• Un encuesta realizada por 'Bolsamanía' constata que la fiscalidad es el único gancho
  • La rentabilidad se confirma como la gran asignatura pendiente de la industria española
pensiones

El debate cada vez tiene más protagonismo. Por fin. El futuro de las pensiones públicas está ya sobre la mesa de los políticos en un contexto marcado por el envejecimiento de la población y la mayor esperanza de vida, un cóctel que mete en aprietos al sistema público. Lo curioso es que ni esta incertidumbre ni las encuestas que reflejan la mayor preocupación de los españoles por estos asuntos están impulsando la industria de los fondos de pensiones privados, cuyo desarrollo sigue sin producirse.

"Los fondos de pensiones no son más que un instrumento para desgravar y diferir el pago de impuestos. Nada más". Así de categórico se muestra un experto financiero que prefiere no ser citado. Y lo hace para poner de relieve el único atractivo que, hasta la fecha, tienen los fondos de pensiones para el gran público: el trato fiscal que reciben mientras se producen las aportaciones. A diferencia de otros productos de inversión colectiva, como los fondos de inversión, la fiscalidad parece ser lo único que se tiene presente, mientras que la rentabilidad continúa quedando en un increíble segundo plano.

Así lo confirma una encuesta realizada en 'Bolsamanía' durante la última semana. Pregunta a los usuarios los motivos por los que invierten en planes de pensiones y se ofrecían cuatro opciones: Por su fiscalidad, Por su rentabilidad, Porque es la única alternativa a la pensión pública que conozco y No invierto en planes de pensiones. Y los datos no pueden ser más elocuentes.

De los 604 votos recibidos, 314, el 52%, se inclinan por la opción de 'No invierto en planes de pensiones'; 178, el 29,5%, reconocen que es por el tratamiento fiscal que reciben; 104, el 17,2%, confiesan que no invierten en planes; y tan solo 8, es decir, el 1,3%, lo hacen por su rentabilidad.

PERSISTE LA ESTACIONALIDAD

Estos datos evidencian que los fondos siguen sin explotar la creciente preocupación existente con respecto a las pensiones públicas. Pese al convencimiento de que las pensiones públicas caerán en el futuro y pese a que, según un estudio realizado por Mapfre, 8 de cada 10 personas creen que su pensión será insuficiente para mantener su nivel de vida, los fondos de pensiones no dan con la tecla para aprovechar esta situación. Y el dinero invertir en ellos así lo constata.

Según los datos de la patronal Inverco, el patrimonio acumulado en fondos de pensiones a finales de septiembre alcanzaba los 68.315 millones de euros, una cifra que, pese a ser la más alta de siempre, constata cómo se encuentra España en este terreno, puesto que sólo representa el 6,2% del Producto Interior (PIB) español. Sólo sumando el patrimonio de los planes de empleo -35.346 millones- y los asociados -920 millones- se superan los 100.000 millones para que al ahorro privado complementario se acerque al 10% del PIB. En 2015, la media en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) se situaba en el 84,5% del PIB.

Esta realidad convive con otra: la extraordinaria estacionalidad de los fondos de pensiones. Sólo existen en los dos últimos meses de cada año, que es cuando las grandes entidades los comercializan y los promocionan en sus escaparates y en sus campañas publicitarias. Así, y por mucho que los fondos de pensiones estén abiertos todo el año y se puedan hacer aportaciones cuando se quiera -las gestoras ofrecen la opción de crear una regla automática realizar aportaciones periódicas-, lo cierto es que los partícipes sólo hacen aportaciones a final de año. Y se debe a dos motivos fundamentales: el primero, que es cuando saben si van a tener margen para destinar algo de dinero a la pensión privada; y el segundo, que es cuando hacen sus cábalas para pagar menos a Hacienda y recuerdan que los fondos de pensión desgravan y difieren el pago de impuestos. Es decir, de nuevo por una cuestión fiscal.

¿Y QUÉ HAY DE LA RENTABILIDAD?

En todo este escenario, la rentabilidad queda en un llamativo segundo plano, algo que no ocurre con ningún otro activo o producto financiero. Y que, según fuentes del sector, pone de relieve que los fondos de pensiones aún tienen pendiente su auténtica configuración como industria. Se expone que viene a ser como un 'bucle melancólico': como no hay mucho patrimonio, los mejores gestores no están en estos productos, de ahí que su rentabilidad tampoco sea boyante, aunque tampoco importa tanto, porque la clave es la fiscalidad, y como la clave es la fiscalidad y la rentabilidad es secundaria pues tampoco se hace demasiado por potenciar esa rentabilidad. Y así ni el patrimonio ni las rentabilidades terminan de despegar.

Según los datos de Inverco, la rentabilidad media anual de los productos con 25 años de trayectoria se sitúa en el 4,8%. Acotando la perspectiva a los 10 últimos años, el rendimiento medio se modera al 2,3%. Pero el desglose por categorías ofrece otra perspectiva. Dentro del bloque de fondos de pensiones de renta variable, 47 de los 111 productos de los que Inverco da datos a 10 años muestran pérdidas, para una rentabilidad media del 0,75%. Es decir, 4 de cada 10. En renta variable mixta, 12 de 106, para una rentabilidad media del 1,2%.

Alejándose del riesgo, no hay tantos productos en 'números rojos', pero tampoco brilla la rentabilidad. A 10 años, sólo 14 de los 73 productos -1 de cada 5- de renta fijo a corto plazo superan un rendimiento anual del 2%, para una rentabilidad media del 1,4%. La fotografía de los productos de renta fija a largo plazo mejora, con una rentabilidad media del 2,5% en la última década y con 32 de los 41 fondos rentando más de un 2% anual.

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