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La situación económica en Europa no es sencilla. La alta inflación, la escalada de precios de la energía o las tensiones geopolíticas resultantes de la guerra de Ucrania se han combinado con las subidas de tipos de interés de los distintos bancos centrales para crear una mezcla letal para la economía. Los riesgos de recesión siguen aumentando y el sentimiento en los mercados es muy negativo. Por ello, S&P Global Ratings ve un destacado frenazo del crecimiento en el Viejo Continente en 2023 y señala que las condiciones crediticias “están sometidas a una gran presión”. “Se espera que las tasas de impago alcancen el 3% a mediados de 2023”, aseveran.

En este sentido, S&P asegura que las condiciones de financiación se endurecerán “aún más” a medida que el crecimiento se ralentice y hay más riesgo de que aumente la tasa de impagos en el futuro. “Actualmente, alrededor del 30% de las empresas europeas tienen grado especulativo (calificación ‘B-’ o inferior)”, apuntan. Una circunstancia que pondrá blanco sobre negro la solvencia de las compañías del Viejo Continente, “principalmente cuando la carga de la deuda sea elevada o las necesidades de refinanciación sean significativas”.

"El endurecimiento de la política monetaria seguirá siendo necesario para frenar la inflación, que esperamos que alcance un máximo de alrededor del 10% en la zona del euro, lo que llevará a unas condiciones de financiación más restrictivas”, explican desde S&P.

Con todo, esta tormenta perfecta que golpea a Europa podría no terminar en una recesión general. Las previsiones de los expertos de la firma neoyorquina son un estancamiento en el cuarto trimestre de 2022 y en el primer trimestre de 2023, lo que provocará que el crecimiento del PIB comunitario el próximo año no supere el 0,3%. Asimismo, estiman que las economías alemana y británica sufrirán recesiones “poco profundas”, con una contracción del PIB del 0,4% y del 0,3%, respectivamente.

No obstante, el equipo de S&P Global Ratings ve “probable” que la inversión se resienta más de lo estimado, aunque la “política monetaria acomodaticia, el apoyo gubernamental en torno a los costes de la energía y el bajo desempleo están sirviendo de apoyo a la economía”.

En cuanto a la economía británica, ven una inflación que seguirá aumentando desde sus máximos históricos, superando el 6% en la tasa subyacente, y que se extenderá al precio de los bienes importados debido a los precios internos y a la debilidad de los tipos de cambio. “La prolongada volatilidad de los tipos de cambio y de los mercados de ‘gilts’ podría dar lugar a unas condiciones de financiación más adversas y empeorar el entorno económico general”, agregan.

Sea como fuere, los expertos de la calificadora estadounidense ven “probable” que el mercado “se bifurque” entre aquellos con mayor grado de inversión, “que seguirán accediendo a la financiación, aunque con una menor demanda de los inversores”, y los emisores con grado especulativo, “que se verán sometidos a una presión cada vez mayor, lo que podría aumentar los intercambios en dificultades”.

“Casi 750.000 millones de euros de deuda emitida por empresas e instituciones financieras, calificada por S&P Global Ratings, vence en 2023, y el 35% de ella tiene calificación ‘BBB’”. añaden. Estos emisores de grado especulativo, indican, podrían encontrar que la refinanciación sea cada vez más problemática.

MENOR RENTABILIDAD DE LOS BANCOS

Por otra parte, S&P Global considera que las perspectivas macroeconómicas más amplias presentarán vientos en contra para la calidad de los activos de los bancos, las expectativas de crecimiento futuro y los costes operativos, debilitando las perspectivas de rentabilidad, especialmente en 2023.

Así, destacan que las carteras de préstamos a las PYME y a los consumidores son “más propensas a mostrar un deterioro”, en particular en los sectores más expuestos a los altos precios de la energía y en los que tienen altos niveles de endeudamiento.

“Aunque los perfiles de capital y financiación de los bancos europeos deberían seguir siendo resistentes, están surgiendo algunos riesgos negativos, especialmente en los países que experimentan una mayor inflación, como Alemania, Italia, el Reino Unido y Europa Central y del Este”, explican, al tiempo que subrayan que los principales riesgos son “a la baja”, incluyendo una recesión completa en Europa y una inflación persistentemente alta.

Por otro lado, los expertos de la firma neoyorquina esperan que las empresas energéticas y los sectores con gran consumo de energía sean los más afectados en este contexto. Particularmente, consideran que los sectores impulsados por el consumo privado se vean afectados por la reducción de la renta real disponible causada por la inflación y los precios de la energía. “Por lo tanto, se espera que los impagos aumenten hasta el 3% en los 12 meses que terminan en junio de 2023, y es probable que las quiebras aumenten cuando las renegociaciones con los acreedores existentes no tengan éxito”, añaden.

Asimismo, el próximo año también será “difícil” para los Estados de la eurozona: pronostican una inflación superior al 9% y una demanda que se desvanecerá rápidamente. “A medida que los presupuestos de los hogares se ajustan, es probable que los resultados fiscales también se debiliten, incluso cuando los bancos centrales mundiales indiquen que se producirá un mayor ajuste”, señalan. “Y lo que es más importante, pocos inversores esperan otra cosa que no sea una reducción gradual de los programas de compra de activos de los bancos centrales en los próximos años”, agregan, “Todo ello implica un aumento de los límites fiscales de los gobiernos”.

A su vez, el aumento del coste de la vida podría afectar a la capacidad de los consumidores que respaldan las operaciones de financiación estructurada europeas para mantener el pago de sus deudas, “aunque todavía no se ha producido un deterioro notable del rendimiento de las garantías subyacentes”. “Del mismo modo, las operaciones respaldadas por el riesgo de crédito corporativo no han experimentado un descenso de la calidad crediticia, ya que las carteras de CLO europeas suelen infraponderar los sectores más expuestos a las presiones del coste de la vida”, matiza el equipo de la calificadora norteamericana.

Por último, estos expertos creen que la desaceleración económica tendrá un impacto “limitado” en las líneas superiores e inferiores de las aseguradoras europeas, aunque una recesión podría frenar las perspectivas de crecimiento en los seguros no de vida. “En muchos mercados europeos, los aumentos de las tarifas de las primas de no vida aumentan con la inflación, pero podrían no ser suficientes para reforzar la rentabilidad”, sentencia el equipo de S&P Global.

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