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Madrid Central ya está aquí y muy posiblemente solo será el primer hito en los cambios que se avecinan para la movilidad en las grandes ciudades españolas. Los vehículos privados se ven desplazados de los centros urbanos y empieza un periodo de grandes oportunidades de negocio en torno a unas necesidades de movilidad para las que el Estado no parece tener ni capacidad ni voluntad de hacer frente por sí solo.

Junto a las bicicletas, motos y patinetes eléctricos compartidos, el carsharing se presenta como uno de los sectores que más puede beneficiarse de este nuevo marco. “El sector del carsharing ya tiene un crecimiento de por sí muy elevado, la entrada de Madrid Central seguro que acelera esto y será un factor importante”, declara Javier Martínez Ríos, CEO de WiBle.

“Un cambio tan grande como este, que toda una parte de la ciudad se cierre al tráfico y que además los protocolos anticontaminación se hagan muchos más restrictivos, desde luego cambiará la forma en la que nos movemos”, añade el directivo de esta joint venture de Repsol y Kia que comenzó a operar hace cuatro meses con 500 coches, tiempo en el que ha generado 45.000 clientes.

La principal innovación de este recién llegado fueron las bases con aparcamientos disuasorios ubicados en la periferia, concretamente en Villaverde y otro en Las Tablas. Ahora han ampliado su rango de acción a Alcobendas y Campo de las Naciones.

CAPITAL EUROPEA DEL CARSHARING

Madrid se ha convertido en tierra fértil para las empresas de coches compartidos hasta el punto de ser actualmente “la capital europea del ‘carsharing’ eléctrico”, en opinión de Car2Go, la compañía perteneciente al grupo Daimler y pionera en el sector en Madrid tras aterrizar en 2015. Cuatro empresas dan servicio de carsharing actualmente en la capital. Las citadas Car2Go - Smart EQ - y WiBle - Kia Niro Híbrido - y, además, Emov - Citröen C-ZERO - y -Zity Renault ZOE 40-.

Car2Go es la que tiene un mayor número de usuarios - 216.000 -, seguida por Emov, participada por Eysa y PSA, que en octubre anunció que había superado la barrera de los 200.000 usuarios en poco menos de dos años de actividad en Madrid.

Las cuatro empresas han apoyado activamente la iniciativa de limitar el tráfico privado aprobada por el Ayuntamiento y ahora se preparan para recoger los previsibles réditos. Car2Go, que actualmente tiene una flota de 400 vehículos, tiene previsto multiplicarla por más de dos a corto plazo. Añadirá 450 nuevos Smart EQ, 300 de los cuales tendrán capacidad para cuatro pasajeros, una alternativa que ya ofrecen todos sus competidores.

“Tanto los servicios de transporte compartido como las restricciones al tráfico son las dos caras de la misma moneda y están alineados en las políticas de movilidad sostenible que tienen todas las ciudades de Europa y más allá, no solo Madrid”, declara David Bartolomé, Business Development Manager de Car2Go Europe. “Damos la bienvenida a la medida, es una decisión valiente, porque a nivel técnico se sabe que es una medida necesaria, pero a nivel político hay que tener valor para ponerla en marcha”.

UNA PROMESA DE NEGOCIO

Zity aterrizó en diciembre de 2017, fruto del acuerdo entre la francesa Renault y Ferrovial, y superó los 100.000 usuarios en sus primeros seis meses. Se ha mostrado entusiasta con Madrid Central hasta el punto de publicar, junto con Emov, una encuesta sobre la medida en la que se recogía que un 24,4% de los madrileños cambiará su forma habitual de transporte por la movilidad compartida.

El panorama se plantea muy apetecible para un sector que, sin embargo, no ha alcanzado aún el break-even y sigue siendo una promesa de negocio más que una realidad. “Cada año vemos que lo vamos haciendo mejor en cuanto a rentabilidad y los indicadores nos indican que vamos por el buen camino”, explica Bartolomé, de Car2Go. “Algunas de nuestras ciudades ya han empezado a ser rentables, este es un negocio a largo plazo”.

La competencia podría crecer próximamente, ya que Nissan ha puesto los ojos en la capital española. A comienzos de año, el consejero director general de Nissan Iberia, Marco Toro, confirmaba que la firma estaba barajando muy seriamente poner en marcha un servicio de 'carsharing' en Madrid. Acaba de empezar a operar en Francia, en pruebas, y según el directivo, dependiendo de los resultados se plantearán dar el salto a la capital española.

Si bien el aumento de la demanda parece garantizado, el sector reclama que se profundice en las limitaciones de movilidad del vehículo privado y un aumento de la infraestructura para vehículos eléctricos.

Un futuro con el servicio de carsharing plenamente integrado en la red de transporte público urbano está aún lejano, pero más realista parece que los coches compartidos sean un elemento más en las rutas de los nuevos usuarios multimodales. En esa dirección iría la ubicación de parkings y puntos de carga para carsharing situados en los grandes ‘hubs’ de transporte, tal y como ocurre en otras grandes ciudades europeas como Hamburgo o Milán.

“La integración tiene que ir destinada a permitir la continuidad del viaje, tener un servicio de transporte muy fuerte formado básicamente con el transporte público y ofertas de transporte complementarias que permitan tener un servicio lo suficientemente fuerte para que la gente no se plantee usar el coche privado”, opina Bartolomé. “La gente en las ciudades lo que quiere no es tener un coche, es llegar a su destino”.

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