• La ambición de España en los objetivos medioambientales es buena pero tiene que trazar un plan, apuntan los expertos
christopher jones

Eliminar por completo las emisiones contaminantes es un reto y un compromiso marcado para 2050. Pero para lograr que Europa sea climáticamente neutra para ese año es necesario que todos los sectores, desde la generación eléctrica al transporte, la industria y el mantenimiento térmico de edificios, se nutran de energía limpia y no generen dióxido de carbono (CO2). La descarbonización del sistema energético requerirá renovables pero también respaldar la generación con gases descarbonizados en la generación y apostar por la digitalización y el almacenamiento.

Así ven el futuro modelo energético los expertos del sector reunidos esta semana en Madrid en el foro '‘Energy Prospectives', el ciclo de conferencias de alto nivel que organiza la Fundación Naturgy e IESE. El segundo encuentro de este ciclo ha contado con Christopher Jones, director del Grupo de Trabajo de Derecho de la Competencia en Europa de la oficina de Bruselas, y con Ignacio Pérez Arriaga, experto en mercado eléctrico y fundador del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontífica de Comillas.

Para Jones, la Comisión Europea tiene que tomar una serie de acciones prioritarias si quiere cumplir los objetivos marcados. Una de ellas, explicó en su ponencia, es establecer un marco regulador para la descarbonización de los mercados de energía después de 2030. Esto requiere "una política energética a largo plazo" con un elevado nivel de electrificación. "Para conseguir la descarbonización, será importante que la UE cumpla con el triángulo sostenibilidad, seguridad de suministro y competitividad", defendió.

Para conseguir el equilibrio entre esos tres elementos el modelo energético del futuro debe combinar la electricidad generada con fuentes renovables con el gas descarbonizado, es decir, biometano, hidrógeno verde y gas renovable. Para Jones, un modelo que aproveche el potencial de estas tecnologías no contaminantes será "más barato" que uno que sólo apueste por la electricidad.

"Nos fijamos metas muy difíciles en renovables. Esto puede ser una oportunidad si se tiene un buen plan que se traduzca en precios competitivos, empleo y tecnología en Europa, no en China", opinó el experto, que ve necesario que desde la UE se impulse un modelo energético que permita a las distintas tecnologías competir al mismo nivel para satisfacer cualquier demanda.

LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN ESPAÑA

La Comisión Europea quiere elevar la cuota final de renovables para 2030 al 32%, mientras que España se ha propuesto un objetivo superior, un 42%; que un 72% de la generación sea renovable y mejorar la eficiencia energética en un 39,6%, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima enviado en febrero a Bruselas. "Es muy difícil conseguir energía renovable para transporte o edificios", sostiene Jones, que ve que el peso para lograr esos objetivos va a recaer en la electricidad. "Es importante saber cómo va España a cambiar su economía en tan poco tiempo para tener puestos de trabajo y tecnología para esa transición energética. Necesita un plan", subrayó el experto.

Además, España tiene que mejorar -y mucho- en interconexiones eléctricas ya que, como afirmó Jones, "sigue siendo una isla energética". La capacidad de interconexión se sitúa en un 5% mientras que el mínimo marcado por la UE es cinco puntos superior, un 10%, por lo que se requieren más interconexiones tanto eléctricas como gasistas.

Por su parte, Pérez Arriaga sumó otro factor al debate: la movilidad eléctrica. A medida que aumenta el parque de este tipo de vehículos se hace más necesario "reconsiderar nuestra forma clásica de ver el sector eléctrico", subrayó. "Ahora los flujos van en todas las direcciones dependiendo del momento del día". Así, los recursos distribuidos proporcionan a los consumidores la posibilidad de manifestar cuándo y cuánta energía requieren y en esto la digitalización es clave.

El experto señaló que para alcanzar la descarbonización del sector energético en 2050 es necesario apostar por una descentralización de la generación, es decir, que no se concentre en las grandes centrales como hasta ahora, sino que muchas pequeñas fuentes de energía se distribuyan por el territorio para facilitar su cercanía a posibles puntos de carga. Y para apoyar esa descentralización será clave tanto la digitalización como la instalación de más renovables, la electrificación y el desarrollo de tecnologías de almacenamiento.

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