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Jóvenes utilizando redes sociales en smartphonesPANDA

Se acerca la reunión en la que el Gobierno, patronal y sindicatos debatirán sobre el actual modelo de pensiones y las posibles soluciones a la inminente quiebra del mismo. Más vale tarde que nunca. Entre medias, el gobernador del Banco de España ha vuelto a alertar, esta vez ante la Comisión del Pacto de Toledo, sobre las consecuencias que tendría una reforma basada en aumentar el déficit para garantizar el pago de las prestaciones.

Sorprende que esta vez haya nombrado a los jóvenes. Sí, como ya he comentado otras veces en esta tribuna, son los jóvenes recién incorporados al mercado laboral y los que están por llegar los grandes perjudicados del inmovilismo en el que ha permanecido la clase política española desde hace más de 20 años. Todos nuestros representantes han sacado pecho por habernos convertido en uno de los países más longevos del mundo sin advertir que ese aumento en la esperanza de vida incrementaba exponencialmente el periodo de prestaciones de los jubilados más de 10 años e hipotecaba en paralelo el futuro de nuestros hijos.

En este siglo ha aumentado la productividad pero no así los salarios. Las generaciones más preparadas de la historia tienen ante sí un complicado futuro, pero más aún si además tienen que asumir el descuadre de un modelo al que no le salen las cuentas.

Su situación es muy delicada. Con la crisis económica provocada por el coronavirus los salarios seguirán sin subir y si nada cambia, tendrán que destinar cada vez más dinero de sus exiguas nóminas a pagar una jubilación que ellos no podrán cobrar al mismo nivel. Si se opta por subir los impuestos, también se verán afectados como la gran mayoría de los trabajadores. Si aumenta la edad de jubilación, también se verán perjudicados porque tendrán que cotizar más años que sus padres…

Si a todo esto le sumamos que, a contracorriente de lo que sucede en Europa, el Gobierno actual está planteándose penalizar la fiscalidad de los planes de pensiones privados, les meteremos en un callejón sin salida. Por lo menos debemos incentivar el ahorro, si es que les queda algo para ahorrar, y no demonizar los planes de pensiones privados para que también puedan disfrutar de una jubilación decente.

Para evitar un éxodo de talento a otros países, nuestros jóvenes tienen que ver que su esfuerzo merecerá la pena y podrán evolucionar como todas las generaciones anteriores. Por eso no puede recaer sobre sus hombros las consecuencias de las malas políticas de los últimos gobiernos. Pase lo que pase, no deben pagar los errores de sus mayores. Se lo debemos.

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