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Las actas de la última reunión de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) revela que el Consejo de Gobierno cree que se dan las condiciones para reducir moderadamente el ritmo de compras en el marco del PEPP en los últimos meses del año. Asimismo, ratifican la postura del supervisor monetario sobre el aumento de la inflación. El documento refleja que el instituto emisor no cree que este repunte de corto plazo requiera un endurecimiento de la política y que la orientación acomodaticia sigue siendo necesaria.

Según refleja el documento, en la reunión del banco central del 9 de septiembre, todos los miembros estuvieron de acuerdo en que, en línea con el marco adoptado en diciembre de 2020, unas condiciones de financiación persistentemente favorables junto con una perspectiva de inflación a medio plazo algo mejorada permitirían reducir moderadamente el ritmo de compras en el marco del PEPP en los últimos meses del año. Asimismo, se sugirió que se proporcione más información en la comunicación oficial sobre el razonamiento detrás del APP -el programa de compras más antiguo-, el PEPP y las decisiones relacionadas.

Además, durante el cónclave se reiteró que el PEPP fue diseñado como un programa de emergencia que tenía un objetivo claramente definido de contrarrestar el impacto de la pandemia y se emitieron comentarios sobre la recalibración del ritmo de compras en el marco del PEPP, tanto a favor de ralentizar como de incrementar.

Se dejó patente la preocupación de que un ritmo más lento pudiera inducir en el mercado la percepción de una política monetaria más restrictiva de lo esperado. Asimismo, argumentaron desde el Consejo de Gobierno que los mercados ya esperaban el fin de las compras netas de activos en el marco del PEPP para marzo de 2022.

En cuanto a la evaluación de las perspectivas de inflación, se reconoció una mejora significativa a lo largo del año y se refrendó la postura de que el aumento a corto plazo de la inflación estaba impulsado en gran medida por factores temporales que se desvanecerían a medio plazo y no exigirían un endurecimiento de la política. De hecho, los banqueros centrales señalaron que, incluso sin el PEPP, la orientación general de la política monetaria seguía siendo muy acomodaticia.

Sin embargo, se expresó la opinión de que la percepción de una retirada prematura de la acomodación podría plantear dudas sobre la determinación del Consejo de Gobierno de cumplir su objetivo de inflación.

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