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El expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva.Paulo Lopes/ZUMA Wire/dpa

Después de la locura de semana que se ha vivido, con las actuaciones de los bancos centrales, liderados por el Banco Central Europeo (BCE), la avalancha de resultados empresariales (protagonizados por las entidades financieras en España y las grandes tecnológicas en EEUU) y los datos macro clave (como el PIB de EEUU), no pierdan de vista lo que ocurrirá este domingo, una cita también muy relevante para los mercados.

Y es que los brasileños tienen un nuevo encuentro con las urnas después de que el pasado 2 de octubre el resultado electoral de la primera vuelta de las elecciones generales fuera muy ajustado. Luiz Inacio Lula da Silva, candidato de izquierdas, obtuvo el 48% de los apoyos, mientras que el 43% fue para el actual presidente de derechas, Jair Bolsonaro.

Lo que ocurra finalmente este 30 de octubre se mirará con lupa, especialmente porque muchas compañías (también en España) tienen importantes intereses en Brasil. En principio, un triunfo de Bolsonaro sería mejor recibido por el mercado, aunque su etapa en el Gobierno no ha estado exenta de controversias. Los expertos anticipan, en todo caso, una carrera muy reñida, y advierten de que Bolsonaro se inclina a no favorecer su salida en caso de perder, ya que ya ha cuestionado el sistema electoral brasileño.

"Cómo siempre, lo que está en juego en Brasil sigue siendo importante", comenta Edward Glossop, economista de mercados emergentes de abrdn.

BOLSONARO VS. LULA

Bolsonaro, el nacionalista que sirvió como capitán del ejército antes de pasarse a la política, llegó al poder en 2018 sobre una ola de optimismo entre los mercados financieros. En ese momento, la economía se había derrumbado, el poder judicial brasileño se encontraba envuelto en casos de corrupción gubernamental, y Bolsonaro se perfilaba como el candidato de la 'ley y el orden' favorable al mercado, prometiendo presidir las reformas fiscales y de la seguridad social. Nombró un equipo económico de peso que puso el control del gasto público como prioridad en su agenda. Bajo su mandato, se han llevado a cabo algunas privatizaciones, se han recortado las pensiones del sector público y las finanzas públicas están saneadas.

"Sin embargo, la legislatura en la que Bolsonaro ha ocupado el cargo ha estado plagada de problemas, escándalos y la pandemia mundial. El virus del Covid, al que se refirió el presidente como 'una pequeña gripe', mató a unos 600.000 brasileños", destaca Glossop.

En respuesta a la pandemia y sus secuelas, el gobierno desplegó un importante estímulo fiscal a pesar de que había prometido restringir el gasto.

"Pese a los estragos de la pandemia, la economía brasileña no ha salido mal parada y esa es la razón por la que Bolsonaro podría ser reelegido", comenta el experto de abrdn. "Los precios de los combustibles y la energía se han reducido y el considerable estímulo que ha inyectado el gobierno antes de las elecciones ha puesto dinero en los bolsillos de los consumidores. Además, Brasil es un país rico en materias primas, por lo que se ha beneficiado de unos términos comerciales más sólidos. Por otra parte, las cifras recientes sugieren que la inflación ha tocado techo y se sitúa actualmente en torno al 8,7%. Se espera que el PIB crezca alrededor del 3% este año", enumera el economista.

Bolsonaro tiene unos puntos de vista ultraconservadores y siempre ha sido controvertido en cuestiones de ESG, que no considera prioritarias. Durante su mandato, levantó las restricciones contra los leñadores y agricultores, permitiéndoles un acceso mayor a la selva amazónica. Bajo su presidencia, la tala y la quema en el Amazonas aumentaron significativamente. Las protestas nacionales e internacionales fueron ignoradas de tal manera que tanto los ecologistas como los periodistas fueron castigados.

Frente a Bolsonaro está Lula da Silva. Presidente durante dos mandatos, de 2003 a 2011, fue recientemente encarcelado durante dos años tras ser condenado por blanqueo de capitales y corrupción. Esas condenas fueron anuladas, con lo que pudo volver a presentarse a las elecciones. A principios de la década del 2000, el ex presidente tenía un sólido historial económico y llevó a cabo importantes reformas sociales destinadas a sacar a la gente de la pobreza.

"Pero la trayectoria económica de Lula se vio favorecida por un contexto externo que no se repetirá. Mientras que el rápido crecimiento de China y el aumento de los precios de las materias primas contribuyeron a elevar el crecimiento brasileño y a mejorar la posición fiscal durante la década del 2000, la economía mundial parece ahora dispuesta a entrar en recesión. Lula puede optar por responder con ayudas fiscales, lo que agravaría las preocupaciones en torno a la deuda pública", explican desde la gestora

Según Edward Glossop, ambos candidatos se verán limitados por la necesidad de mantener la credibilidad en los mercados. "Mientras tanto, ninguno de los dos parece tener un gran deseo por interferir con el Banco Central de Brasil, que parece que va a retrasar los recortes de tipos de interés mientras la inflación subyacente siga siendo rígida", apunta este experto.

"A medio plazo, aunque el crecimiento potencial podría ser mayor con Bolsonaro que con Lula, ambos podrían tener dificultades para mantener la disciplina fiscal. De hecho, el uso de la política fiscal como herramienta política ha sido durante mucho tiempo una táctica de Lula y su partido, el Partido de los Trabajadores (PT). Pero el período previo a estas elecciones ha revelado la voluntad de Bolsonaro de hacer lo mismo", concluye Glossop.

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