MADRID, 07 JUN. (Bolsamania.com/BMS) .- Un año después de que España solicitara ayuda internacional para sus bancos, y aunque la economía real sigue inmersa en una dura recesión con un sector financiero que aún no otorga créditos, los expertos coinciden en que pedir esa asistencia fue una buena decisión. De "inteligente", la define Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI); y la "opción acertada", dice Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets. ¿Pero necesitaba España la ayuda externa? La respuesta a esta pregunta sí genera discrepancias entre los analistas. José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, considera que se hizo por “credibilidad”. Asegura que el Tesoro español podría haber cubierto la recapitalización de los bancos que han recibido finalmente las ayudas, y cuyo monto total asciende a 100.000 millones de euros, aunque de momento se han consumido algo más de 40.000. "Sin embargo, era relevante hacerlo con dinero europeo para dotar de credibilidad al proceso y eliminar el riesgo sistémico hacia el resto del sector". Pingarrón opina igual: "El Tesoro español hubiera sido capaz de asumir la recapitalización porque tenía una posición de liquidez muy fuerte, aunque quizá no los 40.000 millones, y por eso se optó por la opción más barata".

"¡Y tan barata!", exclama Emilio Ontiveros, que recuerda que ese dinero procedente del fondo permanente de rescate europeo (ESM por sus siglas en inglés) se devolverá con un interés del 0,5%, mientras que en el momento de la petición el bono a 10 años de España llegó a cotizar en el 7,7%. Manuel Arroyo, director de estrategia de JP Morgan Asset Management España y Portugal, responde con sencillez cuando le preguntamos por qué pedir la asistencia si el Tesoro disponía de fondos: “Nadie pide ayuda si no la necesita”.

Otra cuestión acerca de la que todavía, un año después, no hay unanimidad, es de carácter etimológico: ¿rescate, asistencia, línea de crédito? En el ámbito político, los eufemismos están a la orden del día y el uso de los términos responde a pretensiones intencionadas, pero lo cierto es que en este caso, tampoco expertos y analistas se ponen de acuerdo. Sofía Rodríguez, directora de macroeconomía de Banco Sabadell, remite directamente al Memorando de Entendimiento (MoU por sus siglas en inglés) que se firmó con la Unión Europea: “El término utilizado es el de 'Asistencia Financiera'. En cualquier caso, más allá de la terminología utilizada, lo importante es que se ha avanzado de forma decidida en el proceso de saneamiento, recapitalización y reestructuración del sector financiero español”. Opta por el mismo concepto Meritxell Joval, responsable de Renta Fija de Mora Banc: “Fue una asistencia financiera, porque se desarrolló en un momento de crisis para no incrementarla”, mientras José Luis Martínez Campuzano directamente considera muy importante que no se confunda rescate con asistencia.

La distinción la explica Daniel Pingarrón: “Es sin duda una asistencia financiera, porque no se parece en nada a lo que pasó con Grecia o Portugal. En los rescates, los tesoros interrumpen sus emisiones por incapacidad para financiarse, y el Tesoro de España nunca ha dejado de emitir. En este caso, se trató de recibir fondos a unas condiciones favorables”. Ontiveros, sin embargo, discrepa: “Si atendemos a la condicionalidad del MoU, es un rescate en toda regla. Hay unas exigencias concretas, y unos señores que si no son 'de negro', son de 'gris marengo'”. Esas condiciones no las interpreta igual Daniel Pingarrón, porque él considera que solo los bancos rescatados han tenido que cumplirlas, mientras que las exigencias en concepto de recortes y reformas no tienen nada que ver con la ayuda a las entidades financieras: “España ha tenido que hacer recortes y ajustarse por estar dentro del programa de déficit excesivo”.

Alberto Roldán, director de Inversiones de Lloyds Investment España, es casi neutral. Cree que tanto “rescate” como “asistencia” se entienden por igual. Aunque reconoce que el primero tiene un matiz “más grave”, afirma que son dos conceptos que no se pueden separar porque ambos implican condiciones “innegociables” con la Unión Europea.

