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Las criptomonedas son conocidas principalmente como una forma de inversión. La mayoría las compran con la intención de revenderlas después a un precio mayor. Menos común es el conocimiento de lo mucho que la tecnología blockchain es capaz de ofrecer más allá de la pura inversión.

La Autoridad Bancaria Europea (ABE) define las criptomonedas como una "representación digital de valor" no emitida por un banco central u otra autoridad pública y aceptada por personas o empresas como medio de pago. En la mayoría de los países, las monedas digitales no están reconocidas como divisas en el sentido tradicional, pero cada vez más países se plantean está posibilidad.

El mejor ejemplo es El Salvador, que recientemente se ha convertido en el primer país del mundo en adoptar el Bitcoin como moneda oficial junto al dólar estadounidense. Otro ejemplo para el uso de los criptoactivos fue señalado por el Banco de Singapur, que indicó que el Bitcoin tiene el potencial de sustituir al oro como depósito de valor en el futuro.

El tema de las monedas digitales estatales (CBDC) también ha sido un cierto protagonismo en el espacio público recientemente. El país que más cerca está de introducir las CBDC es China, que se ha apresurado a reconocer el potencial de la tecnología blockchain y que ya estaba desarrollando el yuan digital desde 2014, cuando un Bitcoin valía menos de mil dólares.

Actualmente, más de 60 países están desarrollando o estudiando la posibilidad de lanzar su propia moneda digital. Es importante señalar que las criptodivisas, a diferencia de las monedas digitales, utilizan la tecnología blockchain para mantenerse descentralizadas. Las monedas digitales también utilizan blockchain, pero en última instancia todo el sistema sigue estando bajo el control de organismos estatales centralizados.

Además, la Comisión Europea ha comenzado a trabajar en el Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA). La idea es regular los criptoactivos y crear un mercado único europeo. La UE también señaló que blockchain no se limita a los activos digitales y ha empezado a trabajar en la aplicación de la tecnología en muchos otros frentes. Una de las acciones previstas por la Comisión Europea consiste en construir una red paneuropea de servicios públicos basados en blockchain, denominada Infraestructura Europea de Servicios de Blockchain. Su principal objetivo es que los 27 países de la UE, Noruega y Liechtenstein puedan interoperar inmediatamente con las plataformas del sector privado.

Criptomonedas como método de pago

Además de actuar como medio de intercambio y depósito de valor, las criptomonedas son instrumentos con valor de mercado. Gracias al potencial de la tecnología blockchain, está surgiendo un enorme abanico de posibilidades para su uso, más allá de las transacciones financieras convencionales. Aunque las criptodivisas aún no se utilizan de forma generalizada en las empresas, éstas están empezando a aceptarlas cada vez más como medio de pago. Ya lo han hecho marcas establecidas como Microsoft (para sus servicios Xbox Live y Skype) y Starbucks. Algunas empresas, como Google y Amazon, tienen previsto crear sus propias criptomonedas para las transacciones de los bienes y servicios que ofrecen. El proveedor de pagos PayPal permitió a sus clientes estadounidenses realizar transacciones con Bitcoin en marzo de este año, seguido por el Reino Unido. La empresa anunció que el objetivo de la nueva expansión de sus servicios es popularizar aún más las criptodivisas e incluso apoyar su incorporación a la corriente principal.

Los entusiastas de las criptodivisas ya están utilizando sus monederos para efectuar los pagos habituales, desde pagar su café matutino con Bitcoin hasta sus facturas con Ethereum. Por eso, en nuestro caso, hemos creado la tarjeta Bitpanda, que permite a las personas que viven en la zona euro gastar fondos directamente desde cualquiera de sus carteras, ya sea en fiat, criptomonedas, acciones fraccionadas o metales preciosos.

Servicios financieros sin intermediarios

La financiación descentralizada (DeFi) es otro caso de uso de moda en este camino hacia la democratización de las finanzas. La DeFi utiliza la tecnología blockchain, lo que permite que todas las transacciones se realicen sin la supervisión de las instituciones y organizaciones financieras internacionales. El concepto de finanzas descentralizadas supone que es posible transferir cualquier servicio financiero a la red blockchain. En consecuencia, gracias a la DeFi, los usuarios de todo el mundo pueden, por ejemplo, pedir un préstamo sin la intervención de un banco u otro intermediario, de forma anónima, accesible a todo el mundo y totalmente asegurada por blockchain.

Esta revolución digital ha sido posible gracias a los llamados contratos inteligentes o smart contracts, creados en la red blockchain. Se trata de programas que se ejecutan automáticamente cuando se cumplen determinadas condiciones. En la práctica, funcionan realizando una función cuando se produce un determinado evento. Por ejemplo, durante la compra de una determinada criptomoneda, aparece automáticamente en la red un registro del cambio de propiedad. Por tanto, los contratos inteligentes funcionan prácticamente igual que los contratos ordinarios y tradicionales. Sin embargo, están sujetos a una verificación mucho más rápida y eliminan por completo el elemento de la burocracia.

El proceso de adopción de las criptomonedas y la DeFi puede llevar aún algún tiempo, ya que el blockchain, la innovadora tecnología subyacente, todavía se está desarrollando. Sin embargo, cada vez más países e instituciones se dan cuenta del valor de la tecnología blockchain y se esfuerzan por regularla de forma segura y útil. El futuro ha llegado y depende de nosotros cómo lo utilicemos.

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