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Tanto en términos reales (teniendo en cuenta la inflación en diferentes países) como en términos nominales, el dólar está más o menos donde estaba hace 20 años. Después de varios retrocesos durante la crisis del primer semestre de este año, provocada por la pandemia y sus estragos económicos, parece haberse embarcado en una tendencia a la baja en la que influyen varios factores, aunque las acciones de la Reserva Federal (Fed) están siendo fundamentales. En concreto, el banco central se ha encargado de aliviar la escasez del ‘billete verde’ en las reservas de divisas de los reguladores económicos de otros países hasta que la demanda de dólares ya ha empezado a caer, según datos de Standard Chartered Plc. Aún así, los expertos no creen que la moneda de EEUU “pierda su status de moneda mundial”.

La tensión en Estados Unidos es palpable. El número de muertos por el Covid-19 sigue aumentando y simultáneamente se suceden protestas contra el racismo a lo largo de todo el país, lo que socava la confianza en la moneda, señala François Rimeu, estratega senior de La Française AM. Paralelamente, rebotes puntuales al margen, fruto de las recientes tensiones geopolíticas, el valor de la moneda tiende a la baja a causa del compromiso de la Fed por sujetar los rendimientos a largo plazo e idealmente en negativo con tal de que la economía crezca.

Pero el mayor signo de la debilidad del dólar proviene del mercado petrolero. El mundo ha estado en un "estándar petrolero" informal durante décadas, con transacciones denominadas en dólares, lo que prácticamente garantiza una relación inversa entre el dólar y el precio del petróleo, por lo que si no hay una recuperación de los precios del crudo, persistirá la atonía de la divisa estadounidense, subrayan los expertos.

Con todo, actualmente el dólar está caro, si se juzga por la métrica clásica, es decir, el tipo de cambio efectivo real”, comenta Rimeu en una nota para clientes, por lo que apuesta porque se mantenga en una tendencia depreciativa en los próximos meses. Además, “Estados Unidos tiene un persistente déficit por cuenta corriente, que es negativo para su moneda, los tipos de interés reales han ido disminuyendo de manera constante en Estados Unidos, llegando a cero en marzo de 2020 y el mercado parece estar posicionado muy largo en el dólar”, agrega el experto.

Y aún así, el analista de la Française AM explica que la moneda no está de camino a perder su posición de referente del mercado. “Para que suceda esto, los inversores tendrían que creer que existe una alternativa viable”, indica, pero en la actualidad, “no vemos una moneda lo suficientemente fuerte para desempeñar ese papel”. La siguiente moneda más popular tras el dólar es el euro. Sin embargo, a finales de 2019, el euro sólo representaba el 20,54% de las reservas oficiales de divisas, frente al 60,89% copadas por el dólar. Este reparto ha sido más o menos estable en los últimos 20 años, “por lo que no vemos que haya un impulso a favor del euro”, explica Rimeu.

EL BITCOIN, ¿UN SUSTITUTO?

Algunas partes han sugerido el bitcoin como alternativa a la moneda estadounidense, “pero estamos muy en desacuerdo con esa opción, ya que, entre otras razones, no ofrece transparencia, no existe un banco central que la emita y tiene altos niveles de volatilidad”, comenta el analista de la gestora con sede en Frankfurt.

Además, países como China y Japón, que están en posición de debilitar el dólar debido a su excesiva participación en el mismo, “no están dispuestos a hacerlo, ya que también viven de sus exportaciones a los Estados Unidos”, argumenta. Sin embargo, “están diversificando lentamente sus economías, aunque necesitarán tiempo hasta lograr la desvinculación económica con los Estados Unidos”, redondea el analista.

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