• Cree que cambiará drásticamente el negocio de los fondos de inversión desincentivando su venta por parte de los bancos
  • También espera más transparencia en renta variable y renta fija con la obligación de que las entidades hagan las mejores ejecuciones posibles para sus clientes
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Javier Domínguez, socio-responsable de Auriga

MiFID II está a la vuelta de la esquina. Incluso aunque por la parálisis política provocada por Cataluña hubiera un retraso, las recomendaciones de los reguladores están vigentes. Javier Domínguez, socio-responsable de Auriga, advierte de que la norma va a suponer “un cambio brutal”.

A su juicio, esta ‘revolución’ tendrá lugar en tres frentes. Uno de ellos es el de la renta variable, con más transparencia y lo que se conoce como mejor ejecución, ya que los brókeres tendrán que realizar las operaciones más convenientes para el cliente, lo que exige operar a la vez en varios mercados. Es decir, “no sólo en Bolsas y Mercados Españoles (BME)”, arguye en una entrevista con ‘Bolsamanía’, sino que tendrán que fragmentar las operaciones en varios puntos según cotizaciones y volúmenes. Por ejemplo, la venta de 10.000 acciones de Telefónica podría ejecutarse con 5.000 a través de BME y el resto en otros mercados donde también cotizan. Así lo exigirán los reguladores europeos bajo el prisma de ESMA -la ‘CNMV europea’-.

En el negocio de fondos, MiFID II golpeará a la forma en que se cobran los incentivos o retrocesiones por vender un producto, que es en torno a lo que está articulada la industria. Y en renta fija, Domínguez anticipa mayor transparencia y, más adelante, un mercado similar al de la renta variable.

Pregunta: ¿Va a ser suponer un gran cambio MiFID II?

Respuesta: Va a haber un impacto brutal. Quizás no el 3 de enero, pero sí a lo largo del año que viene. Especialmente en España, porque en otros mercados ya tienen preparada tecnológicamente la mejor ejecución, que es una de las cuestiones más complejas en renta variable. Y el cambio también será absoluto en renta variable y renta fija.

P: ¿Cómo afectará a la industria de fondos de inversión?

R: El mundo de las gestoras de fondos ha sido un paraíso hasta ahora. Cada banco vendía fondos y así el ahorro se ha canalizado por estos productos en un mundo de tipos bajos, gracias a las comisiones de gestión. El 62% de las comisiones se las lleva el distribuidor, con lo que se prima la comercialización. Ha sido un mundo hecho ahora para el último tenedor, porque habrá que justificar todo. Se respira una tranquilidad que va a cambiar, porque será más difícil cobrar retrocesiones incluso cuando la gestora es del mismo grupo que el banco.

P: ¿Qué repercusión tendrá en las rentabilidades y en los costes para el cliente?

R: Los partícipes de los fondos van a saber lo que les cuesta en euros todo lo que pagan. En muchos productos van a haber que con su dinero van a medias con el banco, o que la entidad gana incluso más. También vamos a ver que las gestoras suben las comisiones de gestión, porque el research (investigación o análisis externo que reciben las gestoras) se descontaba a la rentabilidad neta sin mencionar el coste explícito. Ahora se va a saber lo que se paga por ello, que es como contratar un abogado y pagarle los viajes o cursos para que se informe. Con lo que un fondo que cobra un 1,5% puede pasar al 1,75%, pero será una comisión real, no como hasta ahora. Subirán las comisiones explícitas, pero también las rentabilidades netas.

P: ¿Tendrán menos incentivos los bancos para vender fondos?

R: Desde luego. Los fondos han sido un supermercado en el que no se ha hecho mucho caso al inversor, y en el que hay dinero abundante sólo por vender. Las gestoras miran más por el distribuidor que por el cliente. Es un producto que no es complejo de explicar al cliente, y a cambio el distribuidor se queda con el 62% de las comisiones de gestión -retrocesiones-. Sin embargo, desde enero cuando pasen unos meses el inversor verá cuánto paga y no le gustará saber que el banco gana más que él. Además, en cuanto suban los tipos volverán a venderse depósitos.

P: ¿Tendrá impacto MiFID II en la cuenta de resultados de los bancos?

