mario draghi euro portada

La cita con el Banco Central Europeo (BCE) de abril no ha dejado gran volatilidad en el euro. La moneda marcó un máximo de dos semanas por encima de los 1,1280 dólares, ampliando el hito del martes, pero se ha depreciado hasta un mínimo en los 1,1229 dólares, para estabilizarse en los 1,1250, mientras los mercados analizas los motivos sobrados del presidente del banco central, Mario Draghi, para ser más pesimista que optimista sobre la Eurozona.

El cónclave bancario del mes de marzo hizo mella en la moneda comunitaria que marcó un mínimo de 21 meses en los 1,1170 dólares. El cambio de la orientación a futuro de los mercados, con un aplazamiento de los incrementos de tipos hasta finales de año, el anuncio de una nueva ronda de operaciones de refinanciación para los bancos más el hachazo a las previsiones económicas de la entidad, dieron motivos a los inversores para vender el euro.

El cautela del BCE sobre las condiciones económicas de los socios del euro ha persistido y lo único que ha animado a la moneda en las últimas sesiones es el carpetazo que, al parecer, ha dado el Consejo de Gobierno del banco central a la discusión sobre un sistema escalonado en las tasas de depósito. Los analistas coinciden en que este debate es prematuro y también avisan de que, de implementarse, significará una prolongación de la orientación a futuro. Traducido, significa que los tipos en los mercados monetarios seguirán bajos por más tiempo.

La tendencia de la moneda es claramente bajista contra el dólar desde los primeros compases de 2019 y "los operadores han vendido el euro contra el 'billete verde' tras cada recuperación, aprovechando la oportunidad de incrementar sus posiciones cortas", prosigue el experto. De hecho, cree que "hay opciones de que la moneda ponga a prueba los mínimos del mes pasado, en los 1,1174 dólares", después de que Draghi haya desplegado sus alas de paloma.

Ha corroborado que sigue el debate en el seno de la entidad sobre si la orientación a futuro de los mercados debe o no ampliarse hasta marzo de 2020 y ha enviado el mensaje de que “un incremento de tipos disminuiría nuestra confianza en alcanzar nuestro objetivo de inflación del 2%”.

Todo o anterior está vinculado a la evolución de la economía, cuya ralentización es palpable para el banco central. “Si se diera un deterioro significativo de los datos, el BCE tendrá que tomar grandes decisiones políticas que afectarían a la curva de tipos de interés y a la relajación cuantitativa, pero es un escenario poco probable por ahora, señala Anna Stupnytska de Fidelity International .

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