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El presidente chino, Xi Jinping, se reúne con el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom GhebreyesusXINHUA/JU PENG - Archivo

China ha conseguido frenar en seco la epidemia de Covid-19 con unas medidas draconianas sobre la provincia de Wuhan que no hubieran sido posibles en las democracias occidentales. Y aunque la nación ha sido puesta como ejemplo de buenas prácticas en materia sanitaria por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el país afronta una grave crisis de credibilidad, tanto dentro como fuera de sus propias fronteras.

Más allá de las consecuencias políticas, los analistas de Berenberg afirman que "a nivel internacional, el desafío de la credibilidad de China puede empañar sus relaciones comerciales y, en cierta medida, debilitar su papel como el centro de las cadenas mundiales de fabricación y suministro".

Estos expertos añaden que los líderes chinos enfrentan un problema de credibilidad sustancial a nivel nacional e internacional que afectará al desempeño económico del país. A nivel nacional, señalan que cada vez más ciudadanos desconfían de sus líderes gubernamentales. "Esto llevará a los consumidores a ahorrar más y gastar menos, y a las empresas privadas a comportarse con cautela, lo que limitará la recuperación de la demanda interna y socavará las respuestas a los estímulos del gobierno", afirman.

Berenberg explica esta desconfianza hacia China y sus líderes porque algunos de sus socios globales están tomando en serio la presunción internacional generalizada de que los datos ofrecidos sobre la incidencia y las muertes de COVID-19 "pueden haber sido fabricados, lo que puede haber influido en los esfuerzos mundiales para abordar la pandemia".

Hay varias informaciones que han puesto en duda el recuento realizado por las autoridades chinas del impacto de la epidemia en Wuhan. Oficialmente, el régimen tan solo ha reconocido 2.500 fallecidos en Wuhan, pero medios independientes y críticos con el Gobierno chino como Radio Free Asia afirman que la cifra puede rondar los 40.000.

Además, la Inteligencia americana ha filtrado un informe en el que se acusa a Pekín de ofrecer información errónea o inexacta sobre el inicio y la peligrosidad del Covid-19.

Por ello, aunque todavía no está claro de qué manera afectará esta desconfianza a la economía china, estos analistas consideran que "existen claros riesgos a la baja" para un sistema que ya se enfrentaba a una desaceleración importante por la guerra comercial con Estados Unidos y el cambio de modelo productivo hacia el consumo interno.

Berenberg afirma que esta crisis pandémica afecta directamente a prácticamente todos los hogares y empresas y es un shock negativo tanto para la demanda como para la oferta agregadas. Las economías de las naciones avanzadas se contraerán igual o más que durante la crisis de 2008/2009 pero en un período más corto, mientras que las economías de los países emergentes y en desarrollo, como China, se contraerán aún más.

Estos analistas anticipan una gran caída del comercio mundial y de la producción industrial, que supondrá un gran impacto para el gigante asiático, pese a que los datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas de China han sido "edulcorados", según valoran. "En realidad", explican, "el PIB de China experimentó una disminución significativa en la primera mitad de 2020".

Así las cosas, China enfrenta un duro panorama en 2020, tanto a nivel nacional como internacional. El tiempo dirá cuál es el impacto del Covid-19 en su economía, su influencia geopolítica y su estructura política interna.

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