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Recesión.

Sin medias tintas. Berenberg prevé que, en un plazo breve de tiempo, Alemania, Italia y Japón entrarán en recesión por la crisis del coronavirus. Además, advierte de que hay un "riesgo significativo" de una recesión "modesta" en la Eurozona en su conjunto y en Reino Unido, y estima un crecimiento "por debajo de la tendencia" en EEUU en el primer semestre de 2020.

El escenario base de la firma alemana plantea que la situación en Europa, Japón y EEUU empeorará hasta abril antes de empezar a mejorar ligeramente "en algún momento de mayo". "Esto implica una recesión a corto plazo en Alemania, Italia y Japón", precisa, al tiempo que espera una recuperación general en el segundo semestre del año.

Para la segunda parte de 2020, Berenberg no descarta "un crecimiento por encima de la tendencia". Según estos expertos, en ese momento coincidirá una desaparición paulatina del virus con el efecto retardado de las respuestas fiscales y monetarias puestas en marcha para paliar la epidemia. "Por lo tanto, no podemos descartar un período de crecimiento por encima de la tendencia en el segundo semestre. Sin embargo, por ahora tenemos que centrarnos mucho más en las perturbaciones que se avecinan que en un eventual repunte post-coronavirus", remarcan.

ENFRENTANDO LA TERCERA OLA

Berenberg considera que, en el momento actual, los mercados están afrontando la tercera ola del coronavirus.

"Después de arrancar el brote en Hubei (primera ola), China recurrió a medidas drásticas en febrero (segunda ola). Por ahora, las dos primeras olas siguen retrocediendo. Sin embargo, el número de casos fuera de China está aumentando de forma considerable en una tercera ola potencialmente más peligrosa", explican estos expertos.

Berenberg advierte de que, más allá de las especulaciones sobre la fiabilidad de los datos chinos, debe vigilarse el riesgo de que el número de casos en China vuelva a aumentar cuando se relajen las restricciones de viaje y el comercio con el resto del mundo vuelva a niveles menos deprimidos.

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Fuente: Berenberg.

En cuanto a la situación en Europa, Berenberg modera el pesimismo ya que "Europa no es China". Explican estos analistas que en Europa no hay una región como Hubei, foco del virus y en la que éste se propagó en sus inicios sin obstáculos. "Una vez que China se dio cuenta del problema, tomó duras contramedidas que dieron a otros países un tiempo valioso para prepararse. Los sistemas de salud de las economías avanzadas también están mucho mejor equipados para hacer frente a este problema. Además, en comparación con China, los ciudadanos de las democracias avanzadas tienen más confianza en sus gobiernos. Por consiguiente, los efectos negativos de la confianza en esas democracias deberían ser algo menos graves que en China (y en Irán)", apuntan.

"Las democracias occidentales no se inclinan por imponer medidas tan draconianas como las de China", insiste Berenberg, que reconoce que eso reduce la interrupción inmediata de la actividad económica, aunque al tiempo podría permitir que el virus se siga propagando durante más tiempo. "Por lo tanto, los Estados occidentales podrían tener que imponer restricciones prolongadas a la vida cotidiana y la actividad económica en una etapa posterior", avisa.

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