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El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda.

La medida preferida por el Banco de Japón, la inflación sin alimentos frescos, aumentó hasta un máximo de tres décadas en agosto, con un 2,8% interanual, superando las expectativas de los analistas, que la situaban en el 2,7%.

El IPC general subió hasta el 3,0% en términos interanuales (desde el 2,6% de julio) y se incrementó al 0,4% mensual.

Pese a esta referencia, los analistas esperan que el Banco de Japón se reafirme en su postura en la reunión de este jueves y no endurezca su política monetaria.

"Esperamos que el Banco de Japón se mantenga firme, ya que la inflación sigue estando impulsada en gran medida por los precios de la energía y los alimentos", comentan los analistas de Danske Bank.

"Sin embargo, hay que tener en cuenta que la inflación subyacente también aumentó del 0,4% interanual en julio al 0,7% en agosto, y que la caída del yen está aumentando las presiones inflacionistas, ya que el dólar ha ganado un 25% frente al yen este año", reconocen.

Los economistas de Pantheon subrayan que la inflación japonesa sigue reflejando factores de empuje de los costes, más que el recalentamiento de la demanda interna. "Esto concuerda en gran medida con las previsiones del Banco de Japón, que considera que la inflación se enfriará con bastante rapidez a principios de 2023", señalan.

Añaden estos expertos que la debilidad del yen también debe desempeñar un papel en esta fase y será "el verdadero objetivo" de la reunión del Banco de Japón de este jueves. "Esperamos que el gobernador Kuroda no cambie su mensaje sobre la inflación o la moneda y que el Ministerio de Finanzas tome la iniciativa en este último aspecto", explican.

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