• Nunca antes un ciclo expansivo tan prolongado en EEUU había recibido una respuesta monetaria tan tibia
  • La gravedad de la crisis, la atonía de la recuperación y el experimento monetario de la Fed complican ahora la normalización de los tipos
eeuu

http://www.bolsamania.com/noticias/economia/la-hora-de-yellen-de-verdad-quiere-subir-los-tipos-de-interes-en-septiembre--1680320.htmlCuesta creerlo. Pero EEUU lleva creciendo ininterrumpidamente desde julio de 2009. Es decir, 86 meses seguidos. Y semejante secuencia conduce a que transita por el cuarto ciclo expansivo más longevo desde mediados del siglo XIX. Pero todo ello choca de bruces con un dato incontestable: en todo este tiempo la Fed sólo ha podido subir los tipos una vez.

Y esa subida no tuvo lugar hasta diciembre de 2015. Fue entonces cuando la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, elevó el precio del dinero del 0-0,25% al 0,25-0,50%. Era el primer repunte desde hacía tiempo y la primera vez que Janet Yellen, presidenta de la institución desde 2014, ordenaba un movimiento así.

Desde entonces, nada. A finales de 2015, el mercado pronosticaba hasta cuatro subidas de los intereses en 2016; luego las rebajó a dos; en la primera las redujo ya a una; y ahora no ve ningún incremento hasta 2017. Y todo ello con la economía estadounidense inmersa en su octogésimo sexto mes de crecimiento, una marca únicamente superada en tres ocasiones desde mediados del siglo XIX: 120 meses entre los marzos de 1991 y 2001; 106 meses entre febrero de 1961 y diciembre de 1969; y 92 meses entre noviembre de 1982 y julio de 1990.

Esta anomalía, este crecimiento sin endurecimiento de las condiciones monetarias, lleva persiguiendo a Yellen desde que relevó a Ben Bernanke en la presidencia de la Fed a comienzos de 2014. Y este viernes volverá a marcar el discurso que ofrecerá dentro del Simposio de Jackson Hole, el mayor cónclave monetario que se celebra anualmente en el mundo.

La comparecencia de Yellen, de la que estarán absolutamente pendientes los mercados mundiales, comenzará a las 16 horas –en hora española-. En juego, la posibilidad de que la presidenta de la Fed muestre más prisas por subir los intereses de las que manejan los inversores.

Por ahora, el mercado apenas concede una probabilidad del 28% a que la Fed aumente el precio del dinero en su siguiente reunión, que tendrá lugar los días 20 y 21 de septiembre. Si Yellen y sus colegas del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) tienen otras intenciones, la cita de Jackson Hole es la adecuada para dejarlo claro.

PREPARANDO EL TERRENO

Lo que parece claro es que algo se está moviendo dentro del FOMC. Su integrante más duro, la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, que ya votó a favor de subir los tipos en la reunión de julio, ha vuelto a dejar claro que apoya hacerlo ya mismo. “Creo que es momento de mover los tipos”, declaró este jueves a la CNBC. Y el número dos de la Fed, Stanley Fischer, reconoció el 21 de agosto que “la Fed está cerca de los objetivos de inflación y crecimiento” que persigue para la economía de EEUU, con lo que preparó el terreno para que 2016 acoja otro repunte de los tipos.

Pero falta la voz decisiva. La de Yellen. Y es la que se escuchará este viernes. En su discurso, titulado ‘La caja de herramientas de la política monetaria de la Reserva Federal’, el mercado buscará pistas acerca de si verdaderamente pretende elevar los tipos en septiembre o en algunas de las otras dos reuniones que el FOMC aún celebrará en 2016: la de los días 1 y 2 de noviembre, que como se producirá en vísperas de las elecciones presidenciales difícilmente acogerá variaciones, y la de los días 13 y 14 de diciembre, con la que despedirá el año y la cita en la que los expertos ubican el siguiente aumento de los intereses en caso de que la Fed se atreva a dar este paso en 2016.

UNA DIFÍCIL NORMALIZACIÓN

El problema para Yellen es el que ya lleva meses arrastrando: por duradero que esté siendo el ciclo expansivo, ni la velocidad ni la solidez del crecimiento generan unas condiciones concluyentes, en cuanto a la fortaleza en la creación de empleo o en forma de presiones inflacionistas, que faciliten la decisión del banco central estadounidense.

El crecimiento medio registrado desde julio de 2009 se limita al 2,1%, cuando en el ciclo de 120 meses se situó en el 3,6% o cuando en los 30 años anteriores, incluyendo los periodos recesivos, alcanzó el 2,6%. La ausencia de presiones inflacionistas importantes, puesto que la medida de inflación más seguida por la Fed continúa bajo el objetivo del 2%, la baja tasa de población activa, por debajo aún el 63% para continuar en zona de mínimos de 30 años, y el descenso de la productividad en los tres últimos trimestres, completan el panorama que explica los recelos de la Fed a la hora de subir los tipos. Implícitamente, la Fed tiene miedo a estropear la recuperación si se precipita con el aumento de los intereses.

Pero hay otras perspectivas. Como la de los mercados. Por cada dólar de crecimiento que la economía estadounidense ha generado desde finales de 2008, la bolsa estadounidense ha creado tres, una proporción en la que han tenido mucho que ver los más de 3,5 billones de dólares que la Fed inyectó entre 2008 y 2014 para combatir la crisis mediante sus tres programas sucesivos de expansión cuantitativa (QE1, QE2 y QE3). De hecho, y en claro contraste con la evolución de la economía real y con la ‘velocidad’ a la que la Fed está subiendo los tipos, Wall Street sí batió un récord de precocidad, puesto que en 2013 ya había superado los máximos históricos marcados antes de la Gran Recesión iniciada a finales de 2007. Es decir, lo logró en menos de seis años. Tras el crack de 1929 y la Gran Depresión posterior, al índice Dow Jones le costó un cuarto de siglo superar el récord previo.

Con este escenario, en la Fed también anida la sospecha de si el mantenimiento de una política acomodaticia más tiempo del preciso puede alimentar nuevas burbujas. O desequilibrios financieros. Dentro y fuera de EEUU. Es decir, la semilla de la crisis que se desató en 2007. Y por eso también teme llegar demasiado tarde con las subidas de los tipos y con la anhelada normalización de unas condiciones monetarias todavía extraordinarias y que se derivan del mayor experimento monetario en la centenaria historia de la entidad.

A todo eso se enfrentará Yellen este viernes. En la reunión de reuniones de los banqueros centrales. En Jackson Hole.

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