• Cree que la mejoría de los beneficios empresariales impulsará a las acciones
  • Defiende la necesidad de una mejoría fiscal para potenciar los planes de pensiones
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José María Luna, director de análisis y estrategia de Profim Grupo Arquia

Los inversores ya preparan sus carteras para 2018. Y no lo tendrán fácil, especialmente los que deseen mantener niveles de renta fija para limitar la volatilidad de las bolsas. Las claves pasan por tener flexibilidad y cautela, sostiene José María Luna.

El director de análisis y estrategia de Profim Grupo Arquia explica en una entrevista con ‘Bolsamanía’ que los bonos pasan de ser un activo “seguro con rentabilidades nominales positivas a poder provocar pérdidas”. Asimismo, cree que los beneficios empresariales impulsarán las acciones, advierte de la necesidad de una planificación fiscal y argumenta que los planes de pensiones deberán mejorar su gestión.

P: ¿Qué perspectivas tienen en renta fija?

R: Llevamos diez años de mercado alcista en renta fija. Pero hay que tener en cuenta tres circunstancias. La primera es que salimos de una crisis con un nivel más alto de deuda. La segunda es que vamos hacia un mundo de políticas monetarias menos expansivas, con lo que por inercia la liquidación de estas políticas podría incrementar la volatilidad. En tercer lugar, hay un mundo de crecimiento equilibrado e inflación moderada, conocido como ‘goldilocks'. Pero por algún lado se puede romper, y es preocupante que el mercado no tenga en cuenta un posible aumento de la inflación.

P: ¿Qué aconsejan a los clientes que quieren invertir en renta fija o deben hacerlo por su perfil de riesgo?

R: El mercado ha ido premiando a la renta fija durante los últimos años, excepto a los bonos de corto plazo. Ahora es un activo que puede ser peligroso. Lo que era un tipo de activo seguro con rentabilidad nominal positiva podría empezar a fallar. No creemos que haya un ‘crash’ o ‘game over’, pero sí hay que ser cautos con la renta fija. Siempre hay que explicar que no hay mucho que ganar y sí que perder en renta fija, porque la cola de riesgos es importante. Por eso hay que tener cuidado con asumir riesgos, ya que para intentar ganar un 4% se puede perder un 10%. Hay riesgos cada vez más asimétricos con la rentabilidad potencial.

P: ¿Cómo puede invertir entonces un inversor conservador?

R: La pregunta que debe hacerse es si hay activos con volatilidad controlada que sean capaces de batir a los depósitos. Hay un mundo más allá, a pesar de que el 30% del ahorro está en cuentas corrientes y depósitos, frente al 14% en fondos de inversión, una diferencia absurda. Fondos, sicavs o planes de pensiones de renta fija con visión global y muy oportunista ofrecen soluciones más eficientes. Especialmente los vehículos de gestión flexible, que pueden invertir en deuda estadounidense, que ofrece tires -rentabilidad esperada- más altas que la europea, y emergente.

P: ¿Qué productos son ejemplo de ello?

R: Entre los monetarios hay que escoger fondos con comisiones muy bajas, por debajo del 0,2%, como el CS Corto Plazo de Credit Suisse o el Deutsche Floating Rate, que este año consiguen rentabilidades nominales más altas que un depósito y sirven para consumir una ganancia sin tributar de otro fondo con un traspaso o esperar para posicionarnos en otro producto. Con más riesgo, y siempre con un enfoque global, oportunista y flexible, hay varios productos interesantes. El Candriam Bonds Credit Opportunities, que puede tener ‘high yield’ y deuda subordinada, pero con un enfoque muy patrimonialista al protegerse de los riesgos. El Renta 4 Valor Relativo, con la gestión de Ignacio Victoriano. El Fidelity Bond Flexible en la clase Hedge (divisa cubierta), que cuenta con gestores muy buenos centrados en buscar nichos. También el Merchbanc Renta Fija Gestión Flexible o el PIMCO Income. Asimismo, es un buen momento para comprar fondos de retorno absoluto de gestores que ganan alfa -rentabilidad frente al mercado- como los productos de esta categoría de Old Mutual, Invesco, Franklin, Pioneer o BlackRock.

P: ¿Y en renta variable? ¿Qué perspectivas tienen y cómo se puede invertir en bolsa?

