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El Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) se ha reunido este jueves y ha decidido, por unanimidad, mantener los tipos de interés sin cambios en el 0,1%. El Comité de Política Monetaria (MPC) también se ha mostrado de acuerdo en continuar con sus programas de compra de bonos, tanto del gobierno de Reino Unido como corporativos, manteniendo el objetivo de estas compras en los 745.000 millones de libras. No obstante, ha aprovechado para dejar claro que las perspectivas económicas siguen siendo "inusualmente inciertas" y, por ello, ha abierto la puerta a los tipos negativos.

Dado que sabe que tendrá que adecuar su política monetaria para responder al impacto económico y financiero de la pandemia de Covid-19, y también de un posible Brexit duro, que parece ahora mucho más probable tras los últimos desencuentros entre Reino Unido y la Unión Europea, el banco que dirige Andrew Bailey ha empezado ya a valorar junto a los reguladores bancarios del país cómo podría implementar tipos negativos. De hecho, hace unas semanas, durante su intervención en el simposio Jackson Hole, el gobernador ya dijo que los tipos negativos formaban parte del arsenal del banco.

De hecho, el BoE ha dado este jueves la señal más clara hasta ahora de que, ante las amenazas económicas, se abre a considerar la posibilidad de reducir los tipos por debajo de cero por primera vez en su historia. Tal y como ha dicho, comenzará un "compromiso estructurado" en este sentido para valorar de qué forma se puede acometer esta medida y sus posibles efectos.

Los comentarios en las actas de la decisión de este jueves invitan a pensar en un próximo recorte, que podría no llegar hasta el año que viene. La mayoría de los analistas apuestan a que el BoE bajará tipos en 10 puntos básicos en febrero, y también a que habrá otro recorte de la misma magnitud después del verano de 2021. Al menos si todo sigue como hasta ahora.

Todo esto ha pasado factura a la libra, y es que la divisa británica, después del Banco de Inglaterra, ha recibido un duro golpe en los mercados. Según los expertos de Monex Europe, la libra ha visto cómo se "agravan los problemas de la última erupción de los acontecimientos de Brexit", de forma que ahora "la suposición más segura parece ser que si las conversaciones comerciales colapsan y Reino Unido se dirige hacia un final perturbador del período de transición, se materializarán más pérdidas" para la moneda.

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