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Las caídas a lo largo de la semana pasada, aunque de cierta entidad, encajan dentro de los parámetros normales. En principio, todo forma parte de un 'throw back'.
Desde junio de 2017 hemos visto a los títulos de Iberdrola enfrentarse sin éxito a la directriz bajista que unía los impecables y sucesivos máximos decrecientes de los últimos trece meses. Esta resistencia se superó al alza a principios de julio y no descartamos que las últimas caídas formen parte del típico 'throw back' a la nueva zona de soporte, antes resistencia. O lo que es lo mismo, en teoría se dan las condiciones para que desde aquí el precio intente de nuevo reestructurarse al alza en busca de la resistencia que presenta en los máximos anuales (e históricos), en los 6,992 euros. Y por encima se colocaría, por enésima vez, en subida libre absoluta, con las implicaciones alcistas que ello siempre tiene para todo subyacente en la misma situación.
