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El representante de España en Eurovisión, Blas CantóMARÍA VILLANUEVA / EUROPA PRESS - Archivo

Tras la suspensión de 2020 a causa de la pandemia, el Festival de la Canción de Eurovisión, que este año se ha celebrado en Róterdam (Países Bajos), ha vuelto a suscitar la atención de millones de espectadores, lo que demuestra que sigue siendo un negocio de 'twelve points' que continúa siendo rentable pese al Covid-19. En la final, que se disputó el sábado y que ganó finalmente Italia, España quedó antepenúltima con Blas Cantó y su balada 'Voy a quedarme'.

Se trata de un concurso televisivo de carácter anual en el que participan intérpretes representantes de las televisiones (en su mayoría públicas) cuyos países son miembros de la Unión Europea de Radiodifusión (UER). En 2015, logró el récord Guinness al convertirse en la competición musical televisiva más longeva del mundo.

COSTE PARA RADIO TELEVISIÓN ESPAÑOLA

Desde 2011, Radio Televisión Española, corporación que emite el festival, ha gastado 9,27 millones de euros en la producción de las galas del festival y en las galas previas en las que se seleccionan a los candidatos o las canciones, según datos recogidos por 'Maldita', a los que habrá que sumar los 617.403 euros previstos para esta edición.

Los derechos de retransmisión que España debe abonar a la UER para poder emitir el programa suponen el mayor desembolso, unos 300.000 euros anuales. Por detrás quedan otros capítulos, como el gasto en personal técnico y el gasto en las productoras externas.

Estas cifras, defienden desde la cadena pública a la hora de seguir apostando por Eurovisión, son similares a las invertidas en producir un solo capítulo de la serie como 'Cuéntame cómo pasó', y muy inferiores a las de emitir un partido de la Selección Española de Fútbol. Es por ello que el ente no se plantea abandonar el concurso pese a los decepcionantes resultados que nuestros artistas suelen cosechar.

"Eurovisión es una oportunidad muy importante para promover nuestro país y nuestra cultura", destacan los eurofans, quienes reclaman que España refuerce su apuesta por el festival si quiere volver a estar entre las favoritas para ganar el concurso.

BENEFICIOS DE ORGANIZAR EL FESTIVAL

Respecto al coste de organizar el festival (cometido que recae en el país ganador del certamen del año anterior), cabe señalar que los presupuestos se disparan, pero también que los beneficios suelen ser muy superiores.

En este sentido, Victoria Torre, responsable de la oferta digital de Singular Bank, argumenta que el beneficio económico de organizar el festival depende del despliegue efectuado por el país anfitrión y también de otros factores, como el atractivo turístico de la ciudad, la facilidad de acceso y el momento económico de la celebración del festival.

Así, en el caso de Lisboa, que albergó el concurso en 2018 y es una de las ciudades que más rendimiento obtuvo, el coste de la organización se cifró en unos 22 millones de euros, inversión que fue recuperada con creces gracias a los más de 60.000 visitantes que acudieron a la cita, con un retorno aproximado de 100 millones de euros por el gasto en aerolíneas, restaurantes, hoteles, alquiler de coches y otros comercios.

Peor balance obtuvo Tel Aviv en 2019 tras realizar una inversión estimada de 28,5 millones de euros y recibir, tan solo, a 5.000 turistas; o Bakú (Azerbaiyán) en 2012. "No todos los certámenes son igual de beneficiosos para el país anfitrión", remarca Torre, quien añade que "cuando los desplazamientos de los turistas son más complicados, los costes pueden ser superiores a los ingresos".

En este 2021, el Gobierno neerlandés ha dado el visto bueno a la presencia de 3.500 espectadores de forma segura en cada uno de los shows de Eurovisión (20% del aforo), lo que mitiga gran parte de los malos presagios que se cernían sobre esta edición, la número 65. Así, sin el bullicio típico de los eurofans en las calles y con una exigua recaudación por entradas, el negocio para Róterdam será menor que el obtenido por otras ciudades en años anteriores. Sin embargo, sí se beneficiará del escaparate televisivo de la cita. "Además del impacto a corto plazo, organizar el festival supone una oportunidad para dar a conocer la riqueza del país como destino turístico", explica la citada analista de Singular Bank.

De hecho, Eurovisión es el evento de música en directo más seguido del mundo. En 2019, contó con una audiencia global por televisión de 182 millones de espectadores, cifra a la que hay que sumar los 40 millones de espectadores únicos que aportó YouTube en la semana del evento. Solo en nuestro país, la final fue vista por 5,5 millones de telespectadores, lo que se tradujo en un 36,7% de cuota de pantalla.

ESPAÑA EN EUROVISIÓN: CURIOSIDADES

Entre las curiosidades, mencionar que España tiene siempre la final asegurada por formar parte, junto a Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, del grupo de los 'Big Five', los cinco mayores contribuyentes a la UER.

Respecto a los triunfos obtenidos, nuestro país ha ganado solo dos veces el festival: en 1968, con el 'La, la, la' de Massiel en Londres; y el año siguiente, en 1969, con Salomé interpretando 'Vivo cantando' en el Teatro Real de Madrid. Asimismo, fuimos segundos en cuatro ocasiones (1971, 1973, 1979 y 1995) y terceros en 1984. Peor suerte, tuvimos en 1962, 1965 y 1983, cuando no logramos ningún punto.

En lo que va de siglo XXI, el 'Dile que la quiero' de David Civera fue nuestra mejor actuación (sextos en la edición de Copenhague de 2001); al tiempo que la máxima audiencia del certamen en España se consiguió en 2002, cuando Rosa López cantó 'Europe's Living a Celebration', seguida por la controvertida interpretación de Rodolfo Chikilicuatre (David Fernández) en 2008.

Muy comentada fue también la actuación de Azúcar Moreno en 1990, cuando un fallo técnico provocó que la música grabada entrara a destiempo; o la de Daniel Diges en 2010, que se vio deslucida por la presencia de un espontáneo.

En cuanto a las puntuaciones, nuestros vecinos de Portugal son los que más nos suelen votar en el festival, seguidos por los franceses y los suizos. Por su parte, Alemania es el país al que más se ha votado desde España, seguido por Italia y Portugal.

VALORES HOLANDESES CON POTENCIAL

Para acabar, y aprovechando que el festival de este año se celebra en Holanda, Victoria Torre resalta el potencial que, en su opinión, tienen dos cerveceras de ese país: Heineken y AB InBev. De la primera comenta que cuenta con una "buena gestión, una interesante exposición a países en crecimiento, como México y Brasil, una rentabilidad del flujo de caja del 5% con una deuda controlada y que podría participar en alguna operación de fusión o absorción". "Su cotización actual implica un recorrido adicional cercano al 10% hasta sus niveles previos a la pandemia", prosigue.

Sobre AB Inbev, la mayor cervecera del mundo, Torre subraya que se trata de otro título con margen alcista frente a su nivel anterior a la pandemia y "cuyo atractivo se basa en su alta exposición a mercados emergentes; en su elevada rentabilidad del flujo de caja (6% pero con deuda); y en que se encuentra en un proceso de desapalancamiento".

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