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FMIREURTERS/ YURI GRIPAS - Archivo

España tiene un grave problema, y no solo sanitario, con la segunda ola de Covid-19. Así lo cree el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha advertido al Gobierno de Pedro Sánchez de la necesidad de atajar ya el aumento de los contagios por coronavirus, ya que de eso depende el futuro de la economía. "Mantener controlada la segunda oleada de infecciones será crítico para las perspectivas económicas", asegura.

Así lo ha indicado el organismo que dirige Kristalina Georgieva tras su última misión en España. El FMI explica que la pandemia de coronavirus ha afectado "profundamente" a la población y a la economía españolas, y aunque el "apoyo ágil y decidido a la liquidez y al mantenimiento de rentas" por parte del Gobierno, combinado con la relajación de la política monetaria del BCE, ha constituido "importantes balones de oxígeno", las expectativas de repunte del PIB pueden saltar por los aires.

"En medio de una segunda oleada de infecciones, el incipiente repunte económico corre peligro", avisa el Fondo Monetario Internacional, que recuerda que las características estructurales de la economía (entre otras, un extenso sector servicios dominado por las pymes, la importancia del turismo y el uso generalizado de los contratos temporales) "agudizaron el impacto del confinamiento y harán que el PIB sea particularmente vulnerable a disrupciones prolongadas" como la que representa el aumento de los contagios que se está produciendo.

En opinión del FMI, "las perspectivas están sujetas a una incertidumbre sin precedentes", y España debe tener en cuenta que en el corto plazo el repunte de la actividad "dependerá en gran medida de la contención de la crisis sanitaria". El organismo calcula que el PIB se contraerá un 12,8% este año debido a la pandemia, mientras que para 2021 estima un crecimiento del 7,2% apuntalado por los fondos europeos y sus efectos de generación de confianza. Aunque se muestra tajante al respecto: "Lograr dicho repunte estará estrechamente vinculado a la capacidad de limitar nuevas infecciones".

A medio plazo, dice el Fondo, se espera que "la demanda externa apoye cada vez más el crecimiento" a medida que se recuperen las exportaciones y que vuelvan a España "un mayor número de turistas extranjeros", aunque la producción "tardará varios años en alcanzar su nivel pre-pandemia". Por eso es tan importante poner remedio al problema más acuciante, el del aumento de contagios, algo en lo que el Ejecutivo ya está trabajando junto a las CCAA, con una propuesta de medidas como restringir la movilidad, reducir aforos o cerrar parques para reducir los contagios.

"La incertidumbre acerca de las proyecciones a corto y medio plazo es muy elevada. Los riesgos se decantan marcadamente a la baja", remarca el FMI, que señala que "un fracaso a la hora de controlar nuevos brotes, un progreso más lento que el previsto en materia de vacunas y tratamientos, un Brexit sin acuerdo y una escalada de las tensiones comerciales podrían empañar aún más las perspectivas" tanto para la economía española como para la europea.

¿QUÉ DEBE HACER ESPAÑA?

Para evitar el peor de los escenarios España debe seguir trabajando para preservar la salud de la población, porque es "máxima prioridad", pero también mantener las medidas de apoyo de política económica, que a juicio del FMI "siguen siendo esenciales a corto plazo". "Las medidas fiscales tienen que continuar centradas en superar la crisis sanitaria y económica inmediata y contener el riesgo de que la recesión se transforme en estrés para el sector financiero, con costes reales y sociales todavía más elevados", señala.

Entre otras cosas, propone que el Gobierno prorrogue el "exitoso régimen" de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), algo que ya ha ocurrido, y también revise las medidas de mantenimiento de las rentas y de apoyo a la liquidez, como los avales del ICO con fondos públicos, para que se adapten y ayuden a "prevenir 'efectos precipicio' graves y generalizados" tales como quiebras, pérdidas de ingresos y créditos fallidos cuando llegue su vencimiento y deban reembolsarse.

Y apunta que si se produce un acusado deterioro de las perspectivas económicas, el Gobierno debería "intensificar temporalmente el apoyo en función de las necesidades". Todo ello sin olvidar que es posible que sea necesario intensificar temporalmente las prestaciones por desempleo y la asistencia social "para apoyar a los damnificados por los cambios económicos de larga duración".

El FMI aboga también por usar los fondos que España recibirá de la UE para cerrar las brechas de inversión verde, impulsando la rehabilitación de edificios, la creación de estaciones de carga de vehículos eléctricos y la mejora de la infraestructura de distribución de agua y de gestión de residuos, y pide al Gobierno que supedite la recepción de ese dinero a "compromisos vinculantes en materia de sostenibilidad". Pero estos fondos también deben utilizarse para mejorar las políticas de empleo y formación, mantener el Ingreso Mínimo Vital, o ampliar los programas de vivienda social de alquiler, entre otras cosas.

ESFUERZO PARA REDUCIR LA DEUDA

Asimismo, el Fondo Monetario Internacional pide a España que haga un esfuerzo para reducir la deuda pública, que acaba de marcar un nuevo máximo y alcanza el 110,1% del PIB hasta junio, una vez pase lo peor de la pandemia. "Se espera que la ratio de deuda pública se sitúe por encima del 120% del PIB en los próximos años. Un ajuste fiscal gradual que encauce la deuda pública por una firme senda a la baja debería comenzar una vez que la economía se encuentre en una senda de crecimiento sostenible con el desempleo en disminución", dice. No obstante, cree que esta situación no se producirá hasta, como pronto, 2022.

En cualquier caso, el FMI alerta de que la intensificación de los riesgos "pondrá a prueba la resiliencia del sistema bancario y requerirá una atenta supervisión". "La capacidad crediticia de los bancos podría verse restringida, su rentabilidad, que ya es baja, tiene visos de empeorar, y en escenarios severos podrían surgir dificultades de solvencia", señala el organismo, que invita a las entidades financieras a "continuar ajustando sus decisiones sobre provisiones en base a criterios precautorios, así como atenerse a políticas prudentes en materia de dividendos".

Bajo su punto de vista, el reciente anuncio de fusión entre CaixaBank y Bankia demuestra que "una cierta consolidación adicional del sistema bancario es otra respuesta adecuada a los retos de rentabilidad" que ha planteado la pandemia, por lo que los organismos de supervisión "tienen que continuar su labor y revisar minuciosamente los planes de los bancos de cara al futuro para resolver activos dudosos y afianzar posiciones de capital resilientes".

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