• La presidente completa la renovación de la vieja guardia a falta de Villar Mir
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Rodrigo EcheniqueFlickr

El Banco Santander ha anunciado esta semana la pérdida de funciones ejecutivas de su vicepresidente Rodrigo Echenique (Madrid, 1946). Una noticia que ha pasado casi desapercibida pero cuya relevancia en el mundo empresarial y financiero español es enorme: Echenique ha sido el más fiel escudero de la familia Botín, encargado de 'desfacer' los múltiples entuertos en que se metió Emilio, presidente por delegación suya de NH, Metrovacesa y Vocento, y responsable de que su sustituta en la presidencia fuera su hija Ana.

Si alguien puede conocer alguno de los secretos que alberga la familia Botín, ese es Rodrigo Echenique . Era el hombre de absoluta confianza de Emilio Botín, su consejero privado con el que consultaba las grandes decisiones y el factótum al que encargaba las tareas más delicadas. Hasta el punto de que le nombró albacea de su testamento (y del de su hermano Jaime). Pocas tareas tan delicadas como el reparto de una herencia, como hemos visto en El Corte Inglés.

Los casos en que Echenique tuvo que sacar las castañas del fuego a Emilio Botín cuando se encontraba en apuros son innumerables. Uno de los peores días en la vida del banquero fallecido fue el 19 de junio de 1992, cuando fue llamado a declarar en la Audiencia Nacional por las cesiones de crédito. Según una versión, ese día Echenique depositó varios miles de millones de pesetas en la sucursal del Santander de la calle Génova de Madrid por si había que pagar fianza en caso de que el juez Moreiras ordenara prisión provisional para su jefe. Hay otra versión que va aún más lejos y asegura que estuvo en un furgón blindado cargado de dinero dando vueltas por los alrededores del tribunal durante las horas que se prolongó la declaración. Tal vez mera leyenda.

En noviembre de 2008, otra tarea de peso recayó sobre los hombros de Echenique: el caso Madoff. Como se recordará, Bernard Madoff gestionaba un 'hedge fund' que el Santander había colocado masivamente entre los VIP españoles; si no invertías con Madoff (solo se accedía por invitación), no eras nadie. Un mes antes de que se descubriera que era una estafa piramidal, el ejecutivo viajó a Nueva York para reunirse con el gestor porque el olfato de Echenique le decía que algo olía mal.

Ese día, planteó su deseo de retirar el dinero invertido a través del banco español, más de 2.300 millones de euros, pero el entonces gestor estrella (hoy en prisión) le respondió que "el que se va no vuelve". A su regreso a Madrid, Echenique elaboró un informe en el que recomendaba salir de allí cuanto antes, pero no dio tiempo: el 13 de diciembre Madoff se entregaba al FBI y se suspendían todos los reembolsos. Otra versión dice que llegó a un pacto para poder sacar el dinero del propio banco a cambio de mantener el de los clientes, que fueron abandonados a su suerte.

DETERMINANTE PARA LA SALIDA DE LUZÓN

Echenique también tuvo un papel que nunca se ha aclarado en la salida del banco de uno de sus pesos pesados, Francisco Luzón, en 2011. Según diferentes medios, Luzón, uno de los hombres fuertes del banco y entonces responsable de toda Latinoamérica, quiso picar demasiado alto dada la debilidad en que se encontraba el entonces consejero delegado, Alfredo Sáenz (que había sido condenado en firme por el Supremo por acusación falsa, lo que conllevaba su inhabilitación, y sólo esperaba un indulto gubernamental que se antojaba remoto en aquel entonces; al final sí lo recibió, pero se mantuvo su inhabilitación).

Pero Luzón cometió el error de postularse para suceder al propio Botín y el más grave todavía de comentárselo a Echenique. Tuvo que abandonar el Santander de forma fulminante.

EL GRAN VALEDOR DE ANA BOTÍN

Esta intentona puso de manifiesto la necesidad de ir preparando la sucesión de Emilio Botín. Echenique apostó desde el principio por Ana en detrimento de sus hermanos, en especial Javier (cuya firma conjunta con el marido de Ana, Morenés & Botín, se había hundido por el escándalo de Madoff). Y cuando se produjo el inesperado fallecimiento del patriarca en septiembre de 2014, maniobró a toda velocidad: hizo venir a Ana de Londres a toda prisa, convocó a la comisión de nombramientos y llevó al consejo su nombramiento inmediato. Javier, que estaba en Brasil, no tuvo ninguna opción.

Agradecida por su apoyo, Ana lo convirtió en su número dos y lo premió con la presidencia de Metrovacesa y, sobre todo, la del Banco Popular tras comprarlo en junio del año pasado, en detrimento de su número dos en Banesto, José García Cantera. Y conservó su posición de consejero privilegiado que había tenido con su padre, a pesar de ir eliminando al resto de la vieja guardia.

EL BORRÓN DE BELÉN ROMANA

Asimismo, les siguió encargando las labores que requerían más mimo. Así, y según aseguran fuentes conocedoras del episodio, fue Echenique el que comunicó a Javier Marín –el sustituto de Sáenz– su inesperada destitución en noviembre del año pasado, apenas dos meses después de que la presidenta le hubiera reafirmado en público. Fue sustituido por José Antonio Álvarez.

No obstante, a la actual presidenta del Santander no le ha temblado la mano para despojarle de sus competencias cuando le ha llegado el turno. Con la salida de Echenique solo queda Villar Mir como representante del viejo Santander. Una renovación que ha sido muy elogiada pero empañada por el nombramiento de su sustituta: Belén Romana, expresidenta de Sareb nombrada por Luis de Guindos, que encarna las puertas giratorias y los típicos fichajes de las entidades para congraciarse con el poder. En este caso, el del BCE.

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