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El sector del automóvil sigue revolviéndose contra el Gobierno y su nueva Ley de Cambio Climático, que contempla el fin de la venta y matriculación de coches diésel, gasolina, híbridos y de gas para 2040, con el objetivo de que en 2050 todo el parque sea eléctrico. La queja más repetida es que hay muchos problemas que no se han contemplado, como que el veto a los vehículos híbridos y de gas, que son tecnologías de transición, puede poner en peligro uno de los objetivos medioambientales del Ejecutivo: la reducción de las emisiones de CO2.

Tal y como dicen desde la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), la idea de no vender coches que emitan CO2 de aquí a unos años "deja fuera de las opciones para reducir las emisiones de dióxido de carbono" a los vehículos híbridos, a los que utilizan Gas Licuado de Petróleo (GLP) y a los propulsados por Gas Natural Vehícular (GNV), ya sea Gas Natural Comprimido (GNC) o Gas Natural Licuado (GNL). De esta forma, remarca esta organización, "las tecnologías que la mayoría de los expertos coinciden con señalar como soluciones de transición hacia un escenario de electromovilidad quedan marcadas con una fecha de caducidad demasiado próxima en el tiempo".

Los conductores que estaban pensando en comprarse un coche híbrido o de gas, que son más caros que los diésel o gasolina, pero menos contaminantes, dudan ahora de si hacer esa inversión

Y eso, señalan, puede provocar que la venta de este tipo de coches, que no ha hecho más que crecer en los últimos meses, empiece ahora a resentirse. Como explica la patronal de concesionarios Faconauto, la "incertidumbre" que está creando el Gobierno y, especialmente, el Ministerio para la Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera está provocando que los compradores no sepan "qué coche comprarse ni cuándo", y eso ya está impactando en todo el sector.

Eso es un problema, en tanto que conductores que estaban pensando en comprarse un coche híbrido o de gas, que son más caros que los diésel o gasolina, pero menos contaminantes, duden ahora de si hacer esa inversión. Según explica CEEES, actualmente "solo el 0,1% del parque automovilístico español está integrado por vehículos eléctricos, por lo que los híbridos y los propulsados por gas serían dos opciones perfectamente válidas para ir descarbonizando paulatinamente la economía española". Sin embargo, los planes del Gobierno "pueden provocar que los automovilistas españoles decidan no adquirir estos vehículos ahora y mantener sus actuales automóviles, lo que, paradójicamente, se traduciría en un incremento de las emisiones de dióxido de carbono a corto y medio plazo", resalta esta organización.

Este martes las petroleras afirmaban que prohibir los vehículos no eléctricos "socava la libertad y progreso" del sector. En concreto, fue el presidente de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Luis Aires, que en un acto para celebrar el 25 aniversario de la AOL lamentó las intenciones del Ejecutivo y remarcó que esta medida crea "incertidumbre" en el sector y está provocando que se retrasen las decisiones de compra de los consumidores, lo que "afecta a la modernización del parque automovilístico".

Aunque no fue el único, porque el recién elegido nuevo presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, señaló en una entrevista en Antena 3 que ve "perverso" que el Gobierno quiera prohibir la venta de vehículos con emisiones de directas de CO2 en 2040 porque "pone en peligro" la estabilidad de las empresas españolas y del sector de la automoción, que representa un 10% del PIB y del que dependen más de tres millones de empleos.

SOLO LOS ELÉCTRICOS FRENARÁN EL CAMBIO CLIMÁTICO

Unas críticas que contrastan con la posición de los ecologistas, que han exigido al Ejecutivo que acelere sus planes de prohibir la venta de coches de combustión e imponga la prohibición a partir de 2028 para cumplir con el Acuerdo del Clima de París. Este pacto, que se firmó en 2015 para evitar que el calentamiento del planeta supere los 1,5 grados, contempla que las emisiones globales de CO2 sean en 2030 un 45% inferiores a las de 2010, algo que según un reciente estudio de la organización ecologista Transport & Environment solo se logrará si como muy tarde a partir de 2035 solo es legal vender coches eléctricos.

De hecho, atrasar el veto a la combustión a 2050 (año en el que el Gobierno pretende prohibir la circulación de coches diésel, gasolina, híbridos y de gas) hará que el recorte se quede en el 30% en 2030. Según esta organización, la única alternativa válida al coche de combustión es el eléctrico: "Si queremos evitar un cambio climático peligroso necesitamos adoptar el vehículo eléctrico mucho antes que lo que prevén la legislación", dice T&E.

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