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Alberto Sánchez.

El dólar ha estirado este martes su imparable tendencia alcista, a lomos de la inflación de EEUU y de la aceleración de la política monetaria de la Reserva Federal de EEUU (Fed), hasta máximos de 20 años contra el yen por encima de 128,00 yenes por dólar, mientras que frente al euro sigue en precios por debajo de 1,08 dólares, hasta su mejor cambio en casi dos años. El euro/dólar cotiza en las inmediaciones de 1,0750 dólares, niveles que rozó el jueves, 14 de abril, tras un Banco Central Europeo más 'dovish' de lo que el mercado esperaba.

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Además de las divergencias de política monetaria entre los bancos centrales, el dólar se ha visto impulsado en las últimas horas por las declaraciones del más halcón de los halcones de la Fed, el presidente del Banco de la Reserva Federal de San Luis, James Bullard, quien ha pedido no descartar un movimiento como el de Alan Greenspan en 1994 y que los tipos suban un 0,75%.

Con la de este martes, ya son 13 las jornadas consecutivas de caídas para el yen, la racha de pérdidas más larga desde que los datos de precios de 'Bloomberg' comenzaron en 1971, destacan los expertos de MUFG. Esperan estos analistas que los comentarios de los halcones sigan ejerciendo una presión al alza sobre los rendimientos estadounidenses a corto plazo, lo que a su vez reforzará la venta de yenes.

El fuerte ritmo de venta del yen ha atraído más comentarios de funcionarios japoneses. El Ministro de Finanzas nipón Shunichi Suzuki ha declarado que el yen se estaba debilitando rápidamente y ha indicado que el impacto de los movimientos podría ser perjudicial para la economía japonesa. Ha explicado también que "hay aspectos positivos, pero dada la actual coyuntura económica existen fuertes aspectos negativos". Ha concluido señalando que "estamos vigilando los movimientos en el mercado de divisas".

Sin embargo, el gobernador del Banco de Japón, Harukiro Kuroda, ha aletado nuevas ventas de yenes al reiterar que la debilidad del yen sigue siendo positiva para la economía japonesa, aunque los movimientos muy rápidos alimentan los efectos negativos, incluidos los cambios en los planes de las empresas. Sin embargo, no hay indicios de que el Banco de Japón esté dispuesto a endurecer su política en un futuro próximo para dar más apoyo a la economía. Kuroda ha hecho hincapié en que no es el momento de discutir planes de salida y que sigue siendo apropiado continuar con la política de flexibilización. "Esto hace que el yen sea vulnerable a una mayor debilidad a corto plazo", indican desde MUFG.

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