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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, junto a miembros de su Gobierno, todos ellos con mascarilla por el coronavirus.Zurimar Campos/Prensa Miraflores / DPA

La semana pasada, Bolsamanía les contaba que Donald Trump ha decidido avivar la tensión con China para desviar la atención del Covid-19. El presidente estadounidense ha intensificado las críticas al país, al que acusa de ser el causante de la pandemia, con alusiones directas en las últimas horas al mismísimo Xi Jinping. Mientras esto ocurre, Trump consigue que sus potenciales votantes se olviden de los efectos devastadores del Covid-19 y de su controvertida gestión de la crisis, al tiempo que fortalece la política de 'mano dura' y 'América primero' que tanto parece gustarles.

Sin embargo, Donald Trump podría estar intentando dar una nueva vuelta de tuerca a esta estrategia, con el fin de desviar definitivamente la atención de los estadounidenses de China para conseguir que la pongan en otra parte del mundo: Venezuela.

Algo se está moviendo en Venezuela. Lo ha dicho el propio Trump y lo confirman muchas de las últimas noticias que se están publicando. La ONU se mostró este miércoles "en contra" de "cualquier escalada" en la situación del país y pidió "reanudar" las negociaciones entre los actores políticos de la nación caribeña. El Consejo de Seguridad de la ONU celebró una reunión, a petición de Rusia, para discutir la 'Operación Gedeón', la fallida incursión de un grupo de mercenarios que tendría como objetivo derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

El presidente de EEUU, Donald Trump, lejos de calmar los ánimos, dijo este miércoles, en una conversación telefónica con miembros de la comunidad hispana en EEUU, que tiene al Gobierno de Nicolás Maduro "rodeado", augurando incluso que "algo pasará" en Venezuela, en el marco de la presión ejercida por la Casa Blanca para propiciar la caída del dirigente 'chavista'. Algo pasará, porque no vamos a aguantarlo", afirmó, aunque no dio detalles al respecto.

Estados Unidos es el principal valedor del autoproclamado "presidente encargado" de Venezuela, Juan Guaidó, en la comunidad internacional. El país ha propuesto ahora que tanto el líder opositor como Maduro se aparten para dar paso a un gobierno interino que guíe a Venezuela a unas elecciones "libres", una vía que el presidente venezolano ya ha rechazado.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Mike Pompeo, caldeó un poco más al ambiente este jueves anunciando una nueva ayuda de 200 millones de dólares para Venezuela, 138 millones de ellos en asistencia humanitaria, y reafirmando el objetivo de EEUU de seguir ayudando a quienes sufren "la tiranía del antiguo régimen de Maduro".

REPSOL, EN MEDIO DEL FUEGO CRUZADO

En medio de toda esta situación se sitúa Repsol, que esta misma semana ha recibido un nuevo 'toque' de EEUU. La Casa Blanca ha amenazado con "sanciones devastadoras" a la española, a la italiana ENI y a la india Reliance si no dejan de bombear petróleo en Venezuela y de venderlo en el mercado internacional. "No ha habido excepciones para Chevron" ni las habrá "para ninguna empresa del mundo", ha avisado.

No es la primera vez que Repsol recibe estas amenazas, a las que ha contestado en el pasado manteniendo el pulso a EEUU, aunque probablemente en esta ocasión han sido algo más duras. "Repsol siempre ha manifestado estar en contacto con el Gobierno de EEUU para cumplir con la normativa vigente. En todo caso, a los niveles actuales de crudo, el 'Upstream' de Venezuela representa ya menos del 3% de nuestra valoración, de manera que un escenario de cierre del activo tendría un impacto residual", señalan los expertos de Banco Sabadell al respecto.

"Para ENI, el impacto es también poco significativo, ya que el nivel actual de producción en el país apenas representa el 2% del total", añaden.

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