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De entre todas las historias que han recorrido los mercados financieros en la segunda semana de caos a causa de la propagación global del Covid-19, la defunción del reinado del dólar es una de las más destacadas. La Reserva Federal de EEUU (Fed) y su primer recorte de tipos de emergencia desde la quiebra de Lehman Brothers, en 2008, ha dado la puntilla al ciclo alcista del 'billete verde'. O, al menos, así ha sido frente a sus rivales asiáticas y europeas, en cambio, para las monedas latinoamericanas la situación luce muy diferente.

La extensión del brote de coronavirus y su potencial impacto en la economía global ha provocado que muchos inversores hayan abandonado las divisas de los países emergentes, más vulnerables, y hayan buscado refugio en el dólar, lo que se ha traducido en una depreciación sostenida de las monedas latinoamericanas. En lo que va de año, el real brasileño se ha devaluado en torno a un 12%; el peso colombiano y el peso chileno, casi un 9%; el sol peruano y el peso mexicano, cerca del 5%; y el peso argentino, en torno a un 4%.

El caso de Brasil es especialmente relevante ya que es más vulnerable a los efectos de la enfermedad con origen en China porque el gigante asiático es su principal socio comercial y el país que más materias primas le compra. Los expertos señalan que el crecimiento y el mercado de valores brasileños están bajo el foco.

Este semana, el billete verde también ha superado nuevamente los 20 pesos mexicanos, un nivel que no tocaba desde septiembre de 2019; en el caso de México, la depreciación del peso responde a un menor apetito por el riesgo y a la incertidumbre por el impacto del coronavirus. En Colombia, el dólar quedó a solo 3 pesos de tocar su máximo histórico de 3548 unidades. En Chile, el peso se acerca a su mínimo histórico, que alcanzó en 838 unidades por dólar en noviembre, en medio de los disturbios sociales de ese país. En Uruguay, pese al cambio de rumbo político, que ahora es algo más liberal, el dólar superó por primera vez en la historia los 40 pesos. Y en Perú, el sol está algo más cerca de sus mínimos históricos de 2016, en plena crisis de las materias primas de ese año.

Los expertos señalan que por mal que le vayan las cosas al dólar, en momentos de incertidumbre siempre funciona como refugio ante estas economías. En cuanto a los efectos de esta situación, afectará a las importaciones de los países latinoamericanos "que serán más caras", indica Juan Carlos Higueras, profesor de la EAE Business School, en declaraciones a Efe. "El efecto positivo es que van a exportar más y eso es bueno para la economía", explica. La deuda de estas naciones y de sus empresas, denominadas en dólares también supondrán una carga mayor.

Germán Ríos, profesor del IE Business School, avanza que la situación puede cambiar después de las elecciones presidenciales en EE.UU. "Si la economía norteamericana empieza un proceso de debilitamiento volveremos a tener un tipo de cambio que se acerque más al promedio histórico", apunta.

"La excepción es el peso argentino: con la vieja receta de sostener el tipo de cambio bajo a fuerza de intervenciones, devaluaciones encubiertas con impuestos, restricciones y argucias sin sentido y con el mismo, triste y repetido final de una crisis terminal, la vapuleada moneda le hace frente al dólar, incubando una explosión a futuro". Comenta Adrián Aquaro, fundador de Trader College.

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