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El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Reino Unido avanzó en enero de manera inesperada, alcanzando máximos de seis meses, gracias a la subida en el precio de la gasolina y a la caída de las tarifas aéreas más pequeña de lo habitual, según los datos publicados este miércoles por la oficina de estadística británica (ONS).

En concreto, la inflación aumentó hasta el 1,8% en tasa anual, en comparación con el 1,3% de diciembre, con lo que se sitúa cerca del objetivo del 2% del Banco de Inglaterra. El organismo dijo en enero que esperaba que la inflación se mantuviera por debajo de su objetivo hasta 2020, tocando un fondo de alrededor del 1,2% en el tercer trimestre de este año.

"El aumento de la inflación es en gran parte el resultado de la subida de los precios de los combustibles y de que las tarifas aéreas cayeron menos que hace un año". Además, "los precios de la electricidad no cambiaron este mes, pero cayeron respecto al año anterior debido a la introducción del límite de precios de la energía", ha dicho el jefe de estadística de la ONS, Mike Hardie.

Los precios del combustible subieron un 4,7% en comparación con el año anterior, marcando el mayor aumento desde noviembre de 2018.

Por su parte, la inflación subyacente, es decir, la que no tiene en cuenta la energía, el combustible, el alcohol y el tabaco, aumentó hasta el 1,6% desde el 1,4% de diciembre.

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