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RTVE organiza el debate electoral a cuatro en el que participan los dirigentes de PSOE, PP, Podemos y CiudadanosRicardo Rubio - Europa Press

España está sumida en la parálisis política. Este escenario genera incertidumbre entre las agencias de calificación crediticia, que ven como la economía marcha bien, pero no se pueden implementar medidas para que vaya mejor o se evite una desaceleración. El 'rating' de la deuda española no se movía desde hace casi dos años, hasta que S&P dio el paso el pasado viernes. El resto de agencias de calificación podrían sumarse a esta decisión, aunque la repetición de las elecciones generales les tiene inmersos en un mar de dudas.

Fitch mantiene la calificación de España en 'A-' desde que la subió en enero de 2018. Lo mismo sucede con Moody's, que en marzo de ese mismo año aumentó el 'rating', hasta 'Baa1', y lleva más de año y medio esperando a ver qué pasa con la situación política española. La primera gran firma que ha decidido mejorar a España ha sido S&P, que ha subido un escalón su calificación, desde 'A-' hasta 'A', pese al estancamiento político.

La entidad estadounidense apuntaba en un comunicado que "a pesar del estancamiento político, el crecimiento del PIB de España debería continuar superando el promedio de la eurozona durante 2019-2022, mientras que el balance externo y la posición presupuestaria del país continúan mejorando. Esperamos que el déficit presupuestario de este año disminuya aún más hacia el 2% del PIB".

En este caso se ha impuesto la fortaleza económica, mientras que en otras agencias de calificación tiene más peso la incertidumbre política. Un ejemplo es la alemana Scope Ratings, que mantiene la valoración de España en el mismo punto ('-A') desde hace tiempo. Como explica Giulia Branz, una de sus analistas, "a medida que las perspectivas económicas mundiales y europeas se han debilitado, España necesita un gobierno estable para hacer frente a los desafíos económicos, fiscales y políticos que aún persisten".

Atendiendo exclusivamente a datos económicos, la mejora en el 'rating' de los bonos soberanos debería haber llegado hace tiempo, con una economía que crece por encima de 2% en lo que llevamos de 2019 (un 1% más que la media de la eurozona). Son las perspectivas económicas y fiscales, junto con el estancamiento del mercado laboral y la escasa productividad, lo que desata la incertidumbre. Unos elementos que no pueden modificar su rumbo sin un Gobierno estable asentado en La Moncloa.

RETOS DEL 'RATING' DE ESPAÑA

Para conseguir nuevas mejoras de calificación, España debe afrontar una serie de retos que se apuntan en el informe de Scope 'El estancamiento político de España continúa: el vacío de poder limita las perspectivas del rating soberano'. El primero de ellos es el aumento de la productividad, que se encuentra por debajo de la media de la eurozona. También hay que incentivar el crecimiento de las pymes, además de eliminar los obstáculos a la competencia y la dualidad del mercado laboral.

Exáctamente ahí, en la rigidez del mercado laboral, es donde existe otro punto a mejorar. Es necesario conseguir que se equiparen los contratos temporales e indefinidos, además de rebajar las altas tasas de paro de larga duración. A la entidad alemana también le preocupa la gran cantidad de trabajadores poco cualificados, que "limitan el desarrollo del capital humano español".

En materia fiscal, insta a corregir el desequilibrio y garantizar el sistema de pensiones para reducir la deuda pública, que se sitúa en el 97% del Producto Interior Bruto (PIB). Y en cuanto a la financiación autonómica, congelada desde que el Gobierno está funciones, pide reformas que incluyan un sistema de nivelación de ingresos en todas las regiones. "Incluidas las que buscan una mayor independencia, como es el caso de Cataluña", matiza el documento.

Ahora bien, las previsiones más optimistas hablan de que España no tendrá Gobierno hasta, al menos, febrero de 2020. Mientras tanto, no habrá reformas económicas ni sociales ni medioambientales. Cinco meses más de inmovilidad política, en el mejor de los casos. Y habrá que ver qué sucede tras las elecciones del 10 de noviembre. Desde Scope vaticinan que ningún partido va a lograr la mayoría absoluta y advierte que los pactos "se han convertido en la nueva realidad de la política nacional española".

Eso sí, no se atreven a predecir qué partido vencerá los comicios y deberá llevar la voz cantante en las negociaciones. "La fatiga de los votantes, que pone en duda la capacidad relativa de los partidos para movilizar a su electorado, y los cambios de última hora en la votación, con una parte significativa del electorado español indeciso, nos impiden sacar conclusiones de las últimas encuestas de opinión", apunta el analista de Scope, Alvise Lennkh.

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