les pays de l ue s accordent pour reduire la consommation de gaz 20220828154016

La contraofensiva de Ucrania ha sido una de las protagonistas de la actualidad internacional en las últimas semanas. Las últimas victorias ucranianas en la región de Járkov, con el Gobierno de Volodimir Zelenski asegurando que se han recuperado más de 6.000 kilómetros de territorio, han dañado la credibilidad del presidente ruso, Vladimir Putin.

Diversas fuentes apuntan que Rusia podría lanzar un duro contraataque contra Ucrania, que ya se ha apresurado a pedir a sus aliados que aumenten las entregas de armas para defender el terreno ganado a los rusos. En la trinchera económica, en cambio, Rusia sigue ejerciendo una fuerte presión sobre la Unión Europea con el gas como arma principal, aunque desde Berenberg creen que el riesgo de racionamiento está “retrocediendo un poco semana a semana”.

Holger Schmieding, economista jefe de la firma alemana, destaca que el ritmo de almacenamiento de gas del Viejo Continente es “ligeramente más lento” desde el cierre del gasoducto Nord Stream 1, pero también “satisfactorio”: esta semana, el almacenamiento ha superado el 84% entre los Veintisiete, frente al 82% con el que comenzó la pasada semana.

Por su parte, Alemania, uno de los países más expuestos al gas, se acerca al 90% de almacenamiento, muy cerca del objetivo del 95% marcado por Bruselas. Francia (94%), Italia (86%) o España (86%) también se encuentran en una situación positiva para pasar con menos apuros de los esperados el invierno.

Asimismo, desde Berenberg señalan que la caída del precio del gas a los 190 euros por megavatio hora (MWh) del pasado lunes no durará; de hecho, este pasado miércoles superaron los 210 euros/MWh. “Es posible que haya sido impulsado por las esperanzas exageradas de que la guerra podría terminar pronto y que Rusia volvería a abrir los gasoductos”, indica Schmieding, quien recalca que “no apostaría por ello”.

Las perspectivas, indica, son “demasiado inciertas” y los precios del gas “son demasiado volátiles para ello”. Sin embargo, “la creciente confianza en que Europa es ahora menos dependiente de Rusia y puede pasar el invierno sin medidas desesperadas, como el racionamiento generalizado del gas, podría contribuir a calmar el mercado, incluso si la guerra se prolonga”.

Además, el economista jefe del banco teutón destaca que los últimos datos demuestran que “Rusia ha dejado de ser un mercado importante para Europa” y que “la duración de la guerra y el destino de la economía rusa no son muy relevantes para la economía europea y estadounidense, al menos no directamente”.

“Las exportaciones de bienes de la eurozona a Rusia cayeron a un mero 0,3% del PIB de la eurozona en el segundo trimestre de 2022, frente al 0,6% de la primavera de 2021”, explica. Sin embargo, añade, la disponibilidad y el precio del gas natural “determinarán probablemente las perspectivas de la actividad económica y la inflación en Europa más que cualquier otro factor hasta al menos el verano de 2023”.

Schmieding recalca que la previsión de Berenberg es que los precios del gas en Europa se asienten algo por debajo de los 250 euros/MWh este invierno, una cantidad que disminuirá “modestamente” a partir de entonces. En este sentido, cabe destacar que la Comisión Europea ha rechazado extender la ‘excepción ibérica’ al resto del club comunitario y tampoco ha visto oportuno establecer un precio máximo para el gas importado tanto de Rusia como del resto del mundo, una medida tan demandada por algunos socios como criticada por otros.

“Si, por el contrario, los precios se establecieran muy por debajo de 200 euros/MWh, la recesión europea podría ser más superficial y el pico de inflación más bajo de lo que proyectamos actualmente”, agrega. “Por una vez, el balance de riesgos de nuestras previsiones ya no se inclina hacia resultados más negativos”, sentencia.

