• A pesar de ello, un gobierno de coalición germano sigue siendo el "escenario central" de sus predicciones económicas
  • En caso de que el SPD rechazara la gran coalición con la CDU/CSU, la entidad asegura que un cambio de liderazgo en el partido podría ser una solución
angela merkel martin schulz
Angela Merkal, canciller de Alemania, y Martin Schulz, líder del SPD.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el líder socialdemócrata, Martin Schulz, alcanzaron este viernes un principio de acuerdo para lograr una gran coalición y, en consecuencia, formar un gobierno en el país germano, que ya encadena 112 días sin tenerlo. Esta noticia ayudó a que los parqués europeos experimentaran ganancias en la última sesión de la semana (el Dax 30 subió un 0,32%), así como que el euro superase los 1,21 dólares. Sin embargo, los analistas del banco británico Barclays aseguran que "aún quedan varios obstáculos" y, por tanto, el preacuerdo solo es "el primer paso en el camino".

Merkel, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), y su partido aliado bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU), tuvieron como primera opción negociar con los liberales y Los Verdes la formación del ejecutivo alemán tras las elecciones de septiembre, en las que la ultraderecha consiguió entrar por primera vez en el parlamento alemán (Bundestag).

Pero dicha coalición, conocida como 'Jamaica' por los colores de los tres grupos políticos, fracasó a finales de noviembre y activó las alarmas en Europa.

Y es que, en un primer momento, los socialdemócratas (SPD) de Martin Schulz rechazaron hablar con la aún canciller. Algo que cambió a principios de diciembre, tras el 'fracaso jamaicano': el partido se mostró dispuesto a negociar una gran coalición. Y este viernes se llegó a un principio de acuerdo.

"VARIOS OBSTÁCULOS"

En cambio, los analistas de Barclays afirman que el propio SPD podría ser uno de los "varios obstáculos" que quedan por superar. Y es que los delegados socialdemócratas deben votar el 21 de enero si quieren que las conversaciones para la gran coalición continúen o no.

"Un voto a favor significaría que las conversaciones formales de gran coalición podrían comenzar"

"Un voto a favor significaría que las conversaciones formales de gran coalición podrían comenzar", explica la entidad inglesa. Pero también podría suceder la situación inversa, es decir, que votaran en contra.

Por ello, en caso de que los delegados socialdemócratas rechacen negociar una gran coalición, "un cambio en el liderazgo del SPD podría ser una posibilidad" para evitar el el bloqueo, defiende Barclays.

Además, después de los delegados, será el turno de la militancia: el acuerdo final y formal de la coalición será sometido a votación en febrero. Y es que, según indican los analistas del banco, cada vez “más partidarios del SPD piensan que la gran coalición será mala” para su partido, a pesar de que las encuestas más recientes muestran un fortalecimiento de este.

Así, Barclays afirma de forma tajante que "realmente depende de los votos de los delegados del SPD el 21 de enero, y luego de la militancia a mediados de febrero" el que Alemania sea “gobernada por otra gran coalición". Eso sí, esta posibilidad continúa siendo el "escenario central" de sus predicciones económicas.

No obstante, Barclays insiste en que "las encuestas sugieren que la incertidumbre política probablemente se mantendrá por ahora y solo terminará si la militancia del SPD vota a favor del acuerdo final a mediados de febrero".

La política de refugiados es el asunto más importante para el electorado alemán

CESIONES MUTUAS

Respecto al principio de acuerdo que se alcanzó este viernes en Alemania, los expertos de la entidad inglesa destacan que "contiene varios compromisos sobre áreas clave", como las políticas de inmigración y refugiados, el sistema tributario o las contribuciones médicas.

En concreto, Barclays cree que este principio de acuerdo muestra que el SPD ha cedido en materia migratoria, logrando así el bloque conservador de Merkel una "postura más dura sobre la migración de refugiados". A cambio, la CDU/CSU se ha comprometido a llevar a cabo una reducción de impuestos y un mayor gasto social.

Como los propios analistas de Barclays recogían en un informe anterior, la política de refugiados es el asunto más importante para el electorado alemán, por encima incluso de las pensiones, el desempleo, la educación o la economía. Y es que para la entidad era el principal escollo al inicio de las negociaciones, debido a las grandes diferencias entre los conservadores y los socialdemócratas en sus respectivas propuestas electorales.

Pero ese inconveniente ya está resuelto: el SPD ha aceptado un tope a la futura recepción de refugiados en el país, que no podrá superar los entre 180.000 y 220.000 personas por año. Eso sí, la polémica del número de miembros de la familia que pueden unirse a aquellos refugiados que ya están en Alemania "será archivado por el momento", indica Barclays. Aunque esto no impide que la llegada de las familias de refugiados en el país se limite a 1.000 personas por mes.

A cambio de esta cesión, los de Schulz han logrado una distribución más equitativa de los costes del seguro médico entre el empleador y el empleado. Aunque el aumento que quiere de la tasa impositiva máxima del 42% al 45% aún no ha sido negociada entre los partidos, tal y como recoge el banco en su informe.

No obstante, el acuerdo con la CDU/CSU también exige "mil millones de euros para ayudar a 150.000 desempleados de larga duración a regresar al mercado laboral", además de que las contribuciones del seguro de desempleo se reduzcan un 0,3%. Y ambos bloques políticos germanos han pactado que el impuesto solidario se reducirá progresivamente en 10.000 millones de euros en los próximos tres años.

Por último, la CDU/CSU y el SPD han decidido "fortalecer significativamente las finanzas de la Unión Europea". Aunque, en esto sí, "todas las partes" estaban de acuerdo, según Barclays. Así las cosas, las próximas semanas serán determinantes para saber si Alemania será gobernada por una gran coalición (de nuevo), o si Merkel tendrá que medirse de nuevo en las urnas.

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