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El Gobierno de Pedro Sánchez arranca este miércoles los contactos con los grupos parlamentarios de cara a atar sus apoyos para aprobar unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) de altísima emergencia social por la crisis del Covid, tal como el Ejecutivo se ha esforzado en subrayar. La cerrajón de ERC de servir de muleta a la coalición de Gobierno PSOE-Podemos, abre un escenario en el que ambos socios chocan por los pactos que se perfilan con Ciudadanos y también con el PP.

Precisamente este miércoles, el líder de los socialistas se reunirá con el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y con la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, con la vista puesta en las cuentas del Estado, ante la oposición de Podemos a que los PGE se acuerden con ambas fuerzas. La formación morada insiste en que pactar con los partidos de derechas es "incompatible" con las políticas que despliega el Ejecutivo y ha exhortado a impulsar unas nuevas cuentas públicas con la mayoría parlamentaria que impulsó la moción de censura contra el expresidente popular Mariano Rajoy.

Sin embargo, los socialistas insisten en que los republicanos no son de fiar y apelan a la geometría variable del Congreso de forma que se incluya a Ciudadanos, con quienes ya se acordó una de las prórrogas del estado de alarma. Al menos en estos términos se ha expresado la vicepresienta Carmen Calvo en declaraciones a RNE: “Mírese un titular de Junqueras diciendo que no lo van a apoyar”, ha apuntado.

El objetivo final de este juego a dos bandas sería conseguir el beneplácito de ambas fuerzas para alcanzar la mayoría absoluta requerida para aprobar la ley orgánica que alumbrará unos nuevos presupuestos que deben sustituir a los del exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, prorrogados desde 2018. Sin embargo el partido de Oriol Junqueras veta completamente a la formación de Arrimadas, mientras que el partido naranja tampoco quiere figurar en la foro al lado de los republicanos, menos cuando se barruntan elecciones en otoño en Catalunya.

La formación de Pablo Iglesias, por su parte, también se esfuerza en poner sus líneas rojas contra el partido liberal, aunque ha moderado su posición al respecto y de puertas adentro reconoce que no les queda otro remedio que pasar por el aro. Sin embargo, donde sí han fijado su límite es en un acuerdo con el PP. Entretanto, Casado tampoco parece estar por la labor de alinearse con el partido morado y aventuró este fin de semana una nueva prórroga de los presupuestos de Montoro.

A este escenario se suma que el plan presupuestario debe recibir el beneplácito de Bruselas, con el fin de que el año próximo España reciba la millonaria ayuda promerida para salir de la crisis del Covid. Y un proyecto de gasto que llegue apoyado por Ciudadanos y populares será mucho mejor recibido por el Ejecutivo comunitario. El partido de Arrimadas lo tiene claro y por eso su portavoz, Edmundo Bal, ya ha empezado a ejercer de mediador con el PP.

En declaraciones este fin de semana, ha animado al PP a no cerrar la puerta a negociar los Presupuestos con el Gobierno, pues aunque no les guste su presidente ni el protagonismo de Podemos, cree que la oposición debe pensar en los intereses de los españoles. Además, sostiene que las cuentas que pactaron en su día el PSOE y Unidas Podemos son "imposibles" de llevar a cabo ahora, tras la crisis del coronavirus.

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