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FRANCISCO AVIA/HOSPITAL CLÍNIC

El coronavirus supone un "shock de oferta y demanda simultáneo" difícil de parar, afirma John Velis, estratega de Bank of New York Mellon. Esta inusual característica de la crisis actual es tal vez la que más está afectando a los mercados, que un principio consideraron transitorio el impacto económico del Covid-19.

El recorte sorpresa de 50 puntos básicos de la Fed no ha calmado a los mercados, ya que, como el propio presidente Powell declaró, no abordará directamente las interrupciones que la expansión del virus está creando en la economía de EEUU.

"La política monetaria no es una vacuna, ni un kit de prueba, ni una ayuda de urgencia. Dudo que la medida marque una gran diferencia en la economía real, a pesar del impacto positivo que pueda tener en las condiciones crediticias", afirma Velis.

Hay dos canales a través de los cuales el Covid-19 tendrá un impacto en la economía estadounidense. Una es a través de la economía real, lo que incluye tanto un componente de demanda como de oferta. Por un lado, el impacto del virus en las cadenas de suministro y la actividad empresarial; y por otro la respuesta de empresas y hogares mediante una menor actividad productiva y de consumo.

"Los choques de oferta y demanda son simultáneos y difíciles de separar, y no responden tan bien a los ajustes de la política monetaria", explica este analista. De ahí las enormes dudas del mercado en estos momentos. El otro canal es a través de las condiciones financieras. Un desplome de las bolsas y condiciones crediticias más estrictas perjudican el consumo y la producción al hacer que las condiciones financieras sean mucho más restrictivas.

"La Fed quiere mitigar estos efectos mediante recortes de tipos. Por lo tanto, debe ser una decepción ver la respuesta mediocre de los mercados de renta variable y la falta de aceleración de la curva de tipos", afirma Velis. La rentabilidad del bono americano a 10 años ha marcado un mínimo histórico por debajo del 0,7%, lo que anticipa un nuevo recorte de tipos por parte de la Fed en su reunión del 18 de marzo.

En paralelo, la oleada de profit warnings lanzados por las empresas de casi todos los sectores han hecho que los inversores anticipen menores beneficios empresariales, lo que explica el desplome de las bolsas. La parada de la producción en China puede gripar las cadenas de suministro en todo el mundo, y afectar a la producción mundial. Esto ya está afectando a los fabricantes de automóviles, las compañías de chips o los productores de móviles y otros dispositivos.

Y si las cadenas de suministro se ven afectadas, esto puede afectar directamente a la liquidez de muchas compañías. "Los efectos en cascada podrían provenir de la escasez de liquidez en las empresas que tienen que detener la producción, amplificada y extendida por los mercados financieros", ha advertido la Comisión Europea.

A esto se suma la caída de la demanda a nivel global, cuyos efectos más visibles se observan en las compañías relacionadas con el turismo, ya sean aerolíneas, hoteleras, operadores de casino, operadores de aeropuertos, compañías de reservas de viajes o cadenas de restaurantes. A su vez, esto afectará al empleo y la inversión empresarial.

"No hemos tenido un shock de oferta de esta magnitud desde la década de 1970. Aquí, sin embargo, también hay un shock de demanda y el golpe a las cadenas de suministro mundiales puede durar bastante tiempo", ha comentado el economista de la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff.

"Solo estamos en la primera etapa de esta crisis", ha advertido el ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers. Por su parte, la agencia Moody's Investors Service ha recortado su previsión de crecimiento mundial por el impacto económico de la expansión global del coronavirus.

"La propagación global del coronavirus está dando como resultado un shock simultáneo de oferta y demanda. Esperamos que estos shocks desaceleren materialmente la actividad económica, particularmente en la primera mitad de este año. Por lo tanto, hemos revisado nuestros pronósticos de crecimiento en 2020 para todas las economías del G-20", afirma Moody's.

El alcance total de los costes económicos no estará claro por algún tiempo. El miedo al contagio disminuirá la actividad comercial y de los consumidores. "Cuanto más tarden los hogares y las empresas en reanudar su actividad normal, mayor será el impacto económico", señala la agencia.

Los riesgos de recesión global han aumentado. Cuanto más tiempo el brote afecte a la actividad económica, mayor será el shock sobre la demanda y conducirá a una dinámica recesiva. "En particular, un retroceso sostenido en el consumo, junto con cierres extendidos de negocios, perjudicaría las ganancias, generaría despidos y afectaría al sentimiento. Tales condiciones podrían en última instancia alimentar una dinámica recesiva autosostenible", ha concluido Moody's de manera muy pesimista.

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