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La economía española podría entrar en recesión técnica en el primer trimestre de 2023 y no recuperaría los niveles de 2019 hasta principios del 2024, sin embargo, "vamos a crecer más que Europa". De hecho, el Viejo Continente es el gran perdedor de la situación actual.

El informe sobre estrategia de Renta 4 así lo señala recogiendo las previsiones de diferentes organismos. Así, en el caso de la Comisión Europea las proyecciones apuntan a un crecimiento de España del 4,5%, 1% y 2% para 2022, 2023 y 2024, respectivamente, mientras que para la zona euro calculan que será del 3,2%, 0,3% y 1,5%.

En el caso de la OCDE, los cálculos del Producto Interior Bruto (PIB) español los fija en el 4,7%, 1,3% y 1,7%, mientras que para la eurozona serían del 3,3%, 0,5% y 1,4%, para esos tres años. Por su parte, las estimaciones del FMI pasan por un crecimiento de España del 4,3%, 1,2% y 2,6%, frente al 3,1%, 0,5% y 1,8% de la zona euro para 2022, 2023 y 2024.

Respecto a nuestro país, los expertos de Renta 4 consideran que su crecimiento se verá afectado por la pérdida de poder adquisitivo y una menor demanda externa ante la desaceleración del turismo y el comercio de bienes.

"Esperamos una recesión técnica en varias economías avanzadas, dependiendo su intensidad y duración de la evolución de la inflación y la política monetaria, aunque en principio barajamos una recesión de baja intensidad", explican en Renta 4, que marcan el escenario de 2023 con estanflación en algunas economías principales. Según prevén, habrá un crecimiento "muy débil", por debajo del 1% en casi todas las economías desarrolladas "y con recesión técnica en algunos casos, inducida por bancos centrales para reducir inflación".

¿Y qué pasará con los precios? Tras mostrarse persistentemente alta en 2022, se espera una moderación de la inflación en 2023, aunque a un ritmo lento. De hecho, no prevén que la inflación converja al objetivo del 2% del Banco Central Europeo (BCE) hasta más allá de 2024, pese a que creen que la desaceleración económica y la mejora en las cadenas de producción deberían ir propiciando una mejora a medio plazo de los niveles de inflación. Según la presidenta del organismo, Christine Lagarde, la incierta evolución de la energía hace que aún no podamos hablar de techo en el Índice de Precios de Consumo (IPC) a pesar de la moderación vista en noviembre.

Es más, en este sentido, Europa sale peor parada debido a su dependencia energética. "El shock energético complica encontrar un techo a la inflación", remarcan en la entidad. "Europa ha mejorado significativamente su nivel de inventarios, el invierno 2022/23 no sería el problema, pero el de 2023/24 podría ser más duro y los precios energéticos podrían mantenerse elevados", añaden.

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