ep el presidente de bankia jose ignacio goirigolzarri durante la presentacion de resultados de 2019
El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, durante la presentación de resultados de 2019.EUROPA PRESS
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La debacle bursátil provocada por el miedo al impacto del coronavirus ha tenido un damnificado muy especial: Bankia, que ha caído a mínimos históricos (ayer cerró en 1,38 euros). Acumula un batacazo de casi el 30% en lo que va de 2020, pérdida que alcanza casi el 50% en los últimos 12 meses. Esto obviamente aleja las ventas de acciones que posee el Estado (el 60% del capital), pero, paradójicamente, acerca la fusión con BBVA promovida por el PNV: al banco vasco le saldría mucho más barato pese a tener que pagar una prima.

Tras este derrumbe, la capitalización bursátil de Bankia se reduce a 4.233 millones, con lo que el 60% que posee el Estado a través del FROB (fondo de rescate bancario) vale 2.540 millones, poco más del 10% de los 24.000 millones inyectados en el rescate de 2012. En estas circunstancias, no solo es imposible que el Gobierno realice nuevas cotizaciones, sino que tendrá que esperar muchísimo tiempo para que la entidad recupere una valoración en bolsa mínimamente aceptable.

Y eso obliga a buscar otras alternativas. Como ha venido informando en exclusiva Bolsamanía, el impulso a la fusión BBVA-Bankia con José Ignacio Goirigolzarri al frente fue una exigencia del PNV para apoyar la investidura de Pedro Sánchez, que este ha asumido. Bankia, el BCE y el Banco de España apoyan la operación, y la única oposición viene, como es lógico, del consejo de BBVA.

Su presidente, Carlos Torres, ha puesto en marcha su estrategia de defensa: por un lado, rechaza la injerencia de los políticos en las empresas privadas; por otro, asegura que no hay pruebas de su implicación en el espionaje de Villarejo, algo que el sumario conocido hasta ahora confirma; y en tercer lugar, ha destituido a tres consejeros de la 'guardia pretoriana' de Francisco González, incluyendo a José Manuel González-Páramo, su potencial sucesor en la presidencia si resultaba imputado y se veía obligado a dimitir. Asimismo, se ha encontrado con el inesperado apoyo del Banco Santander, que querría aprovechar la crisis para hacerse con el BBVA.

MÁS ACEPTABLE CON LA CAÍDA DE BANKIA

Pero ahora el hundimiento de Bankia en bolsa puede dulcificar esta oposición al hacer más 'aceptable' la operación para el banco vasco. Al ser el absorbente, tendría que pagar una prima sobre la cotización de Bankia a cambio del control y para que el Ejecutivo pueda justificar la fusión: sale mejor que vender paquetes en bolsa. Lógicamente, cuanto más bajo esté el valor de Bankia, menos tendrá que pagar el BBVA aunque incluya la misma prima; o podrá pagar más prima gastando el mismo dinero (en realidad se haría mediante canje de acciones).

También hay que tener en cuenta la caída en bolsa del propio BBVA, que le resta capacidad de maniobra. En todo caso, este argumento puede ablandar la oposición de algunos consejeros, máxime si se tiene en cuenta que se crearía el líder destacado del mercado español, que habría enormes sinergias y que la alternativa puede ser acabar en las garras del Santander si la crisis por el caso Villarejo se agrava. Eso sí, habría que encontrar una salida aceptable para Carlos Torres y su número dos, el turco Onur Genç.

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