¿SALVÓ ESTA AYUDA A ESPAÑA? NO, LO HIZO DRAGHI

Sea cual sea el nombre que se emplee, el sábado 9 de junio de 2012 pasará a la historia como el día en que España pidió ayuda exterior para recapitalizar a sus bancos, sobre todo, a Bankia. De los alrededor de 40.000 millones empleados, más de la mitad los ha consumido la entidad nacionalizada, aunque hay opiniones enfrentadas sobre la responsabilidad del grupo de cajas liderado por las antiguas Caja Madrid y Bancaja: "Las cajas eran un agujero negro en general. No había control", considera Meritxell Joval, mientras que desde IG Markets son categóricos: "Todo pasa por Bankia, porque es el único banco sistémico que ha necesitado ayuda". Martínez Campuzano generaliza: "Fue una ayuda al 25% del sistema financiero español y, sí, en su mayor parte era Bankia, pero esta decisión ha permitido eliminar suspicacias sobre la salud del resto del sector".

¿Y el resto de "suspicacias" que generaba la economía española? ¿Se han disipado gracias a esta inyección de capital en la banca con problemas? Aunque el mismísimo Emilio Botín, presidente de Banco Santander, habría declarado ante el juez en su comparecencia por el caso que investiga la fallida salida a bolsa de la entidad nacionalizada que “la inyección en Bankia evitó el rescate de España”, los expertos coinciden en que no fue la ayuda a la banca lo que disipó ese peligro.

"Lo que evitó el rescate fue la mera advertencia del Banco Central Europeo (BCE) de que compraría deuda" asegura sin dilación Ontiveros. Desde Mora Banc reconocen que la ayuda a los bancos evitó el riesgo sistémico de que Grecia contagiara a España, pero vuelven sobre aquella idea de que la situación de España no era la de países que necesitaron un rescate al uso, como la propia Grecia, Portugal e Irlanda.

Pingarrón sí apuesta por la tesis de Ontiveros y recurre a las conocidas como "palabras mágicas de Mario Draghi" como razón por la que España evitó el rescate "a la griega". A modo de flash back, esas declaraciones se produjeron en Londres, el 26 de julio de 2012: "En tanto en cuanto la magnitud de las primas de riesgo soberanas obstaculicen el buen funcionamiento del canal de transmisión de la política monetaria, éstas entran en nuestro mandato (...) Dentro de ese mandato, el BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro, y créanme cuando les digo, que será suficiente".

Hasta este discurso casi épico, "el mercado descontaba la posibilidad de que el euro se fragmentara, porque si España pedía un rescate total, necesitaría 300.000 millones de euros; y si lo hacía Italia, por contagio, serían otros 500.000 millones más, y Europa no disponía de esa cantidad de fondos. Llegaron a considerar poner fin al euro, ante la pasividad del BCE", rememora Pingarrón, que recuerda también que esta situación no mejoró después del anuncio de la ayuda a los bancos españoles.

Los datos lo demuestran. El analista técnico de Bolsamanía, José María Rodríguez, calcula que, desde el cierre del viernes 8 de junio, sesión previa al anuncio, hasta el cierre del 25 de julio, jornada anterior a las “palabras mágicas”, el Ibex cayó un 8,35%. La reacción del selectivo español a la petición de ayuda, de serlo, fue negativa. Sin embargo, en la sesión del día 26 “empezó el doble suelo del Ibex. El día 26 se produjo el primer latigazo de la recuperación del índice que, desde entonces, es alcista, ¡por supuesto!”. Ese rally, generalizado en las bolsas europeas, sigue hasta hoy.

Un año después, el “rescate”, “crédito” o “asistencia” a los bancos españoles parece que no era una alternativa, sino una necesidad, “una de tantas” las que tenía y tiene la economía de España. Sin embargo, lo que realmente consiguió que el coste de la deuda abandonara niveles insostenibles fue que la pasividad del BCE se tornara compromiso. "No solo fueron unas palabras, sino un compromiso, porque unas palabras no propician el espectacular ajuste que hemos visto en el coste de la deuda española a 10 años, del 7,7% a 4,5%", insiste Alberto Roldán, aunque se resigna al recordar que su impacto solo ha sido palpable en los mercados, no en la economía real.

Ese plan milagroso de compra de bonos soberanos que materializó las “palabras mágicas” de Draghi en septiembre ni siquiera se ha tenido que activar. Es una red de seguridad que todavía ninguno de los países con problemas ha tenido que utilizar, a pesar de los equilibrios extremos que tienen que hacer sus ciudadanos.

María Gómez
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