R: De cara a los próximos meses la estrategia de inversión que estamos aconsejando es la de ser optimistas con la evolución en la cotización de muchas acciones pero sin caer en la euforia. Esto nos sigue llevando a proponer porcentajes neutrales en fondos de bolsa en base al perfil de riesgo de cada inversor. El actual escenario financiero se apoya en un entorno de crecimiento económico mundial moderado y sincronizado, ausencia de tensiones inflacionistas de relevancia, tipos de interés bajos y políticas fiscales algo más acomodaticias. Todo esto debería llevar consigo una mejora de los beneficios de muchas empresas. Pero no debemos obviar que las valoraciones son ajustadas en bolsa, no hay gangas y vamos a un mundo financiero donde las condiciones financieras irán cambiando poco a poco como consecuencia del proceso de normalización monetaria. Además, hay que tener en cuenta otros focos posibles de tensión como el enorme endeudamiento mundial, muy preocupante en China. En definitiva, bolsa sí por la mejoría macro y micro, pero con cierta cautela.

P: Con estas premisas, ¿cómo debemos exponernos a las bolsas?

R: Por mercados nos encanta Europa, sobre todo a través de la combinación de fondos en de ‘blue chips’ y fondos de ‘mid & small caps’ (pequeñas y medianas empresas); los mercados emergentes asiáticos y Japón. En cuanto a Wall Street, recomendamos pero con algo menor peso para dar entrada a otras zonas geográficas, así como fondos enfocados en convertir en oportunidades de inversión retos como la demografía, la robotización, la escasez del agua o la salud. Aunque hay espacio para que suban las bolsas en 2018, recomendamos buscar fondos flexibles y que generen alfa.

P: ¿Qué debe tener en cuenta un inversor sobre fiscalidad en el final de año de cara a la próxima declaración de la renta?

R: La planificación financiera-fiscal es muy importante. Todo el mundo se concentra en dónde y cómo invertir y se preocupa menos por la fiscalidad, salvo con las aportaciones a planes de pensiones en el final del año. Pero no se puede hacer una planificación adecuada sin tener en cuenta la presión fiscal. No se trata de supeditar la inversión a la fiscalidad, sino de tenerla presente. Por ejemplo, cuando uno tiene una pérdida acumulada en los últimos cuatro años, se puede hacer una venta para generar plusvalías y compensarlas. Así se reduce la factura con Hacienda.

P: Precisamente la fiscalidad es muy relevante en los planes de pensiones, que el Gobierno trata de incentivar pero con menores comisiones y más liquidez con la ventana a diez años. ¿Qué opina de ello?

R: Las EPSV -entidades de previsión social voluntaria- de País Vasco introdujeron esta opción y no supuso una salida masiva de dinero a los diez años. Lo que no se puede hacer es ser un gestor que compra bonos y deja el plan con una gestión pasiva. Ahora tendrán que mejorar su gestión, aunque sigan sin estar abiertos a la competencia extranjera como los fondos de inversión. Pero el mayor atractivo vendría desde la fiscalidad. Los costes fiscales no incentivan el ahorro a largo plazo con este producto, sino que lo penalizan en el rescate al ir por IRPF.

P: El 3 de enero entrará en vigor MiFID II, ¿cree que supondrá un gran cambio en la industria?

R: No va a suponer un cambio inmediato, pero sí se notará con el tiempo. Lo primero que hay que considerar es que es una segunda parte porque la primera fue incompleta, con lo que ya nos preguntamos si habrá una tercera parte. MiFID II traerá más transparencia, y cuanto más haya mejor. También eleva la exigencia de formación, lo que es positivo, y eleva los costes internos en las entidades por las necesidades de información.

P: ¿Qué opina sobre la limitación de las retrocesiones?

R: La esencia de la medida es ‘todo para el inversor, pero sin el inversor’. No se ha preguntado a los inversores asesorados si quieren pagar por el asesoramiento. Creo que habrá una gran tendencia hacia fondos de fondos o carteras de gestión. Será un asesoramiento vehiculizado o perfilado, pero no personalizado, porque pocos inversores están dispuestos a pagar por ser asesorados. Otro efecto será la amenaza para las boutiques más pequeñas por la presión sobre los costes, mientras que las Eafis tenderán a concentrarse o convertirse en otro tipo de figura como agencias de valores. Para las plataformas de fondos tampoco va a ser fácil, ya que tendrán que cobrar comisión explícita de suscripción o custodia.

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