“SERÁ LA ÚLTIMA GUERRA DE RUSIA”

Schmieding también ha ofrecido su visión sobre las consecuencias que los últimos acontecimientos pueden tener en la escena geopolítica, destacando que, pese a los últimos avances de Ucrania, “la guerra parece estar muy lejos de su final y aún podríamos ver sorpresas negativas”. “Sin embargo, la contraofensiva ucraniana podría tener consecuencias más allá del campo de batalla”, explica el economista jefe de Berenberg.

En primer lugar, el experto de la firma alemana cree que las victorias de Ucrania demuestran que Europa es “un lugar más seguro” que antes. “El revés militar de Rusia refuerza la opinión de que ésta es la última gran guerra convencional que Putin (¿o un sucesor ultranacionalista?) podrá librar”, añade.

En este sentido, Schmieding considera que todo apunta a que la economía rusa “va a descender a una recesión que se profundiza gradualmente”, algo que “con el tiempo, podría poner en peligro el actual y firme control del poder por parte de Putin”.

“El imperio soviético fue historia unos 10 años después de que la Unión Soviética invadiera Afganistán en 1979”, destaca el experto germano, al tiempo que destaca que “los crecientes costes de una guerra que no le va bien a Putin, los costes de la supresión de la disidencia interna y el lento pero pernicioso impacto de las sanciones probablemente hará caer la economía rusa más rápido de lo que se desmoronó la Unión Soviética hace unos 30 años”. “Rusia puede ser un lugar muy diferente dentro de 5 años”, añade.

“Putin está tratando de volver a erigir un imperio en Rusia, pero posiblemente conseguirá lo contrario”, explica Schmieding. Este experto cree que la guerra del Donbás de 2014 impulsó el nacionalismo Ucrania que ahora está “apuntalando la firme resistencia de Ucrania frente a la maquinaria militar rusa”. Asimismo, señala que el “brutal ataque” de este año “probablemente asegurará que Ucrania vea su futuro en Europa y desconfíe de Rusia durante un largo tiempo”. “Una Rusia debilitada posiblemente verá cómo será más difícil y caro apuntalar el régimen de Lukashenko en Bielorrusia y dominar a otras antiguas repúblicas soviéticas en su frontera sur”, agrega.

Asimismo, el economista jefe de Berenberg opina que el éxito ucraniano “probablemente reforzará la cohesión de la OTAN y la UE”, así como su disposición a apoyar a Ucrania. “Desinflará a quienes, en los márgenes de la política europea, preferirían llegar a un acuerdo con Putin a costa de Ucrania”, explica. También, opina, reforzará la determinación “de aquellos que están decididos a enfrentarse a Putin, aunque un invierno sin gas ruso pueda ser sombrío”.

Más allá del Viejo Continente, Schmieding también considera que Taiwán y el comercio mundial, por extensión, pueden ser un poco más seguros. “Ucrania está demostrando lo que la resistencia decidida contra un agresor numéricamente superior puede lograr con la ayuda de las modernas armas occidentales (y la inteligencia). Al menos durante un tiempo, China puede tener otra razón para no atreverse a invadir Taiwán”, explica el alemán.

Respecto al gigante asiático, el experto de Berenberg subraya el “interés claro” de China y Rusia de mantener una “cooperación estrecha”. Por un lado, China “está contenta de causar problemas en Occidente y posiblemente no le importe convertir gradualmente a Rusia en su obediente socio”. Por otro, Rusia “puede intentar utilizar a China como el gran mercado alternativo para sus exportaciones de materias primas y como un cauce para eludir las sanciones occidentales”.

Sin embargo, destaca Schmieding, China “está siendo frenada por sus crecientes problemas económicos internos”. El gigante asiático, subraya, “necesita comerciar con Estados Unidos, Europa y Japón mucho más de lo que se podría beneficiar de acompañar a Putin”. “Por lo tanto, esperamos que China no rompa abiertamente las sanciones occidentales contra Rusia. Tanto para China como para Rusia, con sus muy diferentes percepciones de la historia, incluida la de lo que hoy es el Extremo Oriente ruso, podría ser una frágil alianza que podría no sobrevivir a Putin”, concluye.

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