pablo iglesias, podemos, debate

Determinados medios de comunicación están dispuestos a recurrir a cualquier estrategia para criminalizar a Podemos con argumentos inciertos que trascienden del ámbito meramente informativo, y ello podría conseguir el efecto contrario al deseado: las críticas realistas, objetivas, terminan diluyéndose en medio de la demagogia.

Determinados medios de comunicación están dispuestos a recurrir a cualquier estrategia para criminalizar a Podemos con argumentos inciertos que trascienden del ámbito meramente informativo, y ello podría conseguir el efecto contrario al deseado: las críticas realistas, objetivas, terminan diluyéndose en medio de la demagogia.

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Hoy mismo, sin ir más lejos, un periódico titula así una ‘información’: “Los presos de ETA quieren a Podemos en el Gobierno”. Según la referida pieza, en la que se cita a unas inconcretas “fuentes de la lucha antiterrorista”, en conversaciones privadas de presos de ETA se escucha: “a ver si toda la peña vota al Coletas”. Además, se reproducen afirmaciones pueriles de supuestos terroristas y se buscan vínculos personales –Laura Pérez Navarro en Navarra e Ignacio Murgui en Madrid- que son ciertamente sospechosos pero que no explican las afinidades que se sugieren.

Los ciudadanos/lectores de este país son personas avisadas que difícilmente comulgan con ruedas de molino.

LAS INTERPRETACIONES

El lector superficial obtendrá inevitablemente la conclusión de que existe alguna familiaridad o connivencia entre Podemos y ETA, o determinadas promesas del partido de Pablo Iglesias que beneficiarían a los terroristas. El observador avisado, en cambio, corroborará que se mantiene una campaña expresa de descrédito, que podría tener el efecto contrario al deseado porque los ciudadanos/lectores de este país son personas avisadas que difícilmente comulgan con ruedas de molino.

Si se entra en la citada información, se verá que su contenido es una simpleza, que no merece ni de lejos los grandes titulares que se le han atribuido. Lo que se dice en el texto que merece este comentario es, simplemente, que los presos de ETA ya han comprobado que no pueden esperar benevolencia alguna de este gobierno del Partido Popular, y tampoco tienen fe en que el PSOE vaya a adoptar alguna medida favorable hacia ellos, por lo que su desiderátum sería que ganara Podemos las elecciones. No porque Podemos vaya a ponerles en libertad o a otorgarles un tratamiento amigable sino porque esta formación representa lo desconocido, abre expectativas nuevas, etc. No existe otra razón, o por lo menos no se menciona en el artículo. Un artículo que recuerda los tiempos en que el mismo medio de comunicación llamaba “periodismo de investigación” a una confidencia de la policía.

Podemos se merece, sin duda, muchas críticas, tanto por aquellas ideas originarias como por su estrategia poco clara, y no tiene sentido desfigurar su aspecto ni criminalizarle

Es muy evidente que quienes por cualquier razón no se hayan sentido cómodos en tanto ha perdurado el modelo bipartidista que ha regido desde los años ochenta del pasado siglo hasta hoy están deseando que ganen los partidos “nuevos”. Y los presos de ETA y/o los delincuentes en general que han sido expulsados de la sociedad en ese periodo no van a ser una excepción. Pero de ahí a obtener el inaceptable sofisma de que Podemos (y Ciudadanos) está con ellos, hay un abismo, que la ética periodística debería impedir recorrer.

Podemos es una organización que presentó un programa radical y rupturista en las elecciones europeas y que, poco a poco, ha ido disimulando su ideario con el evidente objetivo de conseguir una apariencia centrista y recoger más adeptos. Se merece, sin duda, muchas críticas, tanto por aquellas ideas originarias como por su estrategia poco clara, y no tiene sentido desfigurar su aspecto ni criminalizarle con argumentos falaces cuando los verdaderos están ahí, a la vista de todos.

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