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ItaliaEUROPA PRESS

La firmas alemanas Deutsche Bank y Berenberg coinciden en señalar que un empeoramiento en la relación entre Italia y la Unión Europea representa uno de los principales riesgos para la banca europea este año. Más en el momento actual, en el que el Gobierno italiano se enfrenta a un posible rescate de la entidad Banca Carige, a la que el Banco Central Europeo (BCE) ha puesto una administración temporal.

Berenberg considera que la banca europea viene de vivir su peor año desde 2011, en el que ha enfrentado “un torrente de malas noticias” y ha sido el sector con peor comportamiento en el mercado. “Las expectativas sobre los tipos de interés fueron eliminadas, la perspectiva macroeconómica y política se oscureció en todos los ámbitos y las cuestiones idiosincrásicas, como la exposición a bonos soberanos y Turquía, hicieron mella en los valores”, señala uno de los analistas de la firma en un informe reciente.

Por ello, la casa alemana es “estructuralmente pesimista en el sector a medio plazo”, a pesar de que la banca europea empieza 2019 con “vientos de cola”. “Con el mercado apuntalado por una profunda gama de riesgos, un trimestre en el que los bancos eviten desastres podría ser suficiente para sobreponderar a corto plazo”, apunta la firma.

Con “desastres” la firma se refiere a los riesgos que enfrenta la banca este año, como un deterioro de las conversaciones entre Estados Unidos y China, una reversión del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a un estilo más “de halcón”, un Brexit duro o un empeoramiento de las relaciones entre Italia y la Unión Europea.

Las tensiones vividas entre Italia y la Unión Europea durante los últimos meses no parece que vayan a tener un fin próximamente. Más teniendo en cuenta que el Gobierno italiano tiene la intención de rescatar a Banca Carige, la entidad italiana en problemas a la que el BCE ha impuesto una administración temporal.

El Gobierno italiano ha aprobado esta semana un decreto de medidas urgentes para facilitar a los gestores temporales de la entidad tomar las medidas necesarias para preservar la estabilidad de Banca Carige. El mayor de los problemas de la entidad está en su necesidad de capital, por lo que entre esas medidas se incluyen el acceso a recursos de liquidez por parte del Estado y su recapitalización por parte del Estado.

La medida va en contra de las intenciones del BCE de evitar los rescates bancarios imponiendo requerimientos de capital aunque, de aplicarse, serán precisamente los gestores nombrados por la autoridad monetaria los que adopten la decisión de implementarla. En todo caso, S&P considera que la intervención del Gobierno italiano en Carige pondrá fin al “último banco mediano problemático que quedaba en Italia”.

Deutsche Bank, por su parte, aprecia varios riesgos para la banca europea tras su “annus horribilis” de 2018. “Nuestra casa no aprecia el factor de una recesión hasta finales de 2020, pero hay varios riesgos geopolíticos que podrían descarrilar esto, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el Brexit o Italia”, apunta en un informe reciente. La estrategia de la firma respecto a la banca europea es de ‘sobreponderar’ por la expectativa de un hito del índice de compras del sector manufacturero (PMI) y del incremento del rendimiento del bono alemán.

OPTIMISTA CON LA BANCA BRITÁNICA

En cuanto a la banca británica, Berenberg cree que las entidades se enfrentan este año a varios desafíos, pero aún así representan una “gran oportunidad a medio plazo”. En todo caso, el timing de los acontecimientos, especialmente en relación con el Brexit, “será clave”.

“Creemos que la claridad en el Brexit debería catalizar un periodo de superación para los bancos de Reino Unido. Esperamos un trayecto lleno de baches, pero los economistas están seguros de que un Brexit duro será finalmente evitado”, concluye.

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