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El presidente de los EEUU, Donald Trump, ha vuelto a mostrar que no tiene problemas en interferir en el tipo de cambio del dólar. En una entrevista en la CNBC ha cargado contra la fortaleza del ‘billete verde’, que supone un problema para las exportaciones, según sus palabras. Y ha ido más allá al criticar el ritmo de las subidas de tipos de la Reserva Federal (Fed). Tras estas declaraciones, el yen, el euro y la libra han remontado parte de las recientes caídas contra la moneda de EEUU.

No es la primera vez que el presidente estadounidense expresa su disgusto porque un dólar fuerte representa una desventaja para EEUU y afecta a la competitividad del país. La apreciación de la moneda, además, es un problema en el contexto de guerra comercial en el que se ha embarcado el republicano, ya que junto a los aranceles que ahora gravan las exportaciones estadounidenses a la Unión Europea y China, el impacto en la balanza comercial puede ser demoledor.

Los comentarios de Trump también han incluido al yuan, que “está cayendo como una piedra", ha dicho el mandatario. Una apreciación que no dista de la realidad, ya que el renminbi se ha desplomado a mínimos de un año contra su rival estadounidense, después de que el Banco Popular de China haya fijado el tipo de cambio diario a la baja por séptimo día consecutivo. El yuan ha cedido posiciones más allá de las 6,81 unidades por dólar y acumula una depreciación de un 8% en los tres últimos meses.

El euro, la libra y el yen, que han sufrido el rally del dólar de corto plazo, han aprovechado las palabras de Trump para remontar terreno ante su contraparte de EEUU. Así, el euro, que había coqueteado el jueves con el cambio de los 1,16 dólares, ha escalado por encima de los 1,1650 dólares en la apertura europea, ganancias que ha prolongado después del arranque de Wall Street y también tras la publicación de la entrevista completa con la CNBC -las declaraciones referentes al dólar eran sólo un adelanto-.

En la cadena estadounidense ha dicho que está preparado para aplicar aranceles a todos los productos chinos importados a Estados Unidos en caso de necesidad. Una medida que significa imponer impuestos por valor de medio billón de dólares, que es a lo que ascendió el comercio con el gigante chino en 2017.

La libra, todavía muy lastrada por el varapalo a la primera ministra británica, Theresa May, en el Parlamento por la ley aduanera del Brexit, ha subido inicialmente de forma más moderada, hasta los 1,3020 dólares, desde los mínimos de 14 meses en los 1,30 dólares. Pero en la apertura de la Bolsa estadounidense ha escalado hasta los 1,31 dólares.

El yen, por su parte, también ha escalado notablemente desde los mínimos de seis meses en las 113,18 unidades por dólar, hasta los 112,00 por dólar, rally que ha estirado hasta máximos de 10 días en los 118,80 yenes por dólar.

La visión de los expertos de Danske Bank es que la oleada de ventas en el dólar, que había tocado máximos del año impulsado por el optimismo del presidente de la Fed y la expectativa de dos incrementos más de tipos este año, ha sido un poco “exagerada”. Desde Mizuho creen que, si bien la moneda debería estabilizarse, los comentarios de Trump han dinamitado su rally ya que “muchos inversores que estaban ultimando sus compras en el dólar se lo pensarán dos veces antes de invertir en la moneda”.

RESPETO A LA INDEPENDENCIA DE LA FED CON ‘PEROS’

Mucho más sorprendente que la injerencia verbal en el mercado de las divisas que ha “mandado un nuevo mensaje de que el Gobierno estadounidense está preocupado por el tipo de cambio”, agregan desde el banco nipón, ha sido la crítica a la Fed. “La tradición dicta que un presidente no debe comentar jamás la acción del banco central”, recuerda Michael Hewson, analista de CMC Markets.

“Pero estos son tiempos inusuales”, prosigue, y Trump no es un mandatario al uso. El republicano ha dejado claro que no está “emocionado” con las subidas de tipos porque teme su impacto en la economía. La Casa Blanca ha tenido que salir a arreglar el ‘estropicio’ (otra vez) y en un comunicado ha subrayado que respeta la independencia del banco central.

Las críticas de Trump, en especial al banco central, han cogido al mercado con la guardia baja, a pesar de que no es la primera vez que se dedica a comentar el tipo de cambio. El año pasado ya opinó que el dólar era “demasiado fuerte”, pero ha sido la primera vez que ha relacionado directamente el dólar y el comercio exterior, lo que da más argumentos a los defensores de que estamos inmersos en una guerra de divisas, además de en una guerra comercial.

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