• Se convertirá así en la tercera promotora inmobiliaria que salga a Bolsa tras la crisis
  • Como paso previo a su salida a cotización, sus dos bancos accionistas han realizado dos inyecciones de suelos
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Sede De Metrovacesa En MadridMETROVACESA

Metrovacesa, promotora inmobiliaria, debatió y aprobó este martes en la Junta Extraordinaria de accionistas salir a bolsa a principios de 2018. Metrovacesa, que ‘sufrió’ siete ofertas públicas de adquisición durante su etapa en el parqué, fue excluida en el año 2013 después de la opa que lanzaron BBVA, Banco Sabadell, Banco Popular y Santander.

Durante este martes, la Junta General extraordinaria de Accionistas de Metrovacesa ha puesto en marcha los trámites pertinentes para volver a cotizar, tras casi cinco años sin estar en bolsa. En esta reunión hubo 12 puntos ordinales y fue el primero de ellos en el que se aprobó la “solicitud de admisión a negociación bursátil de las acciones de la Sociedad y apoderamiento al Consejo de Administración”, según se extrae de su orden del día.

La empresa inmobiliaria acometerá un 'contrasplit' en sus acciones como paso previo a su salida a bolsa

En ese momento se activaron los mecanismos para que vuelva a cotizar. Según indican desde Metrovacesa a ‘Bolsamanía’, la idea de la inmobiliaria es que “a principios de 2018 pueda estar sobre el parqué”.

Además, como segundo punto de Junta General se aprobó otro de los pasos previos para regresar a bolsa. Metrovacesa acometerá un ‘contrasplit’ de su capital. En esta operación se canjeará una acción nueva por cada 45 en circulación. Una vez que se haya aprobado el contrasplit’ y se haya informado a los organismos reguladores del estado de las cuentas de la inmobiliaria, Metrovacesa comenzará una prospección de mercado de la que saldrá el precio de la acción.

GUERRA DE OPAS

Antes de que Metrovacesa dejase la bolsa, sufrió un largo periodo de opas. La empresa inmobiliaria recibió hasta siete ofertas públicas de adquisición en 10 años (2003-2013). Una de las más importantes y sonadas fue la que recibió en enero de 2008. La familia Sanahuja, que poseía Cresa Patrimonial, logra su control tras un largo periodo de guerra con Juan Bautista Soler. Tras una batalla de dos años se reparten Metrovacesa ya que los Sanahuja se quedaron con el negocio en España y activos de Francia valorados en 1.800 millones, mientras que Rivero y Soler se hicieron con la mayoría de la francesa Gecina, junto con activos españoles por 437 millones.

La primera de ellas se produjo en febrero de 2003. Los italianos Caltagirone hicieron una oferta para quedarse con el 75% del capital a razón de 25 euros el título, el Consejo de Administración rechazó la oferta. Meses después, al quedar sin gobierno la inmobiliaria, la CNMV cerró la cotización de Metrovacesa y los derechos políticos de la participación de Bami en la que era la segunda inmobiliaria española, y de sus máximos ejecutivos, al estimar que superaba el 25% del capital, con lo que obligó a lanzar una oferta por otro 10%.

Fue tras estas opas cuando aparecieron las familias Soler y Sanahuja. Cresa Inmobiliaria (Sanahuja) realiza la primera oferta en mayo de 2006 para quedarse con el 20% del capital social de Metrovacesa. Esta opa se dirigió a un total de 20 millones de acciones a razón de 78,10 euros el título. Rivero y Soler (con las empresas Mag Import y Alteco) maniobraron meses después para conseguir Metrovacesa con una opa del 33% del capital a razón de 90,15 euros la acción. Lo consiguieron aunque más tarde sellarían la paz con los Sanahuja y se repartieron la inmobiliaria. La última de este periodo de ‘entreguerras’ se produjo en marzo de 2008 por parte de Undertake Options.

Un año más tarde se produce una nueva oferta pública de adquisición, en esta ocasión de escisión. Metrovacesa lanzó sobre sus propias acciones en la que se aceptó la oferta del que era el presidente de la compañía, Joaquín Rivero, y su socio Juan Bautista Soler, segundos accionistas de Metrovacesa con un 33,2% de su capital, así como minoritarios titulares en conjunto de otro 7,92% de la empresa.

