• "La crisis elevará al euro a 1,20 dólares", aseguran los expertos
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Ha hecho falta que el mundo sucumba a una crisis sanitaria como la del coronavirus para que el dólar acabe cumpliendo con los vaticinios que las casas de análisis llevan dos años pregonando y se despida de su ciclo alcista. Los expertos desempolvan las predicciones de 2018 y 2019, en las que pronosticaban que el euro superaría al ‘billete verde’ y avisan de que la Reserva Federal de EEUU (Fed) y su primer recorte de tipos de emergencia desde la quiebra de Lehman Brothers, en 2008, ha dado la tan esperada puntilla al ‘dólar rey’.

La moneda estadounidense ha rubricado su peor semana desde junio de 2017 en comparación con sus rivales europeas y asiáticas. Ha sufrido una caída de casi el 2,5% frente a la moneda única y se ha desangrado también hasta mínimos de seis meses ante otros rivales como el yen, que suele servir de activo refugio en momentos de incertidumbre. El franco suizo, a su turno, ha estirado sus máximos de dos años y hasta la libra, que vive su propio drama pendiente de las negociaciones sobre las relaciones comerciales entre Reino Unido y la Unión Europea (UE) post Brexit, lo ha hecho mejor que el dólar.

Por si fuera poco, arranca esta semana con una caída de más del 1,5% frente al euro, hasta los 1,15 dólares, por el miedo a una guerra de precios en el petróleo. "Por primera vez en dos años los inversores finalmente se sienten a gusto con la ejecución de cortos en el dólar y, de hecho, la acción del precio no sugiere ningún signo de incomodidad", explica Stephen Innes, analista de AxiCorp. Según el experto, "el mercado espera con ganas un dólar más débil ya que la fortaleza de la divisa es uno de los riesgos más importantes para los activos globales". Para este analista, el cambio de política monetaria de la Fed es una evidencia y "abre una panacea de oportunidades para los bajistas del dólar con miras a un precio objetivo de 1,1500 dólares contra el euro, con una posible extensión a 1,2000 dólares”.

La opinión cada vez más extendida entre las casas de análisis es que la rebaja de medio punto porcentual del precio del dinero en Estados Unidos es el primer paso hacia una mayor flexibilización monetaria del banco central. De hecho, se espera otra bajada del 0,5% de su tipo de referencia, que ahora está en la horquilla del 1% al 1,25%, en la reunión del 18 de marzo. La otra deriva de la acción de la Fed es que ha hecho volar por los aires el rendimiento de los bonos del Tesoro de EEUU. La rentabilidad del 10 años se ha desplomado a un mínimo histórico por debajo del 0,5%, mientras que el de 30 años ha perdido el 1% por primera vez en su historia, lo que resta a toda velocidad el principal atractivo del 'billete verde' para los inversores: tasas de interés más altas.

El colapso de la rentabilidad ha sido la muerte de una de las operaciones de 'carry trade' más populares a nivel mundial: tomar préstamos a tasas negativas en el euro y el yen para comprar activos estadounidenses, lo que añade aún más potencial el escenario de un dólar bajista a largo plazo. "La tendencia en el euro/dólar está cambiando debido al giro dramático y decisivo en las expectativas de tasas de EEUU", indica Alan Ruskin, jefe global de estrategia de divisas en Deutsche Bank. "El dólar ha perdido la fuente más importante de su sobrevaloración: una fuerte ventaja de operaciones de cobertura", agrega y advierte que esto podría terminar con la fortaleza del 'billete verde' que ha durado desde mediados de 2018.

¿Y EL RESTO DE BANCOS CENTRALES?

Para algunos economistas, en realidad, el brote del Covid-19 no a sido más que el 'McGuffin' de esta historia, la excusa que necesitaba el regulador monetario de EEUU para embarcarse en una ronda de estímulos sin paliativos que sostenga la economía del país y evite una recesión ante la reculada mundial, algo fundamental para el presidente de los EEUU, Donald Trump, en su año electoral. Y también creen que las ayudas y asistencia a las economías no acabará aquí ya que se esperan estímulos en los países afectados por el coronavirus, en especial en la zona euro. Italia ya ha puesto en marcha un paquete por valor de 4.500 millones de euros y se esperan medidas similares en Alemania.

De vuelta al papel de los banco centrales, los rumores de una acción de emergencia por parte de uno o varios supervisores recorrían las principales plazas financieras desde el inicio de una segunda semana de infarto para los mercados. Las intervenciones verbales de los principales supervisores monetarios del mundo se sucedieron desde que el presidente de la Fed, Jerome Powell, había abierto las puertas de par en par a los estímulos. Además de la institución de EEUU, el BoJ y el BoE han prometido estímulos recientemente, mientras la Reserva del Banco de Australia (RBA) y el Banco de Canadá (BoC) han rebajado tipos, ambos tras sus reuniones ordinarias de marzo.

Menos dispuesto a actuar parece en Banco Central Europeo (BCE), mientras el Banco de Inglaterra ha enviado señales de que también se lo toma con calma, y es que si algo ha evidenciado la situación actual es que “la Fed tiene un mayor margen para asistir la economía que en otros lugares, lo que implica un mayor riesgo a la baja en relación con la eurozona”, comentan los expertos de BNY Mellon. Con todo, el mercado espera rebajas en la eurozona y Reino Unido, además de otros estímulos en forma de un incremento del programa de compras de activos del organismo que preside Christine Lagarde.

La alarma sanitaria desatada por el brote del Covid-19 ha traído a occidente los peores ecos de la crisis financiera de hace 12 años. El impacto en el crecimiento es ya palpable, especialmente para Europa, donde la economía renquea desde el año pasado, las rebajas sobre el PIB están sobre la mesa y se palpa el miedo a una recesión global. Pero por más que hagan los bancos centrales, los expertos aseguran que no será suficiente.

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