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Los estudiantes extremeños fueron los mejores en la Selectividad de 2018EUROPA PRESS - Archivo

Georgetown, Yale o Stanford son algunas de las mejores universidades de Estados Unidos y del mundo, por lo que poder estudiar en ellas requiere bastante esfuerzo, dedicación, brillantez o tener unos padres ricos. En 'Varsity Blues', el mayor escándalo universitario estadounidense que ha salpicado a Hollywood, se han movido hasta 25 millones de dólares entre 2011 y 2018 para conseguir que los hijos de las estrellas lo fueran también.

Entre las 50 personas que el FBI ha acusado de estar envueltas en la fraudulenta trama se encuentran nombres conocidos como los de las actrices Felicity Huffman ('Mujeres desesperadas') o Lori Loughlin ('Padres forzosos') y su marido, el diseñador Mossimo Giannulli; el antiguo consejero delegado de MGM Resorts International Aziz Abdelaziz y el de Pimco, Douglas M. Hodge. La trama ha manchado a seis estados y siete universidades.

El cerebro de la trama es William Rick Singer, que se ha declarado culpable de lavado de dinero, obstrucción a la justicia, extorsión y conspiración para estafar a los Estados Unidos. El nombre de la operación, 'Varsity Blues', hace referencia a la película del mismo nombre ('Juego de Campeones' en España), aunque esta narra la aventura inversa sobre los esfuerzos de un joven para acceder a la universidad.

Singer había gestionado desde 2011 una red de sobornos para que con la que personas ricas o famosas podían conseguir el acceso de sus hijos a la universidad aunque no tuvieran méritos para ello. Todo se hacía a través de Edge College & Career Network, una empresa con sede en California, que supuestamente ayudaba a las familias a gestionar los trámites de acceso a la universidad.

FALSIFICAR EXÁMENES O FOTOGRAFÍAS

La forma de conseguir el objetivo seguía dos caminos diferentes. La primera de ellas consistía en la alteración de los test de admisión para conseguir mejores puntuaciones. Singer sobornaba a los administradores de los exámenes en Houston o Los Ángeles para que cambiaran las respuestas fallidas o, incluso, conseguir que otro alumno hiciera el examen en nombre de otro.

La otra manera de garantizar el acceso a la universidad de élite en Estados Unidos es ser deportista de élite. De esta forma, algunos implicados llegaron a pagar hasta 1,2 millones para que sus hijos parecieran estrellas deportivas. Los deportes elegidos eran los menos seguidos y se llegaban a manipular fotografías como pruebas. Esta segunda vía es de la que se acusa a Lori Loughin, que acabó presentando a su hija como una estrella de remo en la Universidad de California (donde más irregularidades se registraron) sin haber practicado nunca este deporte.

Los 33 padres acusados llegaron a desembolsar hasta seis millones de dólares en estos trámites. Las transacciones se hacían a través de una fundación sin ánimo de lucro para evitar, además, pagar impuestos.

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