R: Si eres un gestor, tendrás que preocuparte por contratar brókeres con la mejor ejecución y especificar el research si lo repercutes al cliente. Son normas contra los conflictos de interés. Hasta ahora hay miles de fondos cobrando comisiones elevadas, pero la industria va a sufrir un cambio dramático para que haya más transparencia y menos costes. Además, el sector financiero, por la facilidad de vender fondos, ha dejado de mirar otras opciones o productos. Pero como ha habido excesos, la directiva pone las cosas en su sitio.

P: ¿Qué implica la mejor ejecución?

R: La persecución de la mejor ejecución y la información que hay en ello es lo que encamina a la renta variable hacia la auténtica transparencia. ¿Cuánto tiempo necesitará el supervisor para conseguirlo? Mucho menos de lo que pensamos. Es la cola que quedó por cerrarse con MiFID I en 2001. Las gestoras tendrán que garantizar la mejor ejecución posible de las operaciones. En España es completamente disruptivo, porque nadie lo hace.

P: ¿Y cómo se deben preparar los brókeres para ello?

R: Deberemos ejecutar las operaciones de los clientes hasta en cuatro mercados diferentes: mercados reguladores, como las bolsas; MTFs, los ‘multilateral trading facility’, que ya estaban en MiFID I; los internalizadores sistemáticos; y los OTF, Organised Trading Facility. En total serán 16 ‘venues’ o puntos de venta por Europa en los que fragmentar las operaciones para encontrar la mejor opción para el inversor, no sólo BME. Esto exige mucha inversión en tiempo y dinero para prepararte tecnológicamente, es una locura.

P: ¿Están los brókeres preparados?

En Reino Unido, por ejemplo, según ‘Financial Times’ la FCA -regulador británico- se ha gastado 50 millones en un ‘gran hermano’ para los brókeres. Los reguladores lo van a saber todo

R: La complejidad tecnológica es brutal, nosotros estuvimos trabajando un año para alcanzar la mejor ejecución a través del ‘smart order router’ (SOR), que sigue los estándares internacionales, y sólo estamos preparados nosotros y los grandes brókeres internacionales que operan en España porque el negocio hasta ahora se ha basado en ofrecer a la vez ‘research’ con las operaciones y no en la mejor ejecución. Han crecido por 'research', con equipos cada vez mejores. Además, vamos a tener que hacer un reporte (transation reporting) de todas las operaciones de forma sistemática a los reguladores con los códigos LEI. ESMA recibirá la información y podrá saber lo que no cuadra, como que una gestora opere siempre a través de la misma bolsa sin fragmentar las operaciones para conseguir la mejor ejecución. En Reino Unido, por ejemplo, según ‘Financial Times’ la FCA -regulador británico- se ha gastado 50 millones en este ‘gran hermano’. Los reguladores lo van a saber todo.

P: ¿Y qué pasará con los brókeres? ¿Se quedarán empresas desatendidas?

R: Tendrán que contratar a los analistas. Si es una compañía grande tiene 20 o 30 analistas que le siguen y sólo necesitará una persona que gestione la información. Una cotizada pequeña tendrá que pagar si quiere que haya análisis sobre ella en el mercado, como un consultor o una agencia de rating. Será información honesta, porque si no los inversores no la tendrán en cuenta, pero subvencionada. Ahora los brókeres que hacen research tendrán que prescindir de analistas, reciclarles o dedicarles a otras tareas. Y esto puede ser otro campo de actividad, vender servicios de análisis a las empresas.

P: ¿Qué ocurrirá en el mundo de la renta fija con MiFID II?

R: Toda la renta fija se opera actualmente en OTC -’over the counter’, mercados no regulados-, pero MiFID II creará mercados regulados electrónicos en los que el operador que tramite una operación en ellos estará ya cubierto. No se prohíbe usar los OTC, pero si se hace deberá ser con justificación. De esta forma podremos recuperar el mundo de la renta fija para todos los inversores, cosa que ahora no sucede porque los bancos sólo ofrecen fondos. Por otro lado, en renta fija ahora no hay comisiones de corretaje, sino que los brókeres trabajan los márgenes. En el futuro acabará siendo como la renta variable, con comisiones de corretaje, índices e inversores institucionales especializados en diferentes tipos de bonos.

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