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FILED - 12 December 2019, Frankfurt/Main: President of the European Central Bank (ECB) Christine Lagarde speaks during her first press conference after the Governing Council meeting. While the threat of a trade war between America and China appears to be Frank Rumpenhorst/dpa - Archivo

La crisis del coronavirus ha dejado una profunda huella en el mercado de la deuda. Los rendimientos siguen inestables y parte de los bonos se emiten a tipos negativos. Con todo, tres semanas después de que se pusieran en marcha los pantagruélicos paquetes de estímulos lanzados en marzo por el Banco Central Europeo (BCE) para evitar que la pandemia tuviera efectos "apocalípticos" en el sistema financiero, los expertos apuntan a que se ha "relajado la tensión", aunque no descartan más intervenciones porque aún se palpa "mucha incertidumbre".

Desde que la entidad presidida por Christine Lagarde encadenó una acción tras otra, "la inestabilidad en la renta fija se ha suavizado", indica David Ardura, subdirector de inversiones de Gesconsult, pero persiste a ráfagas. La titubeante reacción del banco central, que no se volcó de inmediato, sino que perdió tiempo cuando la Reserva Federal ya había dado sus primeros pasos con bajadas de tipos, según critica Rafael Valera, consejero delegado y socio de la gestora Buy & Hold, dejó los bonos en muy mal estado, igual que las bolsas. Y aunque ahora compensa a marchas forzadas su vacilación inicial con compras récord de casi 95.000 millones de euros entre el 20 de marzo y el 13 de abril, "no ha matado a la volatilidad", precisa Ardua.

Sin ir más lejos, este miércoles, arrastrado por una batería de funestas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el bono a 10 años español ha visto subir su rentabilidad hasta el 0,86% y el italiano lo ha hecho hasta el 1,88%, lo que ha vuelto a disparar las primas de riesgo. "Estos brotes de ampliación de diferenciales se seguirán sucediendo", advierte el directivo de Gesconsult, pero subraya que la red de seguridad de los bancos centrales incrementará la confianza de los inversores que "volverán paulatinamente al mercado" en un efecto "bola de nieve".

En este sentido, cree que aquellos operadores que no se han atrevido a tomar posiciones tanto en renta fija como en renta variable en las últimas dos semanas acabarán haciéndolo cuando se den cuenta de que lo peor ha pasado. El mercado ha acabado por considerar una buena noticia la cantidad final de 1,1 billones de euros que se ha puesto sobre la mesa y ha marcado un "punto de inflexión" que logró estabilizar la deuda.

De no haber sacado el bazuca y, aún más importante, el no haberlo guardado hasta que el mercado consideró que las acciones del BCE en la era Lagarde eran proporcionales al 'whatever it takes' de Mario Draghi, Ardura habla de que las consecuencias habrían dejado la crisis de la deuda de 2012 "como una broma". El peligro de quiebra del sistema financiero era igual o peor que hace ocho años, después de que las repercusiones de la pandemia se transmitieran rápidamente en la economía y tanto los 'spreads' como las primas de riesgo "habían empezado a reflejar una honda preocupación". Se aprendieron varias lecciones de aquel momento, empezando por la toma de decisiones que ahora se han ejecutado rápidamente y los bancos centrales han actuado como un cortafuegos. En el caso europeo "hubiera sido mejor una semana antes", insiste Valera, muy crítico con el papel de Lagarde en su intervención del 12 de marzo.

Pero luego "supo rectificar" y no descarta el socio de Buy & Hold que siga el BCE los pasos de la Fed, que ha acabado por comprar todo tipo de activos de forma ilimitada y ofrece créditos directos a familias y empresas, lo que envía una señal de inequívoco compromiso con la estabilidad financiera en tiempos difíciles. Los expertos de PIMCO creen también que la falta de un programa de ayudas conjunto de la Unión Europea (UE) y “el previsible deterioro macroeconómico provocarán que el supervisor monetario europeo probablemente se vea obligado a reforzar su compromiso de estabilizar la región en algún momento”.

De hecho, reivindica la gestora estadounidense que el BCE está “proporcionando una mutualización de facto del riesgo soberano”, a falta de los coronabonos, que el vicepresidente del organismo, Luis de Guindos, ha vuelto a reclamar. En cualquier caso, los expertos de PIMCO avisan de que el bazuca del BCE aún no ha vuelto a su funda después del reciente lanzamiento del Programa de Compra de Emergencia Pandémica (PEPP) de 750.000 millones de euros, además de su compromiso anterior de compras de activos por valor de 120.000 millones, sumadas a los 20.000 millones mensuales del programa que Draghi dejó en herencia. Y se volverá a disparar.

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