya a medida que las restricciones surten efecto. "Esto no ha sido así hasta ahora, ya que a Rusia le interesa maximizar la producción para financiar su maquinaria bélica, aunque se espera que el embargo de productos petrolíferos tenga un mayor impacto en el suministro que las restricciones del crudo iniciadas el año pasado", destacan.

LA DEMANDA

En la ecuación del petróleo, el lado de la demanda ha sido uno de los principales factores de la subida de precios desde el pasado mes de diciembre, a medida que los inversores ajustaban sus expectativas sobre la necesidad mundial de petróleo. Esto se ha visto impulsado "por la reversión de la política de cero Covid de China, una recuperación de la actividad más rápida de lo previsto, la reanudación de los viajes internacionales y la recesión que, hasta ahora, no se ha producido en los países occidentales".

"Esto podría suponer un aumento de la demanda de 1 millón de barriles diarios en 2023, lo que equivaldría a un incremento de los precios de 16.000 millones de dólares", aseguran.

El componente final más importante para la fijación de los precios del petróleo es la OPEP+, que controla aproximadamente el 50% de la oferta mundial y podría definir como objetivo el mantenimiento de unos niveles de inventario estables.

Además, las reservas en la Reserva Estratégica de Petróleo de EEUU están en niveles "no vistos en décadas", y la actual Administración del país ha anunciado su intención de readquirir reservas de petróleo del tipo West Texas Intermediate (WTI) a un precio comprendido entre 67 y 72 dólares por barril.

"Volver a situar los niveles de reservas de petróleo en la media de los últimos diez años equivaldría a la compra de unos 280 millones de barriles", ilustran desde Muzinich.

Los precios del petróleo se han ajustado a la evolución del crecimiento económico mundial, pero una nueva subida de los precios a partir de ahora "podría ir en contra de la economía mundial".

"La caída de los precios del petróleo aún podría producirse en la segunda mitad de 2023 si el crecimiento económico decepciona, pero la OPEP+ y EEUU ya han fijado unos claros marcadores. Lo mejor para los inversores sería que el petróleo se mantuviera en un rango de entre 70 y 90 dólares por barril en 2023", concluyen.

¿ALCANZARÁ LOS 90 DÓLARES?

Los analistas de Bank of America señalan que el recorte de la producción de 500.000 barriles diarios a partir de marzo anunciado por Rusia "debería empujar al Brent por encima de los 90 dólares", aunque "el aumento de las existencias moderará la apreciación".

"Además, los precios más bajos del gas natural deberían aliviar aún más los balances petroleros, y la OPEP tiene más capacidad de producción disponible que hace seis meses. Por lo tanto, el riesgo de un gran aumento del precio del petróleo en 2023 se ha reducido mucho", subrayan.

También destacan que "la demanda de combustible para aviones seguirá siendo el motor de los mercados petroleros y las economías emergentes liderarán el crecimiento de la demanda".

"La falta de inversión estructural también debería dar a la OPEP+ más poder de mercado, y las existencias estratégicas vacías podrían poner un piso a los precios a medida que los gobiernos las reponen. Los equilibrios de mercado deberían mantenerse ajustados en 2024 y 2025. Incluso entonces, los equilibrios de mercado ajustados podrían invertirse en 2027 o 2028", concluyen.

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