Con el 80% del accionariado en manos de los Sanahuja, estalla la crisis inmobiliaria y financiera. La familia catalana no puede hacer frente a los pagos y la banca se queda al frente de Metrovacesa tras ejecutar las garantías sobre los créditos de los dueños en 2009. Santander, BBVA, Banesto, Caja Madrid, Banco Popular y Sabadell se reparten el poder de la inmobiliaria.

Banco Santander y BBVA son los dos únicos accionistas tras realizar una opa de escisión

Tres meses más tarde, la banca lanzan una opa de exclusión para adquirir la totalidad del control de Metrovacesa. En 2015, Santander compra la parte de Sabadell y de Bankia y tan solo quedan BBVA, Banco Popular y la entidad cántabra. En la actualidad, el 70% lo controla Banco Santander y el restante, BBVA. Recientemente se ha conocido que el banco dirigido por Ana Botín ha llegado a un acuerdo con Blackstone para tomar el control de 30.000 millones de euros en inmuebles adjudicados y créditos fallidos lo que supondría el 4% de Metrovacesa, según han indicado fuentes de la inmobiliaria a ‘Bolsamanía’.

A su vez, Metrovacesa fue el pasado mes de noviembre de 2016. La inmobiliaria se dividió en dos, diferenciándose la actividad promotora de la patrimonial. Merlin, hace apenas un año adquirió el área patrimonial para formar un gigante inmobiliario de más de 9.300 millones de euros en activos.

En julio de 2017 las dos entidades financieras acordaron una ampliación de capital mediante aportaciones no dinerarias (activos inmobiliarios) por un importe global de 1.108 millones de euros, lo que suponía una inyección de 24.000 viviendas para promover la venta y alquiler de los activos. De toda esa cantidad, Santander aportó 574 millones, BBVA 431 y Popular 102 millones.

VOLVER AL PARQUÉ

En 2013, Metrovacesa puso punto y final a su participación en bolsa. La última vez que la inmobiliaria cotizó marcó un precio de 2,26 euros por acción y tenía una capitalización de 2.223,24 millones de euros.

El 13 de mayo, los accionistas de Metrovacesa recibieron una oferta de 2,28 euros por las 988, 16 millones de acciones. De esa manera fue excluida del mercado tras culminar la OPA que lanzaron los bancos.

En 1989 se funda Metrovacesa a partir de la fusión de tres compañías de gran tradición: Inmobiliaria Metropolitana (1935), que levantó las principales vías de Madrid y los principales edificios que hoy se mantienen en pie en la capital de España, Urbanizadora Metropolitana (1918), Vacesa (1946), que contaba con unos beneficios de 517,9 millones de pesetas en 1988.

La unión de estas tres empresas dedicadas al ladrillo estaba controlada, en gran parte, por la burguesía vasca y el banco Bilbao Vizcaya. Entre los consejeros figuraba Santiago Ybarra, hermano de Emilio Ybarra, expresidente de la entidad vasca. Entre los accionistas también figuraba un importante fondo de inversión de Abu Dhabi, Adia (Emiratos Árabes Unidos).

Para entender la importancia que adquirió Metrovacesa en los años 90 y 2000 basta con echar un vistazo a sus cuentas. Por ejemplo, en el año 1989, coincidiendo con su salida a bolsa, la empresa facturaba 1.385 millones de pesetas (apenas unos 18,4 millones de euros). Casi dos décadas después, Metrovacesa realizó el año pasado una ampliación de capital de 1.100 millones.

UNA CÚPULA CON PASADO EN LA BANCA PARA LA SALIDA A BOLSA

La banca que controla la empresa puso a dos hombres de su confianza para enderezar el rumbo de Metrovacesa. Ignacio Moreno es el presidente de la inmobiliaria, quien ya estuvo presidiendo la empresa desde el año 2012 hasta el 2015. En enero de 2017 volvió a ocupar la presidencia, una vez que Merlin se hiciese cargo del área patrimonial.

Otro de los nombres propios que figura dentro del consejo de administración es Javier García-Carranza. La mano derecha de Botín en los asuntos más delicados y con amplia experiencia en el mundo inmobiliario. Lo primero que hizo la presidenta del Santander fue colocarle en el consejo de administración. Entre otros de los ‘logros’ del ejecutivo fue negar a Isolux de nueva financiación, dejando a la constructora al borde del concurso de acreedores. Antes de desembarcar en el banco cántabro trabajó en Morgan Stanley y realizó operaciones en el sector inmobiliarios como las OPV de Colonial o Fadesa, la adquisición de Gecina por Metrovacesa, la compra de Urbis por Reyal o la de Testa por parte de Merlin.

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