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La actividad de los sectores manufacturero y de servicios de China se ha contraído en marzo, según los datos publicados este jueves en medio del resurgimiento del coronavirus en el país.

El índice oficial de gerentes de compras del sector manufacturero ha caído a 49,5 puntos, desde los 50,2 de febrero, de acuerdo con los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas. Esta ha sido la lectura más baja desde que bajó a 49,2 puntos en octubre.

El PMI no manufacturero oficial, que mide el sentimiento empresarial en los sectores de los servicios y la construcción, ha caído a 48,4 puntos en marzo desde los 51,6 de febrero. Esta ha sido lectura más baja desde que perdiera hasta los 47,5 en agosto.

Una lectura por encima de 50 significa una expansión de la producción, mientras que una lectura por debajo de esa cifra indica una contracción.

El gobierno ha dejado claro que la prioridad es contener los brotes del Covid-19 de la variante Ómicron, lo que indica que está dispuesto a sacrificar el crecimiento a corto plazo, si es necesario

"El sector manufacturero se ha debilitado debido a que los brotes de Ómicron en muchas ciudades chinas han provocado cierres y una interrupción de la producción industrial. Como el cierre de Shanghái sólo se ha producido a finales de marzo, es probable que las actividades económicas se ralenticen aún más en abril", afirma Zhang Zhiwei, economista jefe de Pinpoint Asset Management, añadiendo que, "El gobierno ha dejado claro que la prioridad es contener los brotes de Ómicron, lo que indica que está dispuesto a sacrificar el crecimiento a corto plazo, si es necesario".

Las autoridades de Shanghái ordenaron el domingo un cierre brusco que abarcó diferentes partes de la ciudad durante ocho días.

Se han producido grupos de brotes en muchos lugares de China. Junto con un aumento significativo de la inestabilidad geopolítica internacional, las actividades de producción y funcionamiento de las empresas chinas se han visto afectadas en cierta medida, como recoge 'South China Morning Post'.

China ha advertido de los fuertes vientos en contra a los que se enfrenta su economía este año, como el debilitamiento de las expectativas, la contracción de la demanda y las perturbaciones de la oferta.

Ha fijado su objetivo de crecimiento del producto interior bruto (PIB) para 2022 en "alrededor del 5,5%".

El miércoles, el gabinete chino se comprometió a estabilizar la economía y pidió a los funcionarios que eviten medidas que perjudiquen las expectativas del mercado, mientras el gobierno lucha por controlar los brotes de Covid-19 en todo el país, incluido el centro financiero de Shanghái.

El Banco Popular de China (PBOC) reafirmó que intensificará la magnitud de la política monetaria y la hará más previsora, específica y autónoma, según la declaración publicada a última hora del miércoles.

China apunta a un modesto crecimiento del PIB del 5,5% en 2022, alegando presiones económicas.

Los principales dirigentes financieros se comprometieron a principios de este mes a suavizar las medidas reguladoras, apoyar el sector inmobiliario y estimular la economía mediante la política monetaria.

Sin embargo, aún no se han tomado muchas medidas concretas. Los economistas han retrasado su previsión de un nuevo recorte de las reservas obligatorias de los bancos hasta el segundo trimestre. También se espera una reducción del tipo de interés de los préstamos políticos a un año en ese trimestre, según una encuesta de 'Bloomberg'.

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