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Banco de España.

"¿Volverá la inflación? Ojalá, pero lo dudo mucho". Con esta respuesta tan rotunda ha comenzado Ricardo Gimeno, jefe de la división de Análisis e Inteligencia de Mercados del Banco de España (BdE), una ponencia organizada por GVC Gaesco sobre uno de los temas más candentes ahora mismo en los mercados: la vuelta de la inflación, con una subida sostenida en el tiempo que pueda acabar penalizando la recuperación económica.

Gimeno ha enumerado, uno a uno, los motivos que llevan a pensar en esa vuelta de la inflación que tanto preocupa actualmente para, posteriormente, desarmar también uno a uno todos ellos.

"Hay muchísimas razones para decir que la inflación está volviendo, pero yo dudo mucho que se produzca. Creo que ninguna de las justificaciones que se argumentan se va a producir", ha afirmado.

Uno de los motivos que se esgrime para explicar unos niveles altos de inflación es "echar la culpa a los bancos centrales" por ampliar de forma muy grande el tamaño de sus activos. Esto deriva en que podría provocar un aumento de la base monetaria y que esto tenga un efecto en la inflación.

También se ofrece como causa de la inflación que los hogares han incremento muchísimo su ahorro debido a que los ciudadanos se han quedado en casa por la pandemia. "Se dice que, cuando acabe la pandemia, todo ese ahorro embolsado va a salir, aumentando el consumo y tirando para arriba de la inflación", explica Ricardo Gimeno.

Se habla igualmente de una recuperación económica de una intensidad tan fuerte que necesariamente debería llevar a la existencia de inflación. Este crecimiento económico ya se está notando en caídas en las tasas de paro. Se argumenta que puede llegar un momento en que la tasa de paro sea tan baja que provoque escasez de trabajadores, lo que lleve a las empresas a pelear por ellos aumentando los salarios, con el consiguiente efecto inflacionista.

El aumento de la deuda pública debido a la crisis es otra de las razones que se da para anticipar una vuelta de la inflación. "Este incremento podría llevar a una pérdida de confianza en las economías y una salida de fondos, con un descenso de la divisa que tendría efecto sobre la inflación", afirma este economista.

Las subidas en los precios de las materias primas, que podría acabar teniendo efectos también sobre costes, precios e iniciar otra espiral de inflación, es otro de los motivos que se destacan, con especial foco en lo que se está viendo en el petróleo.

Sin embargo, Gimeno cree que nada de esto se va a cumplir. Ni la subida del petróleo es tan fuerte como la pintan -"lo único que ha hecho es volver al precio que tenía antes del derrumbe del año pasado"-; ni la gente va a empezar a gastar el ahorro de forma desatada -"no tendría demasiado confianza en que ese ahorro se vaya a transformar en los locos años 20"-; ni el calentamiento de la economía va a ser tan intenso; ni las tasas de desempleo son como se presentan, sino que hay datos "engañosos"...

"En las previsiones que hace el fondo de crecimiento, (la economía de EEUU) apenas es capaz de volver a la tendencia que había antes de esta crisis (desde 2009 a 2019) y, además, esa vuelta ni siquiera será permanente, sino momentánea. Más que un recalentamiento de la economía, lo que parece es que habrá una vuelta a la tendencia anterior, como mucho", matiza.

En estas condiciones, las expectativas de inflación nos dicen que se acercan a niveles cerca del 2% en Europa, afirma Gimeno. En EEUU, está por encima, "pero no demasiado por encima (2,5%)". "En cuanto a las sendas que predicen la inflación en el futuro, en Europa ni siquiera con este aumento de las expectativas seriamos capaces de llegar a esas tasas del 2%. En EEUU se habla del 3% en los años próximos, pero habría una tendencia a la moderación hasta no llegar a más del 2,5%. Y eso implica que esta subida de la inflación sería temporal", concluye.

EPISODIOS ANTERIORES

Gimeno hace referencia a situaciones similares del pasado que refuerzan su idea de que no estamos ante una vuelta de la inflación. Así, recuerda que en 2008 preocupó mucho la subida de la inflación que se estaba produciendo, repitiéndose gran parte de los argumentos que se están dando ahora.

"Los precios llegaron al 4% y el eurosistema subió tipos justo dos meses antes de que quebrara Lehman. En ese momento se consideró que era necesario un cambio en la política monetaria, y desde entonces aparece publicado en todas partes la 'metedura de pata' de Trichet. Los banqueros centrales van a esperar más ahora", anticipa, añadiendo que la Fed todavía tiene mucho margen para reaccionar respecto a la inflación.

En 2011 sucedió algo similar y se empezaron a subir tipos de interés. "Lo que comprobamos después es que no hubo eso, sino una crisis de deuda soberana. De hecho, nos costó mucho salir de esa caída de la inflación y nos obligó a empezar a aplicar programas de compra", añade.

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