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Es uno de los puntos calientes para los mercados y muchas han sido las voces que han avisado de una escalada antes de las elecciones legislativas en EEUU. Pues ya ha ocurrido. China y EEUU se han embarcado en una nueva ronda de amenazas y contra amenazas que pueden acabar en 200.000 millones de dólares más en aranceles a los productos chinos y que amenazan con dinamitar las nuevas negociaciones.

El presidente de los EEUU, Donald Trump, tiró la primera piedra el viernes, con un tuit en el que advirtió que Washington aplicará muy pronto nuevos impuestos mil millonarios al comercio con Pekín. Este domingo incrementó la presión y anunció que la amenaza se cumplirá tan pronto como este lunes, cuando impondrá impuestos del 10% a las exportaciones del gigante asiático por valor de 200.000 millones de dólares.

La respuesta desde Pekín no se ha hecho esperar y pone en jaque la nueva ronda de negociaciones que debería iniciarse a finales de este mes, según informaciones aparecidas en diversos medios. Apuntan desde diarios chinos y, también el Wall Street Journal, que, de aplicarse la nueva ronda de tarifas, el país asiático no acudirá a las nuevas conversaciones.

“China no negociará con una pistola en la sien”, han declarado funcionarios de la segunda potencia mundial según recogen estos medios, que también insisten en que el gigante comercial declinará la invitación del secretario del Tesoro, Stephen Mnuchin, y las negociaciones no se producirán.

El viernes, la portavoz de la Casa Blanca Lindsay Walters dijo que Trump "ha sido claro en que él y su Gobierno seguirán tomando acciones para responder a las prácticas comerciales injustas de China. Alentamos a China a abordar estas preocupaciones de largo aliento expresadas por Estados Unidos".

Trump ya ha ordenado a sus asesores implementar los aranceles, a pesar a los intentos del secretario de Estado, Steve Mnuchin, de reanudar las negociaciones comerciales con China, según fuentes cercanas a la Administración norteamericana citadas por la agencia Reuters.

Washington exige que Pekín reduzca el superávit comercial de 375.000 millones de dólares con Estados Unidos, ponga fin a políticas orientadas a adquirir derechos de propiedad intelectual y tecnología estadounidense y revierta lo que considera como subsidios para la industria china de alta tecnología.

Los nuevos impuestos se suman a los 50.000 que ya están en vigor en exportaciones mutuas y preceden a otros 264.000 con los que Trump ha amenazado al país presidido por Xi Jinping.

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